Creer que esta tierra estuvo bajo el agua durante muchos años, imposible. No puedo imaginar que todas estas montañas fueron las profundidades de un océano y después tuvieron que desaparecer para empezar otra forma de vida; una vida forzada por el hombre para levantar aquí un ejido con el nombre de San Juan de Oriente.
Son las 5:30 de la tarde. Un hombre arriba de una motocicleta termina su coca cola y arroja el envase a un lado del camino. A esta hora se sienten más los 17 grados centígrados y el aire mueve las hierbas que crecen en este lugar, como algo tan común.
Es el paraje del altiplano tamaulipeco. Muy cerca del municipio de Jaumave, se localiza esta comunidad que de noche, la luz de la luna ilumina el camino por el color blanco de su tierra, y debido a su aridez, mantiene empolvado todo a su alrededor.
Esta ruta fue identificada por el ex gobernador MANUEL CAVAZOS LERMA, como el corredor comercial más importante de América, porque su trazo permite el flujo comercial de los Estados Unidos hacia el centro del país, por eso se construyó Rumbo Nuevo, un nuevo tramo asfáltico que evitó conducir por lo alto de las montañas.
Me paro junto al hombre de la motocicleta y le pregunto si está cerca el pueblo. Sí, me dice, ahí nomás cerquita. Y así era, 300 metros del paradero y aparecieron las primeras casas. Desde la calle se puede ver hasta adentro de sus predios.
La tierra se muestra poco generosa con ellos, no tienen computadoras ni drenaje, y viven de lo poco que logran vender en la carretera. Ahí en la carretera, ofrecen chile, chochas, y panecillos
Llego hasta una choza donde una mujer elabora en sus dos grandes hornos de tierra y cemento, todo tipo de panecillos: tostado de sal, chichimbrés, empanadas, pemoles, y gorditas de horno.
Ella me ve de reojo y sigue platicando y doblando la harina que pronto se convertirá en una deliciosa empanada de calabaza.
Junto a ella, un niño que quizás sea su nieto, se encarga de hornear todo lo que ella hace.
Cuando uno pregunta en Victoria dónde elaboran esos panecillos que venden en cualquier esquina, rápido te dicen: en San Juan de Oriente, por eso vine hasta aquí, para conocer este lugar, adornado con un gran arco de cantera rosa para dar la bienvenida a los visitantes, y más adentro sus calles pavimentadas de piedra como en Italia, y la gente en sus casas con letreros para proteger el inmueble, patrimonio de la humanidad. San Juan de Oriente es famoso por sus panecillos, ojalá y un día reclamen el lugar que merecen, mientras eso pasa, el viento sigue moviendo las hierbas que crecen en este lugar como algo tan común.
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