Pues en efecto: ahí estuvieron este fin de semana.
Muy sonrientes, muy atentos y muy cordiales.
Como en los buenos tiempos.
Se trata de los integrantes de la clase política del PRI en Matamoros, que fueron convocados a un evento denominado La Gran Posada de la Unidad, mismo que fue presidido ni más ni menos que por el gobernador Egidio Torre Cantú en su calidad de Primer Priísta del Estado.
El ambiente, de gran fraternidad, camaradería y optimismo sobre lo que habrán de separar la Navidad, el Año Nuevo y sobre todo, el proceso electoral 2016, en el que se renovarán alcaldías, diputaciones locales y gubernatura.
Optimismo por parte de los priistas que anhelan recuperar la alcaldía que perdieron en las urnas en contra de la panista Norma Leticia Salazar Vázquez y sus aliados.
El problema es que este clima de unidad y compañerismo entre los priistas tiene fecha de caducidad próxima a vencer.
Y ésta se dará precisamente en cuanto se designe a los candidatos y candidatas que habrán de representar al PRI en el próximo proceso electoral.
Porque inexplicablemente, a pesar de los errores, el equipo del gobernador Torre Cantú le sigue apostando a la estrategia de darle carta abierta a los integrantes del Club de las Cabecitas Calientes para que se promuevan como aspirantes a un cargo.
Y porque se emocionan tanto, que la bufalada se suelta sin ton ni son. Algunos hasta consiguen patrocinadores o rompen el cochinito seguros de que habrá premios de consolación. Y cuando estos no llegan, comienzan los problemas.
Hay que recordarlo, la derrota de 2013 en Matamoros fue un asunto multi factorial.
En torno a ese fracaso se tejieron muchas historias de traición y bajas pasiones.
Hay personajes que podrían dar un testimonio directo del tema. Entre ellos: El ex alcalde Alfonso Sánchez Garza, el ex candidato Salvador Treviño Garza, los ex candidatos a diputados locales Jesús de la Garza, Raúl González García y Lolis de la Garza Berlanga. También podrían decir cosas interesantes al respecto el ex dirigente municipal del PRI Guadalupe Reyes Pérez, el ex alcalde Erick Silva Santos y su hermano gemelo Héctor.
Las reglas de la institucionalidad priista les prohíben hacer señalamientos. Y por supuesto, a algunos de ellos el instinto de supervivencia. Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, decía el tristemente célebre Tlacuache Garizurieta.
Y es que muchos de los alegres asistentes a la Posada de la Unidad saben y están conscientes de que Matamoros tiene componentes políticos especiales. Y muchos de los que se fueron a tomar las fotos con el Primer Priísta de Tamaulipas saben (y lo comentan de dientes para adentro) que el gobernador no tiene el mismo peso de activo político en esta plaza que en la capital del estado, Reynosa o Tampico.
Y que los aciertos y errores cometidos desde el principal espacio de poder político en Tamaulipas, pasarán factura en la próxima elección.
A favor y en contra, por supuesto.
Y es por eso que la famosa unidad de la esplendorosa posada priista de Matamoros, tiene la firmeza de un castillo de naipes.
Al tiempo.
DE BOTEPRONTO: Las tragedias políticas del PRI en Matamoros no significan necesariamente que en la banqueta de enfrente las cosas marchen de maravilla. De hecho, hay quienes se preguntan si la supuesta aspiración gubernamental de Leticia Salazar no es otra cosa que una cortina de humo para tratar de salir decorosamente de la encomienda antes de que su palacio de cristal se desmorone desde adentro. Y corresponderá a la joven alcaldesa tomar una delicada decisión: tratar de escalar un peldaño más en su carrera política o buscar la continuidad de su grupo -que no necesariamente de su partido- en el gobierno municipal. No está nada fácil.
Twitter: @miguelisidro
