Presumen de muchas cosas, y adolecen de otras muchas, como es la formalidad y el cumplimiento como entes oficiales.
El Instituto Nacional Electoral tiene yerros importantes, aunque es justo reconocer que también los aciertos le permiten tener una posición envidiable en comparación con dependencias gubernamentales de los tres niveles, y que se caracterizan por la falta de compromiso y de servicio.
Recordamos, por ejemplo, el pésimo servicio de la Secretaría de Educación Pública, donde los trámites burocráticos duermen el sueño de los justos e injustos: la forma en que somos tratados en esa dependencia roza con lo increíble, inhumano y deficiente.
Pero en el caso del INE, tenemos que hacer algunas reflexiones.
El trámite para renovar la credencial de elector es sencillo y aunque un poco laborioso en la oficina, se lleva a cabo de manera diligente.
No nos parece muy adecuado el que tengan que escanear documentos que nunca revisarán, como es el comprobante de domicilio o el acta de nacimiento. Son sistemas y métodos que aunque no compartamos, respetamos.
Quienes tenemos credencial del IFE vencida y queremos la nueva del INE somos objeto de los reconocimientos conducentes y la espera para la entrega de una credencial que, tristemente, es la mejor identificación del país.
Y decimos, triste, porque no es posible que sirva para el banco, la luz, la escuela y más, y no nos permitan llevar otros documentos, salvo el pasaporte y ya. Las licencias de conducir, al menos las de Tamaulipas, no las valen porque suponen que son falsificadas.
Se olvidaron que los nuevos sistemas de expedición dificultan su falsificación, y se quedaron en el pasado.
La del IFE, hoy INE es una credencial para identificarnos más que ara votar.
Y como tal, tiene una importancia sustancial en nuestra vida. Lo triste es para quienes van por vez primera a sacarla: se hacen todos los trámites necesarios y se capturan el el sistema, un sistema adecuado para recibir toda la documentación y datos.
Se registra y se da un comprobante con fecha determinada para recoger la nueva identificación.
¡Sorpresa! No era tan fácil.
Se hizo el trámite correspondiente, y salieron con novedades: “el sistema no aprobó a las personas, porque tienen menos de 18 años”. Lo anterior significa que no se puede expedir una credencial antes de haber cumplido los años de ciudadanía, aunque los trámites sí se llevan a cabo.
La excusa, ilógica y elemental: “el sistema nos rechazó las solicitudes, pero ya estamos elaborando un oficio para ver qué pasó”.
Así como usted, nosotros tampoco entendimos.
Pareciera una broma de mal gusto: el sistema autoriza y el mismo sistema rechaza. Algo hay que no está funcionando.
Independientemente de que la función del INE es limitada y se dedican a gastar mucho dinero en justificar a vividores de partidos políticos con nuestro presupuesto, y ahora también, a gastar casi dos mil millones de pesos en un edificio nuevo, no son capaces de otorgar el servicio que nuestros jóvenes merecen.
Es más importante tratar de justificar los miles de millones que se entregan a vividores de partidos, de justificar las argucias electorales de los diferentes actores, pero no son capaces de eficientar un sistema computacional que permita que tengan los datos en forma adecuada.
A mucha gente le sucede a diario, no s dicen que levantarán nombres para hacer el oficio y luego nos darán la credencial. Ese luego que nadie conoce, con su formalidad y honorabilidad. ¿Cuándo dejarán de burlarse de los ciudadanos?
Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx