Tamaulipas, los tamaulipecos, están viviendo momentos inéditos al menos en la política. Cada día que pasa se reduce el tiempo para las elecciones del 2016 y, por lo tanto, la especulación crece en relación a quienes serán los candidatos a la gubernatura, a las diputaciones y, obvio, a las presidencias municipales. Claro, el clamor general, es que sean menos malos, porque eso de pedir, de pensar, en que sean mejores, es una esperanza que concluyo hace tiempo.
Inédito el escenario político: en principio porque la certeza de que puede ser una lucha muy cerrada, digamos, entre el PRI y el PAN, sobre todo si –como se anuncia desde haces tiempo-, el PRD y el PAN juegan al voto útil; de que no importan los principios, ni los programas, solo el ganarle al PRI. Por eso, todavía no se conocen las caras, y ya se cuenta que en este momento hay un empate técnico. ¿Sera cierto?
Da la impresión que la mayor fortaleza que tiene, en estos momentos el PRI, por contar con una caballada gorda, nada flaca, es lo que puede al final ser su mayor enemigo. Y es que, decían, pasando el V informe de Egidio Torre Cantú se inicia la pelea por la gubernatura, se entiende dentro del PRI. Pero todos sabemos que esa lucha empezó hace tiempo y que, hasta este momento, siguen estando los mismos, nadie da su brazo a torcer… al menos es lo que se observa.
Por ejemplo, se difundió, se pregono pues, que terminando el Informe Baltazar Hinojosa Ochoa daba inicio a un recorrido por el Estado, para afianzar su posición, para fortalecer su presencia. Que nadie duda de padrinazgos políticos, si es correcta la versión de su parentesco con Juan Armando Hinojosa, el dueño de HIGA, el constructor preferido de EPN. No olviden que el reclutamiento político en México, de siempre, utiliza al nepotismo como su herramienta básica.
Y la verdad es que nadie, de los mencionados en el PRI, da su brazo a torcer. Por ejemplo, el día de ayer, un grupo de activistas se dio a la tarea de repartir por la zona de Teocaltiche bolsas con eso de que El que pregunta no se equivoca y, claro, con el nombre de Alejandro Guevara Cobos. Y en las redes sociales unos y otros dejan por sentado de que están listos para trabajar por Tamaulipas, desde Alejandro Etienne, Marco Antonio Bernal, Enrique Cárdenas… bueno, una de las últimas expresiones de Paloma Guillen fue: ténganme fe.
Una de las cosas que más satirizan en las redes sociales es que en la búsqueda por el poder, vía el PRI, los padrinazgos son fuertes; de ahí que, cada día que pasa, y no hay descartes va a complicar al final la negociación: solo hay una candidatura. ¿Qué harán con los que no queden? Claro, unos como Guevara, Hinojosa, Paloma, por decir, simplemente seguirán con su trabajo legislativo: pero, todos los que andan con ellos, en caso de perder la nominación ¿se unirán al ganador? O, en caso contrario, lo torpedearan para que NO gane.
El esquema de una democracia dirigida como la que practica el PRI, se pregona que hay tres electores: Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Egidio Torre Cantú; el problema es que, todo hace indicar, cada quien trae su gallo y lo primero que tienen que decidir es responder a la pregunta: ¿quieren ganar la elección gubernamental? Y a partir de ahí, entonces si, barajear nombres, escenarios y, no olvidar, que todo hace indicar habrá competencia fuerte con el PAN-PRD.
Y responder, los tres, a un escenario innegable: el abstencionismo ha ganado en las últimas elecciones; y en esas, algunos operadores políticos, han dado cuentas no tan favorables: gano el PRI las 8 diputaciones federales, pero en algunos casos, lo hizo raspando, tal y como sucedió con Miguel González Salum: en la capital, donde fue alcalde, solo pudo ganar con 101 votos. Cifra que indica, sin la menor duda, que la operación política en la capital es casi nula o que, de plano, hay voto de castigo, indiferencia o hartazgo político.
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