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Menos accidentes, menos muertes

Por: Carlos Santamaría 13/10/2015 | Actualizada a las 13:56h
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Cifras nacionales hablan de una importante reducción en los accidentes carreteros en los últimos años. Según información de un prestigiado diario nacional,  en los últimos ocho años ha habido una reducción del 41 por ciento; también habla la estadística del Instituto Mexicano del Transporte que el 95 por ciento de los percances viales se presentan en zonas urbanas. No habla de causas, pero se sabe que en los últimos años la causa principal ha sido el manejar y navegar a través del teléfono celular: las redes sociales y más son causantes de ellos.

Dice el informe que en el año 2007 hubo 30 mil 551 accidentes, la cifra decreció a 18 mil 14 percances. El promedio de accidentes diarios en ese año -2007- fue de 84, en tanto que en 2014 fue de 49 en cada jornada. Según cifras del presente año, se espera una reducción aún mayor.

Se habla de ocho acciones principales como parte de la Estrategia Nacional de Seguridad, entre las que destaca mayor vigilancia, control de vehículos, mejores automóviles y claro está, una buena campaña de concientización ciudadana, toda vez que los siniestros son causados por personas y somos nosotros los principales responsables, por donde se quiera ver la estadística.

El factor humano sigue siendo prioritario en este caso, y para ello se suceden campañas importantes de difusión para crear conciencia.

No podemos decir que es envidia, pero llama poderosamente la atención lo que está faltando en aspectos como el crecimiento de casos de hipertensión arterial y diabetes mellitus, principales causas de muerte en México y casi todo el mundo, propiciadas, también por ese fantasma que se llama sobrepeso y obesidad.

70 por ciento de los accidentes son provocados por los conductores, por exceso de velocidad, distracción o falta de pericia, reza el documento. Es aquí donde entra la irresponsable manía de llevar el móvil en la mano cuando se conduce, y tratar de contestar los mensajes de “Face” o Twitter en forma inmediata, de enterarnos “al momento” de un estado de ánimo de los amigos o familiares, como si fuéramos el centro del mundo.

Nada pasa si dejamos a un lado estas banalidades y esperamos a llegar a casa: no somos el centro del universo para estar permanentemente conectados por necesidad.

Dicen los mismos informantes que en México no solo se están disminuyendo los accidentes en carreteras sino también en las ciudades, gracias a la llamada Estrategia Nacional de Seguridad Vial 2011-2020, proyecto alienado al Decenio de Acción Vial para la Seguridad Vial, proclamado en 2010 por la Organización de las Naciones Unidas, cuyo objetivo principal es reducir en un 50 % las muertes al final de la década, y rebajar al máximo posible el número de lesiones y discapacidades, provocadas por los accidentes.

Si no hubiera tal plan, dicen que habría para 2020 19 mil 536 muertes por accidentes, en carreteras y ciudades, sin embargo, a partir de éste, se espera tener únicamente 9 mil 700.

En 2015, sus primeros cinco meses reportan 7 mil 30 accidentes, con mil 470 decesos, lo

que nos da 10 muertes por día. Menos que en 2014 en promedio.

Y ya sabemos, las medidas que se promueven y que conocemos pero dejamos de observar, y que tienen que ver con los límites de velocidad, la atención a los mensajes, distracciones y respeto a los demás , que son vitales para poder llegar con bien a casa.

“Líder un mensaje de texto en el celular provoca un riesgo similar a conducir después de un día completo sin haber dormido, o haber ingerido cinco cervezas. A una velocidad de 90 kilómetros por hora, dedicar cuatro segundos a leer un mensaje de texto, significa haber recorrido a ciegas 100 metros, es decir, el largo de una cancha de fútbol”, dice en forma alarmante el reporte.

Ahora podemos darnos cuenta de lo peligroso que resulta manejar y checar mensajes, y de la necesidad que tenemos de ser seres responsables, con nosotros mismos y hacia los demás.

Urge cambiar de actitud y dejar ese sentimiento que nos orilla a manejar sin poner atención. Somos tan importantes con o sin mensajes, de otra forma, habrá un “emoticón” que se utilice frecuentemente: una calavera o una lápida que diga: “QEPD”. En nosotros está.

Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx

Carlos David Santamaría Ochoa,

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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