Impresionante reacción tuvo en el mundo entero la noticia de que la firma Volkswagen alteraba programas para falsear información sobre contaminación y esas cosas, y de esa forma, cientos de miles de unidades se convirtieron en el blanco de este escándalo que entre otras cosas propició la renuncia del director general de la automotriz alemana.
Fraude, a gran escala, con repercusiones muy graves.
Llama la atención la noticia de que la Comisión Europea para la Energía sospeche que existe manipulación de software inteligente que reduce el consumo energético en televisores, es decir, un gran fraude en software de este tipo, también en las televisiones y plasmas.
Anna-Kaisa Itknnen, titular de la referida comisión dice que luego de haber salido a la luz pública el escándalo de la VW de falsear datos de emisiones contaminantes, en al Reino Unido, en el año de 2011 se pensaba que había indicios de empleo de software manipulado en televisores, para pasar tests de medida de la luminosidad máxima y reducción de luminosidad y la energía, para lograr una calificación en las etiquetas de “eficiencia energética mejor”. Suecia, en enero del presente año dio un aviso similar. Las sospechas están y las refuerza el informe del equipo denominado “Compilant TV” .
En ese sentido, la firma Samsung levantó la voz y negó la versión afirmando que el dispositivo de ajuste de luminosidad es una aplicación de vanguardia, y no un “trucaje” para los tests de referencia.
Existe la duda, para variar, y eso se lleva en dos industrias muy poderosas, dejando al descubierto que, para engatusar a la mayor parte de consumidores no se tientan el corazón para romper con la ecología con la moral y la ética.
Y lo mismo sucede con los individuos.
Los partidos últimos nos dan la razón: jugadores que simulan ser lesionados o lastimados por otro pero que se lanzan al piso como si los hubieran acribillado en una actitud por demás fraudulenta; el hecho de que los comentaristas digan que hay “faltas tácticas” y que era una “falta necesaria” nos hace pensar que se ha perdido la honestidad en el mundo y todas sus actividades.
Somos mentirosos en todo, y lo escuchamos cuando salen a la palestra diciéndonos que hay un perfecto orden en el ambiente, que tenemos todos los satisfactores cubiertos, o que hay estabilidad económica cuando recibimos un incremento en el salario mínimo de menos de dos pesos.
Como dijera el español: ¡Josder!
Fraude tras fraude, y el mundo sigue su curso: contaminamos y se encuentra a empresas socialmente responsables que ha cometido ilícitos, a gente que miente, que simula empresas que cometen fraudes para vender más.
No les importa el daño que se cause al ser humano o a la naturaleza: el caso es ganar más, y en el tema de los futbolistas, encontramos partidos donde vale más ser mentiroso, fraudulento e hipócrita que un buen jugador.
Levanta uno la mano y el otro se tira como si le hubiera pegado, para propiciar una amonestación o expulsión. ¿Cómo se le llama a esto? ¡Fraude!
Y así crecen los hijos: en un mundo donde todos simulan ser rector y honorables, y todo mundo busca la mentira, la trampa, el fraude.
No se puede seguir simulando; es tiempo de hacer algo al respecto, dejar de mentir, dejar de ubicar en puestos clave a gente sin capacidades, mintiendo sobre sus supuestas capacidades, y dejando fuera a los que realmente pueden hacer las cosas bien.
Si no cambiamos, el mundo nos dará una patada en el… orgullo.
Pero si lo permitimos, si nos sumamos a los fraudes, ¡felicidades! Estamos logrando un mundo extremadamente dañado y descompuesto.
Y mientras, veremos el fútbol y sus mentirosos y fraudulentas figuras tirarse un clavado para obtener una tarjeta amarilla… o roja. El honor y el buen jugar ya no existe, ni en el fútbol, ni en la política… ni en la industria.
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