Los sistemas de educación en el mundo son variables: cambian según las necesidades de las personas y eso lo deben saber quiénes tienen a su cargo las adecuaciones pertinentes.
Y es por ello que en Francia han decidido poner atención a la posibilidad de un cambio sustancial, descubriendo que habilidades que se tenían han sido olvidadas y han causado una importante merma en el sistema educativo francés.
El dictado, esa actividad que fue objeto de diversos movimientos inclusive televisivos, cuando algunos programas hicieron de ellos su punto neurálgico, parece ser que volverán a ser parte de un proyecto de educación capaz de rescatar a los franceses de la mediocridad en que están sumidos en ese renglón, y recordando que fue uno de los mejores sistemas educativos hace muy poco tiempo.
Vemos con profunda tristeza como escriben nuestros niños y nuestros jóvenes, que no saben diferenciar “ah” de “ha” o de “a”, y los emplean de una forma que ofende la estética visual.
Es muy probable que mucho de esto que sucede tenga origen en la falta de lectura: hoy en día, si ya éramos una nación que leía poco, con los nuevos programas permisivos y la falta de atención en redes sociales nos han llevado a tener una juventud extremadamente mala y nefasta para expresarse literariamente, y en las más comunes expresiones encontramos pretextos “que porque así se escriben en las redes sociales”, ubicando la letra “k” en lugar de la palabra “que” y muchas, pero muchas otras cosas similares.
En Francia una joven ministra de Educación ha puesto la muestra y ha decidido instrumentar cambios en el sistema educativo, pero en México… ese México que duele todos los días y que muchas veces es presa de insensatos y tercos tecnócratas, que no saben siquiera como se llama oficialmente nuestro país, no se puede esperar mucho.
Pero los profesores que han aprendido sistemas pedagógicos saben que hemos de encontrar una respuesta a este tipo de demandas que surgen en una sociedad ávida de buenos elementos, y que no tiene costumbre de leer o escribir si no son mensajitos en redes sociales tan absurdos como vacíos, y ha dejado a un lado los proyectos literarios para jóvenes que tienen ahora menos demanda que antes, aunque, hay que aclararlo, sigue habiendo talento en este grupo de nuestra sociedad.
No podemos estar pensando en esos inconformes que se la pasan en plantones para denostar una reforma educativa que ha instrumentado el gobierno de la República, porque somos de la idea de que delinquiendo y protestando en una forma absurda y unilateral no se puede llegar a nada.
No hemos visto una propuesta de estos elementos en todo el país, sino que únicamente se quejan de las evaluaciones de que serán objeto, con el miedo de ser removidos por incapaces, dejando al descubierto su inmoral forma de graduarse, porque de otra forma, no tendrían por qué no permitir una evaluación.
Quien nada debe, nada teme, dice una vieja frase.
Y es aquí donde seguramente podremos ver propuestas surgidas en los congresos locales y en el Congreso de la Unión: con la idea de recuperar para México esa calidad interpretativa que implica, para poder ser adquirida, una profunda renovación de hábitos, como es el de la lectura y la buena escritura, que nunca pasarán de moda ni serán cosas anticuadas.
Se trata de mejorar, de ser una mucho mejor sociedad, con capacidades que nos puedan orientar a una mejor calidad de vida.
Y en eso, la responsabilidad de nuestros representantes populares es primordial, así como de nuestros profesores, de nuestros maestros y de quien esté involucrado en el sistema educativo nacional.
Es la hora de no pensar en el mensaje que deja un hombre en Educación sino de pensar en el resultado de sus acciones, y México lo reclama diariamente.
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