“Aquí me tienen, delante de ustedes. Y ustedes, delante de mí… y es una verdad que nadie podrá desmentir” Cantinflas.
LO CLARO. Son al menos siete estados de la república, los directamente beneficiarios de la reforma energética.
Campeche, Chiapas, Puebla, Veracruz, Tabasco y Tamaulipas.
En sus geografías, se lleva a cabo la explotación de hidrocarburos. Inclusive otros estados, como Oaxaca; reciben alicientes económicos presupuestarios, derivados de las inversiones en energías alternativas –como la eólica-.
Hoy hablamos de la industria del petróleo.
Y de manera directa, el presupuesto de los municipios que comprenden las entidades descritas, reciben una compensación por ser ‘anfitriones’ de las empresas a cargo de las obras extractivas y productoras.
El Presidente del Congreso local de Tamaulipas, diputado Ramiro Ramos, ha determinado el rumbo que se destinará a las partidas federales que llegan al presupuesto estatal; que a su vez se transmitirá a los municipios tamaulipecos por concepto de ‘impuesto predial petrolero’.
La suma asciende a la friolera de 300 millones de pesos, provenientes del cargo impositivo a las empresas que hacen uso del suelo para la explotación comercial energética descrita.
Tamaulipas contribuye al mercado petrolero, con más del 11.1% anual del total de crudo que se comercializa con los vecinos del norte.
Y la devolución de recursos que atiende el Congreso Local en su distribución a los municipios, significarán inversiones en infraestructura municipal. Es un ganar-ganar.
LO OSCURO. Las clases de civismo de ‘la secu’, nos enseñaron el desentramado de grandes misterios. Mismos que aún no tienen solución. Ya desapareció civismo…
La Carta Magna –o Constitución Mexicana- nos señala que todo individuo que compruebe su ciudadanía en territorio nacional, con el simple hecho de ser mexicano puede votar y ser votado.
Los requisitos indispensables, es mantener a salvo sus derechos, mediante el encontrarse al corriente en sus contribuciones al gasto público –impuestos-; una simple carta de libertad de antecedentes penales… “y el permiso de su amá”.
Ya.
Mucha tinta ha corrido y muchas teclas de computadora han perdido su finura, ante tantos dedazos combativos en contra de la poca o nula preparación de los postulantes a cargos de elección popular.
Ni siquiera especifica que el pretendido aspirante sepa leer.
Bien, desde el punto de vista que ampara a la democracia y la representatividad auténtica del pueblo.
Mal, porque finalmente la población pagará la dura lección de ser representada por personas sin perfil legislativo, sin conocer las mínimas normas de gobernabilidad y administración. Ahí aprenden sobre la marcha…
Resultaron elegidos a ocupar 300 curules en las urnas, igual número de diputados federales. 198 llegaron ‘por cuotas partidistas’; o plurinominales, en su término político.
104 diputados, no tienen instrucción superior. No cursaron una carrera profesional.
De éstos, uno a duras penas acabó la primaria.
Ojo. No se necesita estudiar para vivir de la política.
De los 498 congresistas, apenas catorce tienen estudios de posgrado de nivel doctoral. Y el más preparado, es un joven neolonés que acumula cuatro maestrías y 35 años de edad.
La distribución académica. Sobra decir que por ser más, el PRI encabeza los titulados; seguidos de los ‘fresas’ panistas y en rezago –la mitad profesionistas- los de la izquierda perredista.
No hay nivel de preparación y mucho menos de debate. Es la legislatura más pobre en más de diez años. Democracias como la de los vecinos del país del Norte, además de que son cargos meramente honoríficos, los representantes camarales tienen preparación sustentada en el puesto que desean contender. De modo que su propuesta electoral, llene el espacio desde antes de ser elegido por el voto.
¿Acá? Su lonche, su coca, a votar y a cobrar por levantar el dedo…
COLOFON. También dijo el genial Cantinflas, en la misma película, donde buscaba la diputación “Si se necesita un sacrificio… renuncio a mi parte… y agarro la suya”. Así andan de ‘instruidos’ los recién llegados. Y son los que modifican la Constitución.
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