Son innumerables las veces en las que hemos oído al magnate norteamericano atacar con toda su fuerza al poder de turno, señalando en varias oportunidades que “Washington está roto”, como si él fuese un forastero que nunca tuvo nada que ver con lo que sucede en la capital de los Estados Unidos.
La realidad es que el precandidato republicano lleva más tiempo operando en Washington de lo que Lincoln lleva sentado en su monumento.
Es oportuno criticar a Washington una vez que ya se le sacó todo el jugo. Y no se confunda querido lector, no lo juzgo por haber aprovechado sus influencias en función de sus intereses, porque lo hizo jugando con las reglas del lobby norteamericano. Lo que le critico es venderse como un recién llegado a la política, cuando en realidad siempre fue en cierta forma un político más.
Debería tener en cuenta que es sorprendente la forma en la que pretende subestimar al electorado, si en verdad pretende que este olvide el hecho de que ha pagado miles de dólares por tan solo asistir a eventos y compartir mesas con los políticos a los que hoy tanto critica, los mismos que otrora le eran de utilidad en el Congreso para promulgar las leyes que más le convenían a su negocio.
Tuve la chance de ver en persona el Trump Tower, el cual le fue adjudicado en 2012: un hotel de lujo en Old Post Office Pavilion (el viejo edificio del correo), que tan solo se encuentra a menos de un kilómetro de la Casa Blanca. No es casualidad que Trump haya salido victorioso en una licitación en la que también competían dos grandes como Hyatt y Marriott, y que el millonario ya tenga su propio “despacho oval” para operar con mayor comodidad justo en la avenida Pennsylvania NW, que no es ni más ni menos la que conecta la Casa Blanca con el edificio del Capitolio.
Dejemos de lado su codicia y arrogancia. Es un hombre de negocios, un estratega y hace cualquier cosa para ganar más dinero, y no me juego la cabeza al decir esto, dado que dice cosas peores que estas todo el tiempo. El hecho acá es su estrategia: ya tocó su techo.
Es momento de comenzar a mostrar propuestas concretas, proyectos de país. Hace una semana Jimmy Fallon le preguntó cómo crearía más trabajo para los norteamericanos y él respondió: “tan sólo haciéndolo”. Fallon insistió en medio de un sketch cómico y el republicano volvió a decir lo mismo.
Se acabó la hora de los chistes. Esto no es una postulación por la presidencia del curso en la secundaria. Esto es la carrera hacia el despacho oval, con todo lo que eso implica. Su papel ha rendido sus frutos en los primeros dos debates, pero conforme nos acercamos a la fecha de las elecciones, los votantes se vuelven más y más exigentes respecto de las propuestas que sus candidatos presentan.
Si bien es cierto que hoy tiene una amplia ventaja dentro de la interna republicana, también es cierto que puede perderlos de cara al “día D”.
Es hora de afianzar los resultados obtenidos y consolidar la relación con sus simpatizantes, pero ¿cuál sería la estrategia? Cuando Donald Trump me contrate se la digo.
@LorussoGustavo
