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Alas a los alacranes

Por: Carlos Santamaría 01/09/2015 | Actualizada a las 17:24h
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Los refranes y dichos populares tienen una gran dosis de verdad. Todos cuentan con las palabras justas para describir una situación que se presenta generalmente en la sociedad, de ahí la importancia de hacer caso y echar un vistazo a lo que nuestros ancestros decían o escribían.

Así nade aquello de  “agua que no has de beber…”  o “al mal paso, darle prisa”, entre muchos cientos de frases y oraciones significativas.

Dice uno de ellos que nunca hay que dar alas a los alacranes, entendiendo como tal el hecho de no propiciar que vuelen o busquen nuevos derroteros aquellos que su ponzoña les impide ver las virtudes de los demás. Es en la política donde hay muchos de esos modernos y cibernéticos alacranes que gustan de jorobar la existencia de los demás, a base de diatribas, de periodicazos baratos o de infamias que se dedican a pregonar por todos los rincones.

Y entre los que quieren llegar a ocupar la silla del tercer piso y que actualmente posee Egidio Torre Cantú, hay uno que otro ponzoñoso individuo que se está dedicando a manejar infamias de otros aspirantes. No es una lucha justa, porque algunos de éstos se encargan de malversar fondos públicos en aras de hacer de su camino el más exitoso, sin entender que la opinión pública conoce y sabe de quienes se trata.

En ese sentido, observamos que unos aspirantes se placean por diversos foros y otros, sin embargo, siguen trabajando arduamente recibiendo los comentarios de sus allegados y gente que se precia de conocer de política.

No faltan aquellos mal intencionados que difaman y hacen pedazos los esfuerzos de unas u otras personas. Hay quien piensa que los esfuerzos por informar o estar dentro de la opinión pública obedecen exclusivamente a intereses pre-electorales, cuando quienes son objeto de `éstos son personas involucradas con alguna responsabilidad popular al servicio de los demás y hacen lo que se supone deben realizar durante todo el año.

Los mentirosos quieren aprovechar los tiempos ubicando inclusive a sus allegados en mensajes publicitarios de muy baja y mala calidad, abundantes en explotación de sentimientos y manifestaciones físicas de éstos, tratando de llegar por la parte sensible a una posición que no merecen, propiciada esta situación por su falta de tacto social e interés en ayudar a los demás.

No se trata de ayudar seis meses o doce meses antes de la campaña o elección del candidato. Hay servidores públicos que se han dedicado a servir durante toda su gestión, y ellos son los que merecen una oportunidad para servir más a todos nosotros, y no esos llorones o “pujientos” que nada ofrecen hoy en día.

Recordamos aquel pre candidato que en un evento del norte del estado apareció con sendo sombrero vaquero, botas “pitiadas” y cinturón con sus iniciales, cuando en su vida lo habíamos visto siquiera en un lienzo o algo similar.

Ahora resulta que todos son muy tamaulipecos, que todos sienten nuestros trajes y vestimentas, nuestra música y nuestra gente, cuando durante meses –años, algunos- se dedicaron a cobrar, a manejar influencias y palancas para hacerse más ricos, y nunca se preocuparon por atender a una sociedad ávida de caso por parte de la clase gobernante.

Se olvidaron que son esos infelices ignorados los que elegirán gobernador y no una cúpula partidista, porque ésta última solamente decidirá quien juega para la “grande”, pero puede equivocarse y su error se pagaría muy caro. A la gente ya no se le engaña tan fácilmente, aunque haya todavía la compra de voluntades y conciencias.

No es bueno dar esperanzas a esos individuos que han provocado durante su existencia y gestión los más difíciles pensamientos, porque no tienen más dentro de sí que una enorme dosis de veneno y frustraciones, buscando la gubernatura para consolidar no un proyecto político o social, sino una cuenta de cheques personal y una fortuna familiar generacional.

A esos, a esos no hay que darles alas, porque son como los alacranes: levantarán la cola, picarán y se irán.

Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx

Carlos David Santamaría Ochoa,

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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