Gobierno tras gobierno, sea municipal, estatal o federal, el discurso siempre es el mismo: combatir la pobreza. Y es que, en el caso de México, como una maldición la pobreza aumenta y aumenta. Pobreza que se convierte en la mejor evidencia de como los programas de gobierno son mas electoreros que efectivos. La OCDE establece que México es el único país latinoamericano que registra una tendencia regresiva en materia de reducción de la pobreza.
Establece la OCDE en el “Diagnostico de Desarrollo Regional: México” que la pobreza procede en gran parte del amplio sector informal de trabajos de bajos salarios con una reducida productividad, la falta de acceso a la formación y las limitaciones de seguridad social”. Y claro, el consejo es inevitable: invertir más recursos en la reducción de la pobreza y en el crecimiento de la productividad.
Que está pasando en Tamaulipas, en las principales ciudades, con la pobreza, con su combate. En principio, las familias tienen un grave problema de ingreso: en la capital 4 de 10 obreros tienen un salario que no les permite una vida digna. No ganan los $1,050.00 pesos, a la semana, les cuesta una canasta básica mínima. Imaginen, en serio, lo que sucede con quienes son trabajadores informales o que solo trabajan medio turno… que tienen que pagar micros y los tacos y la gorditas que les fían entre semana.
Hubo un tiempo en que a las clases sociales se les dividía en: alta, media y pobre, como decir: ricos, medianamente ricos o pobres, y obvio, los pobres. Y se decía que la ventaja del modelo capitalista es que, aquellos que eran de la clase media, por cuestiones de educación, de empleo y promociones, se convertían en media alta, es decir, mejoraban notablemente sus ingresos. Que ante esta movilidad, se desvanecía la dicotomía: ricos y pobres… la clase media era una especie de soporte.
Los datos no se pueden inventar y nos dicen una realidad increíble: Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México en su estudio “Evolución de la pobreza y estratificación social en México 2012-2014”, hace notar que se incremento la población en pobreza y disminuyo la clase media: en pocas palabras, la movilidad se está dando así abajo. Es la regresión que diagnostica la OCDE y los culpables, sin la menor duda, son los gobiernos que muestran su incapacidad para generar políticas y acciones que sean efectivas.
En el caso de Tamaulipas Antonio Martínez Torres, como titular de SEDESOL estatal, hace notar que no se han dado recortes a los programas sociales que manejan; no descarta que pueda haber en el gobierno federal y que, en esa coyuntura, no es fácil sostener a 890 mil beneficiarios y es que, a ellos, lo importante es sostenerlos para que en determinado momento puedan ser sacados de las estadísticas de “pobreza”.
Duele conocer más y más cifras sobre la pobreza. Mas saber que sexenio tras sexenio, con todo que se cacarean uno y otros programas de combate a la pobreza, esta no disminuye. En términos reales, este fenómeno es la mejor evidencia de que el gobierno ha sido incapaz de redistribuir la riqueza… si es capaz de producirla porque cada vez hay más ricos, o ricos más ricos, claro sin las habilidades y los negocios de El Chapo.
Soy un convencido de que la educación es un mecanismo de movilidad social. Solamente que surte efecto en la medida que el sistema es capaz de crear empleos; pero si solo 4 de los que egresan de universidades e institutos politécnicos son los que encuentran empleo, difícil, si, que haya movilidad social entendida como abandonar la marginación social y obtener mejores condiciones de vida.
Basta voltear la vista a municipios como Tula, Palmillas, Jaumave, Bustamante o Miquihuana para ver como las familias son de viejos y de niños; jóvenes y adultos hay pocos, porque muchos de ellos están en el otro lado, de braceros, se fueron en busca del sueño americano porque ahí, en su tierra, no hay empleo, no hay trabajo… y, por lo que dice la OCDE, cada vez hay más pobres.
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