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La libertad de expresión

Por: Carlos Santamaría 01/07/2015 | Actualizada a las 14:04h
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Es increíble que en estos tiempos tengamos una definición equivocada del término “libertad de expresión”, garantizado en nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos dentro de las garantías individuales, y que, aclaramos, no es privilegio del periodista sino de todos los mexicanos.

En ese sentido, las garantías que marca la Carta Magna son muy claras y específicas, pero también es menester entender que para todo derecho existe una obligación. No es gratis, y nuestros constituyentes, cuando se estableció dicho texto, pensaron en darnos certidumbre a cambio de ser buenos mexicanos en el amplio sentido de la palabra.

No es el “pórtate bien”  que nos amenaza muchas veces con restringir derechos y otras cosas, sino el hecho de cumplir con lo que tenemos que hacer para poder exigir lo que nos tienen que ofrecer otros.

Y duele verdaderamente encontrar en las redes sociales en las que tenemos alguna cuenta, los comentarios ofensivos de quienes hacen mal uso de este derecho y piensan que tenemos, para poder ser congruentes con la Constitución, que estar de acuerdo con ellos, porque de otra forma, nos tachan de ineptos, imbéciles y otros calificativos más.

En clase bromeo con los estudiantes de la Universidad Autónoma de Tamaulipas respecto a mi afición al fútbol: “¿Quién es aficionado al Barcelona?” les pregunto, y en broma les digo que están reprobados, para luego aclarar: “Yo son aficionado del Real Madrid, ¿Quién está mal, ustedes o yo?”

Los dos tenemos derecho a pensar distinto siempre y cuando no atentemos contra la libertad de los otros. Uno es tan válido como el otro. Igual sucede en política. Mexicanos que tenemos predilección por el PAN, PRI, PRD u otra fuerza política tenemos el mismo derecho a defender nuestros postulados.

Cuando Andrés Manuel López Obrador se lanzó a la presidencia por enésima ocasión, algunos contactos decían que si no estábamos con el “Peje” éramos unos pen…  Nada más absurdo que lo anterior: cada quien tiene sus gustos, preferencias y argumentos para entenderlo.

Dice el refrán que “cada quien habla de la feria según cómo le va en ella”, y es válido en este sentido.

No comulgamos con ideologías agresivas que pretenden tomar las calles y aprovechar esas manifestaciones, argumentando un derecho a hacerlo, y delinquir en ellas: saquear comercios, violentar a la gente que es víctima de sus enojos y demás, lo que se observa cotidianamente en las marchas que la televisión abierta da cuenta a través de sus espacios informativos.

Voltaire escribió para la posteridad: “Puedo no estar de acuerdo en lo que piensas, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, y en ese tenor sería prudente que nos condujéramos en las redes sociales.

Cobardes que se esconden en el anonimato, en un nombre falso y llenan su Facebook de íconos y viñetas para ocultar su identidad, y son excelentes parar agredir verbalmente son los que abundan. A esos, hay que eliminarlos y bloquear sus intentos de participar, porque no puede uno aceptar insultos de entes anónimas.

Lo menos que se pide es tener el valor de mostrarse, de ser respetuoso y de defender sus postulados con pasión, sin llegar al insulto o la descalificación.

Cada quien tiene derecho a pensar como desee, aunque sería interesante que sean congruentes con su decir y su hacer. Gente incrustada en las nóminas oficiales que dice ser justa y no trabaja, y otros que, para variar, descalifican a nuestras instituciones educativas, cuando son egresados de la misma y, aclaremos, dentro de ésta hay gente buena, excelente y también algunos muy malos.

Ningún grupo social escapa a tener malos elementos. No todos son malos… pero tampoco todos son unos ángeles caídos del cielo, y el magisterio es un grupo social, tan respetable como todos… y tan humano como todos, con lo que ello implica.

Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx

Carlos David Santamaría Ochoa,

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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