Llama poderosamente la atención la declaración del rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas Enrique Carlos Etienne Pérez Del Río, respecto a lo que desean los muchachos estudiantes de la máxima casa de estudios del estado: quieren clases de ortografía y se les otorgará este beneficio en cursos que no son curriculares, pero que se establecerán a manera de que los jóvenes puedan hacer frente a su falta de preparación y “analfabetismo cibernético” que manifiestan cuando escriben con tantas faltas de ortografía, redacción y modos en las redes sociales principalmente, pensando que eso los hace importantes, superiores, “chic” o algo muy especial.
Creen que escribir lejos de toda normalidad es bueno, y lo peor es que así contestan los exámenes que presentan en las distintas carreras, en todas por igual, y no nos dejarán mentir los profesores.
Etienne Pérez Del Río ha tomado como propia esta determinación, sin embargo, suponemos que los muchos miles de pesos que mensualmente se destinan a la educación formal debieran aplicarse en forma adecuada.
¿Dónde están los maestros de primaria, secundaria y preparatoria? Andan en las manifestaciones, peleando su carrera magisterial, sus incrementos salariales, su rechazo a la ley de educación, manifestando su temor a ser evaluados y salir igual o peor que sus alumnos, andan en sus puestos sindicales… en todas partes, menos en clases.
Y ahora ¿La Universidad tiene que subsanar las fallas que éstos tienen y que aquejan a la sociedad mexicana?
Dice Etienne, y con fundamentada razón, que el 99 por ciento de los profesores afirman que sus alumnos no saben escribir correctamente, no saben expresarse, no saben conducirse, pues, porque ni idea tienen de lo que es el trato con los demás fuera del “we” que se emplea para todo y para todos.
Consideran que tener un muro en Facebook plagado de palabras altisonantes les hace más importantes; no recuerdan la impresión que causa en los demás el ver a una amiga, por ejemplo, manifestarse sin tener idea de un lenguaje adecuado y cuerdo. Tienen otra concepción de la educación y la libertad, pensando que decir una maldición es ser libre. Hay que entender que a alguien que se le tilda mal, se le tilda mal y punto.
Etienne considera que las redes sociales y el Internet –según publicación de ayer- han echado a perder a nuestros jóvenes, aunque somos de la idea de que lo que les ha jorobado la formación es la falta de compromiso de maestros normalistas, de esos que están en toda manifestación, de “grillos” y sin vocación: esos que heredan las plazas y son unos vividores de la educación.
Lejos están los que enseñaban a usar la b y la v adecuadamente. Hoy eso no importa y echamos la culpa a las redes sociales, cuando la verdad sea dicha, la culpa es de esos flojos que nunca trabajaron con nuestros muchachos.
Hoy, la UAT tendrá que tomar la estafeta. Dicen que salen mal preparados de la Universidad, pero nadie repara en que el mal viene de la formación torcida de la primaria, secundaria y preparatoria, donde NO les enseñan a leer, a razonar o a redactar, no les enseñan ortografía, sino a memorizar para pasar la materia con buena calificación que ayudará en la evaluación del maestro que está al frente de grupo.
Lejos quedó la vocación.
Los muchachos, dice Etienne, saben que su forma de escribir y comunicarse no será útil en su desarrollo profesional, porque no saben manifestarse adecuadamente.
El rector tiene razón, aunque la culpa no es de Internet, sino de esos vividores que abrazaron la profesión de maestro sin merecerla, esos que nunca enseñaron bien las vocales o el abecedario, y menos, los principios de una persona humana y generosa.
Esos son los culpables, y a esos habría que retirarles el título y darles las clases de ortografía, no en agosto, sino toda la vida, aunado a otro tipo de asignaturas: humanismo, calidad, responsabilidad, ética y principios.
Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx
