Sin lugar a dudas, el mapa de medios ha cambiado: hace algunos años era sumamente importante el estudio de los diarios de papel, para luego convertir nuestras prioridades en medios electrónicos –radio y televisión-, cada uno en su tiempo y dimensiones, hasta que cambiaron nuevamente los medios.
En meses anteriores expusimos la teoría de Lorenzo Vilchis y los unimedios, donde estamos llamados los comunicadores a expresarnos en un mismo soporte, tratando de unificar características de todos en torno a un mismo propósito.
Pero no podemos dejar a un lado las redes sociales y lo que viene después de la proliferación de los smartphones en el mundo, donde cualquier persona tiene contacto con Internet y tiene posibilidad de intercambiar información, de subir datos de cualquier tipo y entonces, colaborar en esa gran madeja informática que es la llamada “red de redes”. Las campañas políticas no están exentas de este tipo de recursos, aunque, a fuerza de ser sinceros, vemos poca participación en redes por parte de los equipos de los candidatos a las diputaciones federales. Como que no les ha llamado la atención el estar presentes en el ánimo de una gran parte de la población.
Sin embargo, justificando un poco la reticencia a este tipo de medios hemos de confesar que decepciona ver que hay gente que utiliza las redes sociales para difamar y difundir mentiras e insultos de todo tipo de personas: igual vemos cosas personales que institucionales, o curas mágicas y esas cosas que la ciencia no ha sido capaz de solventar pero que la charlatanería hace vivir a diario.
Las redes sociales son un cuchillo de doble filo, no cabe duda.
Y esto de buscar trascender dentro de las mismas lo emplean muchos ciudadanos del mundo cuyo objetivo es alcanzar una meta de posicionamiento mediático que puede redundar: en mayor cantidad de compras, más votos, una aceptación más amplia y otros beneficios más. De todo hay y para todos existe.
En ese sentido, nos hemos enterado de un sinnúmero de recorridos que lleva a cabo Miguel González Salum dentro de los municipios del distrito que aspira a representar, y donde se ha entregado al diálogo de mucha gente que tiene deseos de hacerse escuchar por sus gobernantes. Las demandas de mayor peso tienen que ver con la carestía de la vida y aspectos que rigen con la legalidad: los mexicanos ya no queremos vivir al margen. Muchos no queremos ya ver filas dobles o triples fuera de las escuelas sin castigo, o que haya vehículos sin placas, maestros sin ir a clases, gente sin pagar impuestos y esas cosas: nos gustaría mucho vivir dentro de la legalidad natural.
También hemos visto a otros dos candidatos hacer recorridos –Maricela Patiño y Gustavo Cárdenas- en el mismo tenor, pero la verdad es que no sabemos si existen más aspirantes a la curul del V distrito, pero no han hecho campaña o la hacen entre sus amigos, con la idea de únicamente sacar los votos necesarios que les permitan mantener el registro y la manutención oficial.
Vemos con tristeza que no les interesa ganar una elección o representarnos, sino seguir succionando del presupuesto federal, y nada más.
Y esa es la realidad que vivimos en todo México. En la entidad nos comentan que Nuevo Laredo y Reynosa tienen campañas muy interesantes por parte de los candidatos tricolores que no han utilizado el recurso de algunos panistas en el sentido de manejarse como mártires y autoatentarse o cosas por el estilo.
Hay algunos miembros de partidos que se han conducido con altura y proponen, tratando de convencer a los votantes de que les entreguen el sufragio en los comicios próximos y convertirse en nuestros representantes.
Ya dependerá de cada uno de nosotros a quién le daremos el voto de confianza y hagamos nuestro diputado.
Eso corresponde a una elección personal, propia, y esperamos que la mayoría podamos decidir por la persona adecuada, en el sentido de tener un digno representante para todos, que nos ayude realmente.
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