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Sección: Editoriales / Entre Nos

Políticos o ciudadanos

Por: Carlos Santamaría 24/03/2015 | Actualizada a las 15:44h
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Desgraciadamente se tiene que hacer una acción para diferenciar a estos grupos de personas, cuando los ciudadanos son políticos y los políticos son, ante, todo, ciudadanos, aunque muchas veces no lo parezca.

Entendemos que quienes se dedican a la política son personas que tuvieron en alguna ocasión la intención de servir a los demás, aunque muchos, para desgracia nuestra, se han servido de la gente y han acumulado insultantes riquezas que riñen con el buen vivir y las costumbres tradicionales de honestidad, probidad, limpieza de actitudes y otras más, muchas más.

En ese sentido, llama poderosamente la atención que un famoso actor mexicano se vanaglorie de formar parte de un partido político ¡sin políticos!

Es como si nos ufanáramos de ser un equipo de fútbol sin futbolistas. suponemos que los partidos son las agrupaciones sociales donde los políticos se preparan y de donde emanan para servir o para ocupar cargos de elección popular o nominación directa. Es ahí donde se busca la manera de conformar un programa que convenza a la gente en base a sus requerimientos, necesidades y todo lo que a ellos concierne en la búsqueda de un mejor vivir.

Y tristemente tenemos poca fe a éstos, a los que se ufanan en llamarse políticos y que no escuchan ni a su boca. Vemos casos de titulares de alguna instancia oficial, educativa, gubernamental federal, estatal o municipal que sienten que son absolutos, que no se equivocan, y toman decisiones que afectan a una gran mayoría y no les importa; sus colaboradores no son capaces de hacerles ver lo equivocado de sus decisiones por miedo a perder el trabajo y se convierten en pusilánimes cómplices de éstos, y la gente, por consecuencia, almacena más coraje, más rencor y malos pensamientos hacia ellos.

Son los políticos un grupo social que nos marea con sus palabras y pocas –muy pocas- veces es claro con los argumentos que esgrime a la comunidad, sea para promover algo o para desestimar su instrumentación.

Son humanos –o pareciera al menos- y se equivocan como todos, y para ello conforman un equipo de gobierno y administración, para que, entre expertos de distintas áreas, puedan consensar y tomar las decisiones más acertadas, o las que afecten menos a la población, porque deben entender que siempre habrá detractores en su camino.

Se rodean de ciudadanos que se contagian de esa forma de ser y se encierran en una burbuja en la que tienen como centro a su jefe: no nos dejan llegar, no reciben llamadas, a veces se tocan el corazón y “conceden” audiencias como si fueran divinos, y actos de esa naturaleza que los hacen, por decirlo de una forma más clara: insoportables y odiosos.

Claro, no todos son iguales: también existen los buenos, los que están pendientes de sus quehaceres ciudadanos y tratan de interpretar las necesidades de usted y nuestras para llevarlas en forma de obra para beneficio colectivo.

Son esos los que hay que rescatar y ubicar en sitios como el Congreso de la Unión, donde a decir verdad, hemos tenido unos representantes que aparte de hacer dinero y embolsarse muchos –pero muchos-miles de pesos para beneficio personal, solo sirvieron para pasear, para vegetar… y para nada, absolutamente nada.

No dejaron huella ni pretendieron representarnos.

Vienen elecciones y es tiempo de buscar a quien nos represente, y hay que tener muchísimo cuidado, porque los arribistas están a la orden del día: los chapulines que brincaron de un partido a otro en busca de la candidatura, los que se cambiaron para ocultar sus fraudes y los que buscan tener fuero para no ser objeto de sanciones producto de sus deslealtades presupuestales, están ahí, en todas las listas de los partidos políticos.

Y es cuando perdemos la confianza en los partidos, por nominar a arribistas, vividores y tramposos de lo que ellos llaman “política” y que no es más que un “modus vivendi” a costa de los demás.

Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx

Carlos David Santamaría Ochoa,

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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