El carnal veleta

“Comida que mucho hierve, sabor pierde…” Sabiduría popular.

LO CLARO. Los valores, la formación espiritual y de trascendencia del ser humano, se obtienen sin escatimar, en la célula de la sociedad. En la familia.

Acaso culturas evolucionadas como la norteamericana, tienen fincada su esperanza de desarrollo en el progreso tecnológico y en el dinero. Pero la sustancia que mueve al mundo, es la cohesión familiar.

Alejados de ésta, el resultado trastorna a la sociedad, creando individuos fatuos, sin escrúpulos y con proclividad a la violencia –por decir lo menos- nuestros vecinos americanos, padecen y añoran la integración familiar como modelo de vida.

En México, la enaltecemos. Y así, gobiernos locales (como el tamaulipeco de Egidio Torre Cantú), ponderan por encima de cualquier valor individual o acción de gobierno, a la familia como el centro del todo.

Se festejó este domingo, como día especial, pero el refugio que ofrece al alma de cada individuo, es de observarla todos los días.

LO OSCURO. Alguien a quien parece mucho gustarle ‘las familias’ –sólo él lleva 3- representa de alguna suerte, la figura del abaratamiento político de la izquierda.

Comenzó siendo secretario general del PRI en el D.F. ‘transmutó’ hacia el Partido Verde Ecologista (creación de él y de Manuel Camacho); compró una nueva franquicia de nombre Partido del Centro Democrático. Migró después al PRD y hoy es un “profundo convencido” que su suerte política se encuentra en las filas del Movimiento Ciudadano.

El antes bien llamado ‘carnal Marcelo’ y ex jefe de gobierno del D.F. Marcelo Ebrard, asegura que su nueva piel obedece a que aún tiene mucho que dar a México.

Y que el gobierno federal no le permitiría ser legislador por el PRD. De esta manera, la base de pobres que conformamos el país en el sector de la izquierda, no podíamos ser privados de la posibilidad de tenerlo como legislador plurinominal. Ahora, por el MC.

Asevera el ‘izquierdista’ que las condiciones de su salida, son por presiones de Aurelio Nuño –jefe de la oficina de Peña Nieto- y por la rivalidad con Miguel Mancera. Y que aquellos querrían endilgarle el fenómeno de corrupción en torno a la línea 12 de transporte público de la Ciudad de México (Metro). La que ya todos sabemos.

Se ve tan serio en sus declaraciones, que bien habríamos en creerle. No por su inestabilidad política en su paso por cinco partidos; no por haber sido esposo de Francesca Ramos, Mariagna Prats y Rosalinda Bueso –lo que habla de su proclividad a la familia: tiene muchas-.

Acaso sea que debíamos tener fe en él, pues fue cuasi candidato presidencial de las izquierdas en 2012 y habría sido la mejor opción –de Camacho- para la conducción del país, si AMLO no se hubiese atravesado.

A título personal, no le deseo nada malo. Solamente que el fuero de legislador no sea un obstáculo para que se enfrente a la justicia por el agravio al patrimonio de la nación en el uso indebido del recurso público y el enriquecimiento del que hasta hoy vive.

Sólo eso.

Por cuanto hace a su posicionamiento político –representando a un sector de las izquierdas- manda señales del enorme vacío y fractura en que se encuentra la corriente en México. Con dirigentes apabullados, que denotan su hambre de poder y que quizá en el pasado habrían logrado hacer buen caldo… pero hoy, ya no.

COLOFÓN: A Ebrad, le quedará decir entonces: “A buen hambre, no hay pan duro…”

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