Peliagudo es el escenario para el Partido Acción Nacional (PAN) en el distrito seis.
Tanto así, que al único candidato y partido político que favorece la escena -una vez electo el candidato interno del PAN- es a Alejandro Guevara Cobos, precandidato del PRI, quien a estas alturas debe estar contento con los resultados.
Esto, tras darse a conocer que el nombre de su adversario político es EDGAR VARGAS ARIZABALO.
Pero toquemos un tema interesante, que dará pie a nuestro argumento.
En política operativa existe una área donde trabajan los operadores de los partidos (PAN, PRI, PRD, Morena, etc) y cuyos movimientos se gestan detrás del telón, nunca enfrente.
Muchos la llaman la cara invisible de la política sucia.
Pues bien, es ahí donde se generan las peores traiciones, y donde cohabitan los más crueles Judas, los que con una voz pueden matar o revivir ilusiones.
Unos y otros cohabitan como ovejas, pero en realidad en este cuarto predomina la ley del más fuerte. Es decir, gana el que tiene más poder.
Es eso lo que ocurrió en el caso de Edgar Vargas Arizabalo, electo candidato interno de Acción Nacional y enemigo hasta el filo del ataúd de Francisco J. García Cabeza de Vaca.
Fue en el CEN del PAN donde GUSTAVO MADERO, presidente nacional del partido decidió por dedazo elegirlo a él.
Pese al enojo de Cabeza de Vaca y de CÉSAR VERÁSTEGUI OSTOS, quien vio caerse el plan de instalar candidato suyo, ad hoc a sus propósitos. Todo ocurrió en un santiamén.
Fue en ese cuartel fantasma, donde todo es invisible y donde nada trasciende más allá de una pared, en que a Francisco Cabeza de Vaca se le dieron dos opciones.
¿Qué quieres, horca o cuchillo?
El reynosense al oír eso simplemente calló. No había nada qué hacer.
Su proyecto expansivo se topó con muro inquebrantable en el CEN del PAN.
La de Gustavo Madero (y a su lado su ahijado EDGAR VARGAS) fue una voz fulminante, cuasi diabólica frente a la mirada estupefacta tanto de Cabeza de Vaca como de César Verástegui.
Voz cortante como el filo de un cuchillo en manos de un verdugo.
Fue así como ALEJANDRO GUEVARA COBOS ganó doblemente. Ganó por partida doble.
Y si de por sí tenía el viento a su favor antes de saberse el nombre de su adversario, y se pronosticaba -desde entonces- una victoria a su favor a razón de 2 a 1, hoy, créalo, muy probablemente ganaría las elecciones por un 4-1. Salvo que las ganas de Edgar Vargas sean reales y muchas...más bien demasiadas. Y salvo que quiera en verdad dar la batalla, y no salir nada más a caminar. Si quisiera, podría triunfar el 7 de junio, pero dudamos francamente que ocurra.
Tenemos información que el PAN mantense seguidor de Francisco García Cabeza de Vaca ya juramentó no salir a votar por él.
Al menos la voz de SAMUEL MORALES, ex presidente del PAN local, ya lo dijo así. Literal.
Y junto a esa voz, se sumó la de cientos de simpatizantes del cabezón, su líder moral.
Concluyamos sintetizando el tema.
Esta área -del manejo del poder- es donde al PRI le gusta actuar. Donde se mueve y actúa como pez en el agua.
Y es donde en este caso por ser el macho dominante, por ser quien gobierna Tamaulipas, tiene la sartén por el mango.
Es en esa residencia donde cohabitan los hombres del poder, en donde cualquier partido político puede girar 180 grados y tumbar candidatos o insuflarles vida.
En este caso ya nos referimos a los candidatos del PAN y a su selección real, líneas arriba.
Edgar Vargas Arizabalo resultó electo y tras su elección favorecerá a Alejandro Guevara Cobos, pues sucesos ocurridos, señales e indicativos así lo dicen.
Por los motivos expuestos arriba.
En síntesis, el sistema priista de Tamaulipas asesta de esa forma un tremendo golpe al proyecto de FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA, quien a la verdad, nunca peleó con ahínco por hacer ganar su candidato.
Es más, para ser más claros, Cabeza de Vaca a través de César Verástegui Ostos jamás tuvieron candidato. Nunca. Y los que citó fue solo de dientes para arriba.
Lo de PEDRO LUIS RAMIREZ queda demostrado que fue una mascarada, una pantalla inexistente, una mala actuación digna de no creer, falsa, mentirosa. Una falacia total.
Lo cual nos hace sospechar -con evidente lógica- que hasta César Verástegui y su líder cabezón estaban de acuerdo en no seleccionar un fuerte candidato aquí.
En otras palabras, tenemos el sospechosismo de que el sexto distrito se vendió...bien vendido.
Al fin ocurrió lo que aquí habíamos anticipado hace tiempo, Alejandro Guevara iba a contar con un viento a favor, de tal forma que ya se comienza a hablar de un 4-1, favorable al tricolor.
El equipo de Alejandro Guevara Cobos está de plácemes y hay fiesta en su bunker.
Por último, pasaremos a otro tema.
Con una Policía Federal que opera como brazo armado de los pinoleros, como lo dijo con sarcasmo Andrés Manuel López Obrador, las calles de México siguen tiñendo sangre, particularmente en el sur del país, Guerrero, Michoacán y Chiapas, una región asolada por la pobreza y la impunidad.
Paralelamente, como si se caminara sobre las vías de un tren, el enojo del pueblo contra el presidente del país Enrique Peña Nieto va en franco aumento.
Ayer 26 de febrero, día trágico en el calendario de sangre que desde el 2012 se cuelga en las paredes de hogares mexicanos, se conmemoró el quinto mes de la muerte o desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, donde casi todo el estudiantado era de rasgos indígenas.
La mayoría procedían de ejidos o rancherías donde apenas hay para mal comer frijoles, chile y tortillas.
¿De dónde vino el espíritu soñador o romántico del presidente Enrique Peña Nieto para crear la 'gendarmerìa nacional' que en actos masivos como el Zócalo del DF, actúa más bien como infiltrado, como el brazo armado presidencial y no como protector del pueblo?
Cierto, la 'gendarmería nacional' es el soporte oficial de la Policía Federal, pero se supone que tiene la obligación moral de ayudar a preservar tanto paz como seguridad de los mexicanos.
No se sabe, pero de que la gendarmería está rindiéndole buenos resultados al presidente en el socave y aplastamiento de intentos de mítines manifestaciones o arengas públicas a su gobierno, no cabe la menor duda.
Es por eso las calles se tiñen de sangre. A diario se registran muertos y manifestaciones. Como por ejemplo la muerte del profesor Claudio Castillo Peña a manos de esbirros de la policía federal en calles de Acapulco, donde el magisterio propugnaba por el pago a sus salarios caídos, que desde enero no reciben.
La PF suele actuar con sigilo de madrugada, a eso de las 3 de la mañana cuando el cansancio cierra los ojos de todos.
Lo mismo ocurrió en Atenco en 2006. El ataque contra el pueblo se produjo exactamente a las 3 o 4 de la mañana. Aquél día la policía federal arrasó con lo que halló a su paso, cual ciclón intempestivo.
Al día siguiente amanecieron mujeres violadas, manifestantes en prisión y ciudadanos desaparecidos.
El recuento de daños del actual gobierno no parece punto de agenda que le importe al presidente.
Cierto, hoy ordenó cambios en su gabinete, se va JESÚS MURILLO KARAM de la PGR y entra ARELY GÓMEZ GONZÁLEZ, hermana de Leopoldo Gómez, quien fue conductor y moderador del desaparecido programa de Televisa de miércoles, Tercer Grado.
Más con todo y ese cambio ordenado, es insuficiente.
La ciudadanía pide más. Sobre todo en materia de justicia y de impunidad de sus cuerpos policíacos, que actúan más como entes de represión, más que como salvaguarda de paz y estabilidad social.
La salida de Jesús Murillo Karam como procurador general de la República coincide con el 26 de febrero, fecha donde el pueblo de Ayotzinapa conmemoró la desaparición de sus hijos, luego de cinco meses de haber sido ejecutados, y tirados a un río según la “verdad histórica” de Murillo Karam.
Su salida de la PGR coincidió además con la aprehensión -hoy- de La Tuta, el hombre más mediático y buscado de México.
La Tuta es un maestro michoacano, convertido en narcotraficante, quien hizo de la propaganda y la mercadotecnia publicitaria a través de medios e internet, su más atractivo encanto.
Tan poderosa fue su influencia que seducía al oyente con sus videos donde aparecía hablando, incluso informando. En sus videos detallaba lo que iba a hacer, y daba puntos de vista.
Era una especie de línea editorial de su empresa.
Pero volvamos al tema del presidente Peña Nieto.
Su problema se agrava desde que pierde el contacto directo con el pueblo.
Y en su caso solo existe una línea de comunicación entre pueblo y presidente, y es su gabinete, quien por su parte, la mayoría de las veces lo informa mal.
La gendarmería que creó Enrique Peña Nieto al inicio de su gobierno está compuesta por 5 mil miembros a su disposición; más la táctica de este cuerpo policíaco es erróneo, pues geopolíticamente solo va a donde hay mítines, manifestaciones y desórdenes político sociales.
No va a los puntos álgidos, a los que su antecesor Felipe Calderón iba.
Para ser más precisos, por regla general la policía militar (gendarmería) es enviada a diversos puntos donde se detectan focos rojos, manifestaciones políticas y sociales. Extrañamente sin embargo, no va a donde sobreabunda el narcotráfico.
Esto es raro; créalo, sumamente raro.
Con Felipe Calderón constantemente se conocía de pueblos enteros sitiados por delincuentes submundo. Pueblos enteros eran rehenes tras el cruce de balas entre ejército y ellos.
Aunque a diferencia de hoy, con Calderón Hinojosa no se reprimía al pueblo. A los manifestantes en mítines nadie los molestaba.
Hoy por su parte la Policía Federal y la gendarmería ampliaron su menú de opciones. levanta líderes magisteriales, líderes obreros, todos opositores al régimen.
Aplica el secuestro express su manera; devuelve a los levantados con cachetadas y advertencias y los devuelve al sitio donde los recogió, si bien les va.
Esto es insólito en el México postmoderno.
Es sorprendentemente malo, en un país que se jacta de pertenecer al grupo de los 12, al grupo de los 8, y a liderar países en latinoamérica.
Bien, hasta aquí por hoy. Hasta pronto.
