Ayer miércoles Miguel Carbonell debió impartir una conferencia magistral sobre la reforma política, con miras a dar elementos y juicios a los legisladores y lideres partidistas de Tamaulipas, para que puedan enfocar o enfilar la próxima reforma electoral. Ramiro Ramos y sus correligionarios tienen en la agenda que, para mayo próximo, darán al pueblo de Tamaulipas nuevas reglas del juego político.
Cuando fue la última reforma electoral hubo foros y conferencias. Recuerdo que en Rio Bravo se realizo una de ellas; un experto en Derecho Electoral, además, con experiencia como consejero electoral, vino y dijo que Tamaulipas estaba atrasado tres reformas. Y la verdad, muchos tuvimos la impresión –cuando se aprobó-, que fue poco el caso que le hicieron.
Hay una mesa plural para la reforma electoral en la entidad. Está conformada por 12 diputados. El presidente es Ricardo Rodríguez Martínez del PRI; y el Secretario Enrique Rivas Ornelas del PAN. Hay además 10 integrantes más: 4 del PRI y un del resto de los partidos políticos. Ya cuantificando el PRI tiene 5 y el PAN a 2. Se entiende que con el voto del Verde como del PANAL, es como el PRI puede hacer una mayoría simple en la inteligencia de que, en la negociación, puede haber otros votos más.
Y es que ya el PAN, por decir, no tuvo empacho en decir que ellos no tienen una propuesta de reforma electoral. ¿Sabrá Cesar Verástegui lo que eso significa? Que un partido no ofrezca una propuesta significa que no tienen el menor interés en los asuntos que tienen que ver con la población. Y en cambio, advirtieron, estarán pendientes para que las cosas se hagan bien. Estarán pues vigilantes.
Los temas de la reforma electoral pendiente en la entidad y que ya urge hacer, hay un plazo, tiene nombres. Edy Izaguirre como titular del Instituto de Investigaciones Parlamentarias es quien tiene que dar, si no línea, si ubicar a unos y otros diputados. Por eso, en cuanto puede, les recuerda que los temas pendientes son: la reelección de los Ayuntamientos, la elección consecutiva para los mismos cargos en los Ayuntamientos y de diputados, la duración de las precampañas y de las campañas, las nuevas formas de la nulidad y las candidaturas independientes.
El proceso de reforma electoral siempre avanza mas a nivel federal y las reformas en los estados, como si fueran satélites, hacen adecuaciones, pero se quedan cortas. Y es que, a nivel nacional, en la práctica hay más debate, más polémica y mayor apertura, porque no hay el dominio de un solo partido. En las legislaturas locales, es otro cantar, tal y como sucede en Tamaulipas: hay un partido político que tiene el control legislativo y que, en la práctica, sigue la línea que establece el titular del Ejecutivo.
Tan es cierto que las legislaturas locales no van acorde con los avances legislativos en lo nacional, que se dan el lujo de no cumplir con las mismas disposiciones emanadas de la Constitución. Recuerden, sucedió en la legislatura anterior: no cumplieron ajustar una reforma constitucional sobre las candidaturas independientes, que hasta se les apercibió. Tan simple como que en las entidades no les importa ir a la vanguardia en cuestión de las reglas del juego político.
Por ejemplo, uno de los temas más manoseados, tiene que ver con el empatar las elecciones locales con las federales. Ya hay antecedentes de ese reforma, de ese empate: en Puebla, Veracruz y quizá hasta Oaxaca, ya decidieron que en el 2016 elegirán a un gobernador que solo durara en el cargo 2 años. En el caso de Tamaulipas, Edy Izaguirre dice a tirios y troyanos que la reforma no demanda empate de las tres elecciones; quizá por eso, ya a finales del año pasado Ramiro Ramos hacía notar la posibilidad de que en el 2016 se elija a alcaldes y diputados por 2 años… y dejar, obvio, pendiente la del gobernador.
En fin, Ramiro Ramos y sus compañeros legisladores están ante una oportunidad histórica: hacer una reforma electoral acorde con los tiempos modernos, tal y como lo demanda un contexto en donde los medios que van encaminados a consolidar una democracia. La necesidad de fortalecer la democracia va de la mano con una legislación clara, consistente, que brinde mecanismos de mayor democratización. En caso contrario, quedaran como mediocres, que no se animaron a ir hasta el fondo de una reforma electoral histórica.
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