Conforme se acerca el plazo para la celebración de la elección intermedia del presente año, cada vez es más palpable el desánimo de amplios sectores de la ciudadanía en torno a la utilidad de acudir el primer domingo de junio a la cita con las urnas.
En estos momentos, hay cuando menos cuatro tópicos que se establecen como prioridad para los ciudadanos sin partido.
En primer lugar, se encuentra el tema económico. Y es que a pesar de la aplicación de las rimbombantes reformas estructurales, del supuesto o real boom energético y de los positivos indicadores de algunas de las más prestigiadas calificadores, a los mexicanos de a pie simple y sencillamente la bonanza no se les refleja en el bolsillo, y esa es una realidad que ningún fervoroso discurso va a enderezar como por arte de magia. Si a ello agregamos la zozobra que prevalece a nivel internacional por el incierto comportamiento de los precios internacionales del petróleo, definitivamente el cuadro no pinta nada alentador.
Un segundo tópico tiene que ver con el tema de la impunidad y la justicia. Y si bien es cierto que el lamentable caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala se ha convertido en un escabroso rosario de horrores criminales, mentiras oficiosas y verdades a medias de acuerdo a la conveniencia de los actores involucrados en el tema, lo cierto es que en la actualidad, la mayor parte de los mexicanos profesa una abierta y total desconfianza en el desempeño de autoridades policiacas y judiciales. Una sociedad sin justicia constituye un peligroso escenario para una nación que cada vez percibe más lejano el sueño de la reconstrucción del tejido social.
No podemos dejar de vincular este apartado al tema de la seguridad. Y es que a pesar de lo que digan los señores políticos de una y otra corriente, lo cierto es que a nivel nacional ningún partido político puede presumir haber encontrado la fórmula ideal para salvaguardar la integridad y patrimonio de sus gobernados, ya sea a nivel municipal, en los estados y ni siquiera en la federación. Nuestros Padrotes de la Patria son ejemplarmente eficaces a la hora de repartir culpas y de llevar a la hoguera mediática a sus adversarios, pero en términos reales, las tres principales fuerzas políticas de este país (PRI, PAN, PRD) tienen las manos igualmente manchadas de sangre. Guerrero, Tamaulipas, Michoacán, Juárez, Veracruz, Morelos… ejemplos sobran.
Y por último, pero no por ello menos importante, está el anquilosamiento en el que se encuentran estancadas las fuerzas políticas del país en cuanto a sus mecanismos de retroalimentación con la sociedad civil. Pareciera que todos los partidos caen en lo mismo, según la posición en la que se ubiquen. Veamos:
-Cuando están buscando el poder, los partidos y sus dirigentes son críticos implacables del sistema, cerrados a la mínima posibilidad de consenso. Su objetivo vital es la aniquilación del rival. A cualquier costo y por encima de la propia sociedad a la que presumen defender.
-Cuando llegan al poder, se cierran a la crítica, desestiman el diálogo efectivo con sus gobernados y se dedican de lleno a la autopromoción mediática. Califican a quienes los cuestionan como enemigos del sistema, vándalos o promotores del caos. En ese camino, muchas veces dejan de escuchar incluso a quienes los han llevado al poder.
Bajo este estado de cosas, será interesante ver qué tipo de estrategia pueden aplicar los partidos políticos y sus candidatos para motivar la participación ciudadana en los comicios y convencernos de que vale la pena seguirle apostando a la vía electoral. No está fácil.
El hecho es que el próximo 18 de febrero concluye el proceso de precampañas para la elección federal, y hasta el momento, nuestro anquilosado y costosísimo sistema de partidos no ha logrado concitar el interés de los potenciales electores en el desarrollo de la contienda. Son los mismos actores de siempre, diciendo los mismos mensajes de siempre.
Honestamente y en plata limpia, si usted no es dirigente, candidato o militante de algún partido político… ¿le interesan un carajo las elecciones de este año?
Es pregunta.
DE BOTEPRONTO: Lamentable el clima de temor e incertidumbre que se vive en los municipios de Reynosa, Valle Hermoso y Matamoros ante una nueva ola de violencia que se ha dejado sentir en la frontera norte de Tamaulipas. Y si a ello agregamos que el gobierno federal se ha limitado a justificar su presencia con personal armado, que luego no pregunten por qué se cuestiona el nivel de sensibilidad de las altas esferas gubernamentales. Una sociedad a la que se le roba el derecho a descansar, termina por dejar de soñar… y cuando un pueblo deja de soñar, resulta casi imposible que vuelva a CREER. Ojo con esto.
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