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Sección: Especiales / Cultura

Arqueóloga de INAH identifica nuevos subestilos en pinturas rupestres

Su estudio recibió el Premio INAH Alfonso Caso a Mejor Tesis Doctoral

29/01/2015 | Actualizada a las 17:50h
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México (Notimex).- La arqueóloga mexicana María de la Luz Gutiérrez se ha dedicado por tres décadas al estudio de las pinturas rupestres de las sierras de San Francisco y de Guadalupe, en el norte de Baja California, labor por la que recibió el Premio INAH Alfonso Caso, en la categoría de Mejor Tesis Doctoral.

Lucero Gutiérrez, como la llaman sus amigos cercanos, subió por primera vez a la Sierra de Baja California Sur en 1982, y desde el instante en que tuvo frente a sus ojos los grandes murales, las pinturas se convirtieron en su pasión, señaló el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En su Tesis Doctoral, la especialista da a conocer aspectos de los autores de una de las colecciones de expresiones prehistóricas más extraordinarias del mundo, inscrita en 1993 en la Lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Para entender el discurso usado por los pintores, primero conoció la arqueología regional e hizo una serie de estudios que dieron la base para enfocarse a las imágenes e identificar dos nuevos subestilos para esta tradición pictórica denominada Gran Mural.

Gutiérrez Martínez consideró indispensable realizar una investigación arqueológica para conocer el patrón de asentamiento de los autores, grupos cazadores-recolectores-pescadores que se desplazaban todo el año entre las montañas y las planicies desérticas aledañas, incluyendo las del litoral.

El trabajo doctoral se centró en el análisis minucioso de cuatro sitios: Cueva Pintada y Cuesta Palmarito, en la Sierra de San Francisco, y Cueva San Borjitas y Los Monos de San Juan, en la Sierra de Guadalupe, que la arqueóloga califica como emblemáticos de los mil 150 sitios hasta ahora registrados por el INAH.

La tradición Gran Mural es considerada una de las de mayor escala en el mundo por el tamaño de las imágenes; su estilo es realista, dominado por figuras humanas y animales, pintadas en rojo, negro, blanco, amarillo y los recientemente definidos por la propia investigadora: La Matanza y Guajademí.

El subestilo Guajademí concentra sitios donde se plasmaron figuras humanas dinámicas, con diseños geométricos que podrían representar atuendos u ornamentos; los animales presentan forma cuadrangular y están rellenos con líneas caóticas y puntos plasmados al azar, muchos de ellos trazados con las yemas de los dedos.

La arqueóloga resaltó que esta última práctica de pintar manos en positivo (improntas de manos) define los sitios pertenecientes al subestilo Guajademí, y destacó que es muy relevante la ubicación donde se manifiestan estos sitios.

Su estudio propone que en sitios emblemáticos similares a los analizados se congregaban, durante ciertas épocas del año, grupos pertenecientes a diversos linajes para el intercambio de materias primas, cacería comunal, arreglos matrimoniales y la celebración de rituales de veneración a los muertos.

Estos sitios rupestres (abrigos rocosos) de la sierra comparten características, como el ser de grandes dimensiones, estar cercanos a yacimientos de agua y a abundantes fuentes de alimento, así como su ubicación en parajes estratégicos.

Para la investigadora algunas figuras humanas plasmadas en las rocas son personificaciones de ancestros fundadores, reales o míticos, o representaciones de deidades veneradas a través del repintado ritual, acción con la que preservaban o recuperaban los motivos más antiguos, concentrando de este modo la memoria colectiva.

El estudio de María de la Luz Gutiérrez consistió en aislar, describir, clasificar y analizar numéricamente los marcadores de distinción para obtener un panorama general del componente antropomorfo de cada panel y definir sus estereotipos, calcular frecuencias y seleccionar casos únicos.

Por todo lo anterior, la tesis de María de la Luz Gutiérrez no sólo presenta importantes avances en la investigación arqueológica, sino una propuesta teórico-metodológica que puede ser aplicada en regiones similares a las de la península de Baja California.

La arqueóloga mexicana María de la Luz Gutiérrez se ha dedicado por tres décadas al estudio de las pinturas rupestres de las sierras de San Francisco y de Guadalupe, en el norte de Baja California
Fotografía Notimex
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