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Sección: Editoriales / Rutinas y quimeras

Dios ha muerto, viva la economía

Por: Clara García 26/01/2015 | Actualizada a las 18:13h
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Han pasado muchos siglos, incluso milenios desde que Abraham condenó al destierro a su hijo Ismael junto con Agar su madre; ese agravio nunca fue olvidado, se prolongó en la historia tanto de los israelitas como de los ismaelitas; para vivir desde entonces caminos antagónicos, en una eterna fricción que se prologa hasta nuestros días con muy diversos matices, nombres, grupos y personajes.

El atentado sufrido en la revista francesa Charlie Hebdo es parte de toda la historia de agravios que estas ramas familiares del Antiguo Testamento han tenido. Por un lado, los musulmanes descendientes de Ismael y por el otro, los descendientes de Israel (judíos y cristianos).

Nietzsche señala a fines del siglo XIX  en su libro “El ocaso de los ídolos” que “Dios ha muerto”, refiriéndose a que en Europa la sociedad había entrado en un nihilismo al matar a Dios, es decir, el mundo occidental se estaba volviendo secular. El problema, decía el filósofo es que esa secularización se construye con valores cristianos, es decir, el hombre mató a Dios pero sigue rigiéndose con sus leyes.

Esto permite ver con claridad el absurdo de esta sociedad europea al sentirse agraviada en sus valores, cuando dos musulmanes, demandando respeto por su fe religiosa, asesinan a un grupo de caricaturistas que se decían ateos. La sin razón del “Yo soy Charlie” va más allá de la solidaridad por el brutal asesinato; es la manifestación de una sociedad que, sin brújula religiosa, reclama respeto a quienes no ha respetado.

La ironía radica en que los europeos mataron a su Dios y reclaman el respeto a valores cuyo origen cristiano ya olvidaron: el respeto a la vida y a la libertad; condenando a quienes hoy más que nunca reafirman su fe y trabajan en todas las trincheras por ella, desde el terrorismo hasta la regulación de los precios del petróleo.

Pero Europa va más allá, la emblemática reunión de los líderes en la marcha solidaria  en París, días después del atentado a la revista, caminando codo con codo para demostrar su fortaleza, no es más que la expresión del miedo en la guerra contra el “infiel”, como se les llamaba en la época de la reina Isabel la Católica.

Ahora la lucha es muy dispareja, porque mientras ellos siguen luchando por  Alá y su profeta Mahoma, el mundo occidental lucha por cosas más terrenales, ya sin un Dios que haga de su lucha una fuerza de largo aliento; la economía parece ser el sentido de su vida; reduciendo todo a corporaciones y recursos energéticos.

Parafraseando a Marx y Engels, se puede decir que un fantasma recorre Europa, solo que esta vez no es el comunismo sino los musulmanes; que hay de todas las corrientes y desde moderados hasta radicales, es cierto, pero ninguno de ellos ha matado a su Dios y vive según lo que religiosamente consideran correcto.

Por lo demás, solo hay que ver como en el mundo económico siguen ganando la partida, no solo controlando el precio del petróleo, sino comprando empresas europeas y promocionando las suyas hasta en las camisetas del futbol.

Correo: claragsaenz@gmail.com

Clara García Sáenz
Historiadora y Promotora Cultural; catedrática de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
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