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Sección: Editoriales / La Ley de Herodes

La TV Mexicana, herida de muerte

Por: Miguel Ángel Isidro 18/01/2015 | Actualizada a las 14:17h
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Estamos viviendo una época de plena transición tecnológica. La revolución digital ya no es un asunto de ciencia ficción, es un tópico que se encuentra presente en la vida cotidiana de las familias mexicanas, como se hizo patente con la llegada del apagón analógico en la frontera norte de Tamaulipas, donde la ausencia informativa de las autoridades generó un torbellino de desinformación y dudas entre miles de ciudadanos, que a ciencia cierta desconocen los efectos, alcances y supuestas bondades de esta medida.
 
En la industria de la televisión mexicana el 2015 es un año de retos, sobre todo porque la competencia que plantea el crecimiento en popularidad de la internet y las redes sociales ha provocado que la batalla no sólo esté presente en el aspecto de la transición tecnológica, sino también en la riqueza, pluralidad y pertinencia de los contenidos .
 
Hasta hace algunos años, algunos escépticos consideraban remota la posibilidad de que la tecnología de internet  pudiese alcanzar una alta penetración en México, un país con 20 millones de habitantes en condiciones de pobreza, y con una diversidad étnica, cultural y socioeconómica de altos contrastes. Sin embargo, según datos de la Asociación Mexicana de Internet, se estima que para 2016, cerca de 70 millones de mexicanos estarán conectados a la red, lo cual representa que más del 50 por ciento de la población tendría posibilidades de conexión digital a través de diversas plataformas tecnológicas.
 
La posibilidad de conexión al mundo digital está cambiando también los hábitos de las audiencias. En México, 9 de cada 10 cibernautas usan internet para tener acceso a alguna red social, y la proliferación de los teléfonos inteligentes ha multiplicado de manera sorprendente la cantidad de usuarios mexicanos que permanecen en línea prácticamente las 24 horas del día.
 
A estas alturas, ningún actor político ni comunicador se atrevería a soslayar la importancia que han adquirido las redes sociales en el escenario político local. Casos como Ayotzinapa, Casa Blanca o la crisis de seguridad en Michoacán tendrían definitivamente otros derroteros sin la presencia, presión social y poder denunciante de los cibernautas mexicanos.
 
Uno de los aspectos que reiteradamente se critica en las redes es la parcialidad, real o aparente, de los medios tradicionales, polémica en la que los consorcios televisivos reiteradamente son objeto de cuestionamientos y rechazo por sus evidentes compromisos e intereses con las altas esferas del poder político y empresarial.
 
En el aspecto comercial, la TV enfrenta además la severa competencia de las plataformas de distribución de contenidos en línea. Este es un asunto de relevancia global , que está impactado en la industria televisiva internacional, que ahora busca nuevas estrategias para no quedar fuera de la pelea por los grandes presupuestos publicitarios. Mientras tanto , Reed Hastings, CEO de Netflix -empresa líder en la oferta de entretenimiento en línea-, se ha anticipado a adelantar que la TV ya tiene fecha de defunción, misma que vaticina para el año 2030.
 
Mientras todo esto ocurre, en México los medios electrónicos de comunicación se han convertido en rehenes de los insaciables y voraces apetitos de nuestro patético sistema partidista .
 
Después del triunfo electoral de Vicente Fox en año 2000, nuestro sistema político quedó "curado de espanto" sobre los alcances que podría tener una buena estrategia de comunicación política en los medios masivos de comunicación . A pesar de haber sido un presidente mediocre y acotado por sus opositores,  Fox fue un magnífico candidato, que logró derrotar al otrora invencible PRI gracias, entre otros factores, al trabajo de un equipo de profesionales de la comunicación y la mercadotecnia que contó entre sus activos con talentos de la talla del fallecido José Luis "El Bigotón" González (compañero de batallas de Fox en Coca Cola) y de Santiago Pando, entre muchos otros, que lograron convertir al guanajuatense en un auténtico fenómeno mediático.
 
Las reformas político-electorales emprendidas en los últimos tres lustros han marcado la ruta del más absurdo empoderamiento de los órganos electorales, partidos y candidatos en el terreno de los medios masivos de comunicación, a los que tienen acceso de una manera excesiva y desmesurada, en detrimento de los tiempos de Estado y de la factibilidad de una industria que, aunque les cueste trabajo a muchos lerdos reconocerlo, genera no sólo utilidades a grandes consorcios, sino que es fuente de empleos, pago de contribuciones fiscales y generadora de movimiento económico y comercial a través del mercado publicitario.
 
La peor de las noticias para el mercado televisivo nacional llega con el año electoral. Para darnos una idea del daño que nuestro sistema electoral está provocando a este medio, habría que reflexionar el siguiente dato: tan sólo en el periodo precampañas, que corre del 10 de enero al 18 de febrero del presente año, el Instituto Nacional Electoral transmitirá por televisión la friolera de ¡SIETE MILLONES! de spots de partidos políticos, de cara al proceso electoral de junio del presente año.
 
¿A quién en su sano juicio se le antoja encender la televisión para "deleitarse" con el vómito discursivo de diez partidos políticos con registro?
 
Estas campañas ya están al aire, y hay que decirlo: su contenido audiovisual y argumentativo es de una pobreza espeluznante. Cualquier estudiante de tercer semestre de comunicación produciría materiales más innovadores y congruentes con el supuesto interés de motivar la participación ciudadana en los comicios.
 
La televisión mexicana está muriendo como víctima de un doble ejercicio de mezquindad:
 
Mezquindad por parte de los empresarios del ramo que han abandonado por completo la iniciativa de generar contenidos atractivos e innovadores, que despierten el deseo de los espectadores mexicanos de ser parte de la experiencia televisiva. Sin el arrastre de los tres formatos más populares (noticias, deportes y telenovelas), la programación televisiva agoniza abrumada por la mediocridad.
 
Y qué decir de la mezquindad de nuestros partidos y candidatos . Acostumbrados a vivir en un mundo muy lejano al nuestro, nuestros Padrotes de la Patria viven creídos de que los televidentes consumirán sin reparó todo lo que se les presente en pantalla. Las campañas mediáticas de los partidos políticos en nuestro país son vacías, insulsas y hasta de mal gusto. Algunos partidos ni siquiera tuvieron la decencia de actualizar sus spots, como fue el caso de MORENA, a pesar de las millonarias prerrogativas que reciben de NUESTROS impuestos.
 
Si ninguno de estos actores hacen algo al respecto, antes de terminar la presente década, estaremos siendo testigos de la fuga masiva de televidentes mexicanos hacia la internet, con las millonarias pérdidas que ello implicaría no sólo para las televisoras, sino para los miles de mexicanos cuyos empleos dependen de la producción televisiva, la publicidad y las ventas de las empresas anunciantes.
 
Y todavía faltan las campañas...
 
DE BOTEPRONTO: Sigue la polémica por la "mini gubernatura" de dos años en Tamaulipas. Sin atrevernos a poner nombres, queda claro que si el interés de esta medida es propiciar la sincronización del calendario electoral con el federal, habría que cuidar que la responsabilidad de una eventual gubernatura interina o de transición recaiga en algún personaje que tenga conciencia plena de cuál será su papel en dicho proceso,por demás histórico. Ya sabemos lo que pasa con los "sustitutos" que luego se sienten gobernadores "legítimos". ¿Se acuerdan del "cerverazo" en Yucatán?
 
Por cierto, el argumento del supuesto "ahorro" en campañas es insostenible de tan absurdo. ¿Les darían menos dinero a los partidos o al órgano electoral? ¿Cuándo ha ocurrido eso en México?
 
Historia es destino...
 
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