Gobernar no es fácil: es fácil prometer en campaña, una y mil obras o programas, convertirlos en realidad es muy diferente en virtud de variables difícil de controlar. En estos días, por ejemplo, se está viviendo una contingencia económica que afecta no solo a México, que tiene a la baja el precio del petróleo y a partir de ahí la economía mexicana también se impacta: Tamaulipas, Egidio Torre Cantú, ya siente los efectos.
No sé hasta qué punto se puede decir que Jorge Abrego, ahora como Tesorero Estatal, se saco la rifa del tigre; y decir, por otra parte, que Miguel González Salum, el ya casi candidato a diputado federal, es un tipo con mucha suerte. Miguel en más de una ocasión fue a las televisoras, se planto ante los reporteros, para pregonar que gracias a las participaciones federales, al trabajo de gestión del gobernador, los tamaulipecos tendrían más recursos para obras públicas.
Y buen parte de las participaciones federales que llegan a Tamaulipas vienen por la vía de los ingresos petroleros. México de siempre, con su petróleo, ha tenido garantizado buenos ingresos que son soporte del gasto público. Incluso cuando se ha proyectado un ingreso presupuestal vía petróleo y resulta que luego el precio es mucho mayor al contemplado, hay pleito entre los legisladores de los distintos partidos políticos porque quieren más en la redistribución.
Más de un gobierno ha intentado, cuando menos en promesas, crear condiciones para que los ingresos nacionales no dependan en gran proporción de los ingresos petroleros. Cuando así sucede, se petroliza la economía nacional y ante una baja del precio el impacto es grande. Otros países lo han vivido y todo hace indicar que México está viviendo una cosa parecida: devaluación del peso y baja del petróleo a niveles inesperados.
Ante esta situación, me pregunto: ¿será un caso similar a la crisis que vivió Estados Unidos y que Agustín Carnsten, en aquel entonces (Secretario de Hacienda) califico como una leve gripa? Y es que luego, prácticamente, medio mundo pensó que era una neumonía. Una crisis de Estados Unidos nos pego y bien; ahora, un pleito por el precio del petróleo, ya provoco que se anuncien recortes y más recortes presupuestales… y en tiempos de elecciones.
Egidio Torre Cantú ya visualizo que puede darse una reducción en las participaciones. Lo que obliga, dice, a una redefinición de las prioridades del gobierno en relación con el quehacer gubernamental. Tienen que ajustarse el cinturón, es decir, hacer recortes; y tiene confianza en que no será necesario afectar el programa de obra pública en la entidad. Y es que Luis Videgaray ya sentencio que la única opción es reducir el gasto publico.
Y será Jorge Abrego, como nuevo tesorero, el responsable de proyectar, de administrar y de ejecutar el proceso de reducir el gasto público en Tamaulipas. En principio, cuando esto se hace necesario, se principia por establecer que no hay nuevas contrataciones; que se les reduce, a los servidores públicos determinados gastos personales, incluidos a veces, hasta los viáticos. Ya el extremo en las reducciones, es que se afecta a los programas que van dirigidos a la sociedad. Ahí es donde, servidores públicos como Antonio Martínez Torres (Sedesol), Manuel Morales Rodríguez (Obras Publicas) entre otros, saben que pueden bajar sus expectativas de hacer política con la administración.
Hay un detalle: Luis Videgaray hace notar que este año, el 2015, no hay problema porque hay un seguro de cobertura petrolero, pero que ya están en proceso para el año 2016: el año que Tamaulipas estará en plena elección local. Así que, la tarea de Jorge Abrego de aquí a ese año, se antoja no solo difícil, sino muy complicada, porque la solución no está en sus manos, dependen de factores y contingencias internacionales. Apretar el cinturón sale caro en términos políticos.
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