La fortaleza de la economía norteamericana y la debilidad del mercado petrolero siguen favoreciendo para apreciar al dólar y debilitar al peso. El denominado dólar spot cerró este jueves en 14.711 unidades a la venta, lo que implicó un nuevo máximo no visto desde el 12 de marzo del 2009, el peso retrocedió 16.10 centavos, equivalente a 1.11 %.
Como no rebasó el propuesto de 1.5 % diario, no operó la famosa “subasta de dólares” del Banco de México. La moneda nacional lleva tres días con una depreciación del 2.59 %. Por parte de las operaciones en ventanilla, que son las más comunes ya que las hace la mayoría de la gente, el dólar cerró ayer en 15.05 pesos.
Los niveles que ayer vimos, no los habíamos observado desde el 12 de marzo de 2009, cuando nos encontrábamos en plena crisis mundial de los EUA. Hace algunas semanas, nuestro peso era de las monedas menos depreciadas, por lo tanto las cosas han cambiado.
Desde el pasado 31 de octubre a la fecha, la depreciación del peso es de 9.5 %; la del euro fue de apenas 1 %; la del real brasileño, de 7.0 %; la del peso chileno, de 17.0 % o la del yen, de 5.9 %. Por lo anterior, solo pocos países son los que sus monedas han sido más castigadas que el peso.
Entendemos por ello que el gobierno mexicano, la SHCP y el Banxico actúe de forma más agresiva para aminorar este efecto de “Devaluación”, que ya no es tan minoritario, al absorber el 9.5 % en menos de un mes y 11 días. México siempre ha asignado culpas o beneficios a su vecindad norteamericana, por lo que esto se convierte en un muy desgastado discurso. Si queremos pasar a ser una economía emergente a una economía desarrollada debemos tener nuestros propios motores de crecimiento. Los motores de crecimiento propios son el mercado interno y una economía más sana con menor desigualdad en la distribución del ingreso.
Por los aquí citados acontecimientos de la moneda mexicana, adicional al rebasamiento de la tasa esperada de inflación, la perdida fuerte de ingresos por la caída del precio mexicano del petróleo a menos de 54 dólares por barril. Ayer jueves, el precio del petróleo mexicano cayó a un mínimo desde mayo de 2009, la sobreoferta en el mercado del crudo prolongó el desplome de esta semana. La mezcla mexicana de exportación finalizó en 53.72 dólares, una caída de 1.25 % o 0.68 dólares, respecto al precio de cierre del martes. El cierre es el peor desde el 5 de mayo de 2009, cuando se ubicó en 47.57 dólares el barril. En lo que va del año, el petróleo nacional se ha depreciado 41.9 %.
Hablar de problemas económicos, cuando aún no se repone la sociedad mexicana del impacto de los desaparecidos de Iguala, convierte a la situación nacional en un estado de inquietud permanente, por lo que en política se le denomina el “manejo de los daños colaterales”. Vale la pena observar el ánimo de nuestras fuerzas armadas.
Citando lo escrito ayer en El Financiero por Raymundo Riva Palacio […] Los comandantes de las Fuerzas Armadas están enojados y están hablando muy fuerte. Directos, intimidantes, amenazadores. Lanzan mensajes hacia el aparato político del gobierno y para todos aquellos grupos y personas que usan la violencia como método de lucha.
En sus palabras se asoman rasgos de intolerancia, contra los críticos y disidentes del gobierno. Se extrañan que no haya uniformidad de pensamiento, alineado al presidente, y muestran sus colmillos. No hay duda. Los tiempos difíciles mexicanos anuncian que los que vienen serán peores.
Los secretarios de la Defensa y de la Marina han estado apareciendo en público en las últimas semanas para emitir mensajes que han sido oídos con atención. Pero lo que se escucha salir del pensamiento del general secretario Salvador Cienfuegos, y del almirante secretario Vidal Soberón, es inquietante. Más aún que, entendiendo que en el gobierno de Enrique Peña Nieto la verticalidad es dogma y que no hay mensaje que se haga público sin pasar por la aprobación o el veto de la Oficina de la Presidencia, puede decirse que sus amenazas tienen como fuente de origen la casa presidencial.
El último de estos discursos fue el miércoles, cuando en la reunión de fin de año con los medios de comunicación, el secretario de la Marina, Soberón, dijo en el contexto de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa: “me llama mucho la atención ver actores o agrupaciones que se dediquen a tratar de desacreditar lo hecho por el gobierno federal, y me enoja más todavía que manipulen a padres de familia, que manipulen a esta gente porque eso están haciendo, pues están manipulando para no reconocer o para seguir incrementando esto”… ¿A qué y a quiénes se refería?... Se refería a la disidencia magisterial que tiene su corazón en Oaxaca, al vocero de los padres, Felipe de la Cruz, y al abogado de Ayotzinapa, Vidulfo Rosales.
Los comandantes también han dado muestras de no estar contentos con lo que están haciendo los políticos del gobierno al que sirven. Dos discursos previos revelan su desacuerdo. Del general Cienfuegos, cuando al hablar sobre la suspensión del desfile del 20 de noviembre dijo: “yo no lo cancelé; lo cancelaron ellos”. Es decir, los políticos en el gobierno. Del almirante Soberón, cuando el Día de la Armada afirmó que, por sobre los tiempos actuales, prevalecerá la Marina. ¿Y el gobierno peñista no?
Las proyecciones militares a través de los discursos, cambian en función de los humores en la Presidencia, donde les dictan cuándo hablar y qué decir. De esta forma, los secretarios han transitado del discurso que retoma de la experiencia del 2 de octubre de 1968, cuando las malas decisiones políticas los llevaron a las calles a reprimir mexicanos, a la retórica previa a la matanza de Tlatelolco, cuando todos fuera de las instituciones de gobierno, eran enemigos. No hubo matices en el verano del 68; no los hay en el invierno del 2014.
El almirante Soberón dijo estar enojado por las manipulaciones. Cuidado. Cuando un militar se enoja, sus subalternos pueden decodificarlo como una orden para actuar. El secretario de la Marina ya dio la lista de los enemigos del gobierno; el de la Defensa, amplió el catálogo. Tras estas apariciones públicas, se reconfirma la confusión estratégica del gobierno. Que los jefes de las Fuerzas Armadas saquen los colmillos indistintamente para amenazar a quien es violento y a los que disienten del presidente es propio de dictaduras, no de democracias. No se equivoquen. Para estos efectos, 1968 fue ayer […] (Fin de extracto de la cita Riva palacio).
Esperamos con preocupación e interés, que ante las proximidades de fiestas decembrinas las cosas vuelvan a su cauce normal, que lo ánimos se atemperen y el gobierno actúe con mayor inteligencia y tolerancia. A nadie conviene que las cosas en la crisis de la economía, la inseguridad y violencia se prolonguen Consummatum est
