Tarde, evidentemente tarde comenzó a generarse la respuesta de los priistas ante la andanada de críticas que con sorprendente ritmo ascendente han recibido el Presidente Enrique Peña Nieto y su administración en la coyuntura Tlatlaya-Ayotzinapa-Casa Blanca. Y la respuesta no solamente ha llegado tarde, sino que se antoja tímida de tan tibia.
Probablemente por la mente de muchos priistas pasa la idea de que responder a los ataques solo contribuye a sobre dimensionar los temas negativos y a sus precursores, pero dicha lógica simplemente no encaja con el nuevo contexto político y social, principalmente por el efecto multiplicador de las redes sociales.
En algunos frentes, hemos comenzado a avizorar una serie de expresiones de respaldo a la figura presidencial por parte de dirigentes del tricolor en los ámbitos de los estados y municipios, tanto en posicionamientos públicos como a través de las redes sociales. Sin embargo, el contenido de su discurso raya en lo obvio, y adolece de una severa falta de estrategia, ya que dichos pronunciamientos, lanzados a dos meses de que comenzara a acrecentarse la crisis, simplemente han carecido de eco.
De entrada, el presidente del CEN priísta, César Camacho Quiroz, simplemente brilla por su ausencia en el debate de los temas que marca la agenda política nacional.
Por ejemplo, el pasado 1 de diciembre, en su cuenta de Twitter Camacho Quiroz hizo referencia al documento titulado “Por un México con seguridad, justicia y paz”, a través del cual el PRI formuló una serie de compromisos “para respaldar las 10 medidas anunciadas por el Presidente Enrique Peña Nieto”.
El día 2 de diciembre, el dirigente nacional del tricolor ofreció distintas entrevistas radiofónicas para abundar sobre el documento, y después de eso, concluyó, al menos en dicha red social, el seguimiento del tema. Es decir, fue nota de un día…
Muchos priistas se quejan de que los medios y particularmente la internet han sobredimensionado los hechos negativos y que se están dejando de reconocer cosas positivas que está realizando la administración federal. Pero esa es la raíz del problema; el gobierno federal carece de una adecuada estrategia de comunicación política, y como partido en el gobierno, el PRI se ha mantenido aislado de la sociedad, bajo la equivocada idea de que a los partidos se les elige para gobernar y los ciudadanos deberían largarse a sus casas y no dar señales de vida hasta que se presente la siguiente contienda electoral. Efectivamente, el Viejo PRI superó muchas crisis, pero se debe entender que la sociedad mexicana ya no es la misma de 1968, 1994 o el 2000.
El proceso electoral de 2015 arranca con el Presidente Peña Nieto en el punto más bajo de su popularidad, con un PRI lesionado en su credibilidad por su tardía reacción ante obuses mediáticos como el de los casos Ayotzinapa y Casa Blanca y con un escenario complicado en el entorno económico internacional. Si se toma en cuenta que el proceso electoral será una evaluación de los electores al desempeño de la administración federal, el pronóstico se antoja demoledor para la causa del Presidente y su partido.
A Peña Nieto no sólo se le multiplicaron las asignaturas negativas, sino que éstas se acrecentaron porque su gobierno se olvidó de comunicar en términos cuantitativos. La comunicación gubernamental no se puede quedar en el terreno conceptual, no sólo se debe vender la idea de “Mover a México”, sino presentar evidencias tangibles de cómo se está trabajando.
En general, las expresiones de respaldo al Presidente Peña Nieto por parte de legisladores, gobernadores alcaldes y dirigentes del PRI ha sido tibia, poco consistente y evidentemente descafeinada. Como si no se quisieran comprometer a fondo con la causa. Como si cada quién se estuviera guardando su capital político para mantener su respectiva cuota de poder en la rebatinga electoral del año próxima.
Definitivamente, el PRI no la tiene fácil. Sus líderes y representantes no pueden seguir actuando como si Ayotzinapa estuviera en el Congo o pretendiendo que un escándalo como el de “La Casa Blanca” no remueve los rencores elementales de una sociedad que lleva décadas esperando noticias positivas en el terreno económico. ¿No les interesará asegurarle a su Presidente la mayoría en el Congreso? Es pregunta.
DE BOTEPRONTO: Los que también están brillando por su ausencia son los cuadros distinguidos del PAN a nivel nacional. Como que dan la impresión de estar observando la crisis desde la barda, conscientes de que el 2015 les puede representar la posibilidad de recuperar a su partido de la estrepitosa espiral de caída que los ha envuelto desde que los electores decidieron expulsarlos de Los Pinos en 2012. ¿O estarán esperando el momento para una provechosa negociación con el PRI de Peña Nieto?
Veremos y comentaremos…
Correo electrónico: miguelangelisidro@hotmail.com
Twittter: @miguelisidro
