Este sábado tiene mucho significado para mí: voy a participar en la caminata que organiza Aprendiendo a vivir con diabetes, A. C. (Diavivir) , cuya tarea está enfocada al brindar apoyo y consejos a quienes tienen problemas de salud con la diabetes. Significado porque mi esposa, mi hija y hasta Benito, me van a acompañar. En realidad no se desde cuando vivo con la diabetes; pero supe de ella a partir de 1995, es decir, casi 20 años.
Me da coraje y dolor enterarme por las notas informativas de lo que sucede en mi entidad. Por ejemplo, la Secretaria de Salud informa que en la encuesta nacional de salud en Tamaulipas, se encuestaron a 1542 hogares, con una población mayor de 20 años de 1434 (48% mujeres y 52% hombres). El 54.6% presentan problemas de obesidad; en tanto que de niños de 5 a 11 años hay prevalencia de pesos en un 18.7% y 20.3% en obesidad. Es el primer paso, indicio pues, para llegar a la diabetes.
Y los datos son duros, escalofriantes: en este año se han detectado, informa la Secretaria de Salud más de 190 mil casos de diabetes en población mayor de 20 años, están en tratamiento más de 18 mil y solo cerca de 9 mil pacientes se encuentran bajo control médico. Al respecto, vale señalar que Tamaulipas tiene el honroso primero lugar en diabéticos; y que, al menos en el 2011, por esta enfermedad fallecieron dos mil 665 tamaulipecos.
Con estos datos, la verdad, todos, pero todos, debemos ponernos a pensar, a reflexionar sobre una pregunta sencilla: ¿Cuánto nos queremos? Quienes somos creyentes en un Ser Supremo, entendemos que Él nos dio la vida… ¿Por qué, entonces, no cuidarla? Por eso es lo que sucede, al menos en el tiempo que llevo de convivir con ella, de llevarla a todos lados, sobre todo a las fiestas en especial a las bodas y quinceañeras de El Roble y El Alamito (este sábado hay, no me la puedo perder).
La mejor forma que ayuda a vivir con la diabetes en entender, comprender, que es una enfermedad y que, como tal, hay que actuar. En mi caso, inicialmente, batalle para hacer entender a mis amigos que tenía que modificar mis hábitos alimenticios (y de las fiestas). Les decía: estoy enfermo y les explicaba: por eso, salgo a caminar, trato de seguir una dieta apropiada, evitar pues los excesos, me tomo mis pastillas en forma metódica… y, como todos, a veces me destrampo.
El camino correcto para sobrellevar la diabetes es con el apoyo y cuidados de la familia. Por eso es, vaya pues, significativo que este sábado se realice una caminata familiar en apoyo de la diabetes. No dudo que la convocatoria que hace Aprendiendo a vivir con diabetes, A.C, sea exitosa, lo importante es hacer conciencia de que la enfermedad, si no tiene cura, si tiene forma de prevenirla y además de controlarla. Al menos, eso hago y creo que todos deben hacerlo.
El trabajo que realizan en el hospital infantil no puede caer en saco roto, en un abismo. Vale mencionar que es invaluable, muy loable, el trabajo que ahí realiza el Dr. Hamilton, la Dra. Cornejo y la Maestra Martha Imelda Zapata Pesina, organizadora de la caminata familiar. Sin ellos, así lo entiendo, cientos de familias no tendrían la oportunidad de conocer lo que se debe hacer; ni cientos de niños y adultos, con diabetes, tendrían la oportunidad de seguir adelante, disfrutando la vida… como yo, por ejemplo, lo hago, con el apoyo de Martha mi esposa y de mi hija Ana Rosa.
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