Estamos a dos días de que el gobernador Egidio Torre Cantú entregue su cuarto informe de labores a la LXII Legislatura del Congreso local. Y hay expectativa en cuanto al mensaje político que ofrecerá, luego de un breve recuento de lo realizado por su administración (en los últimos doce meses) que tendrá lugar en el Parque Cultural Reynosa.
Sobre todo ahora que, ya es el dominio público, el monto que habrá de aportar la Federación a la entidad para ser invertido en infraestructura carretera, portuaria, educativa y de salud, entre otros rubros (en el 2015); y cuando el Poder Legislativo tamaulipeco está por definir el presupuesto estatal correspondiente al mismo ejercicio.
No por ello el mandatario ha disminuido su actividad pública, ya que es un hombre organizado que se da tiempo para atender los asuntos públicos inherentes a su investidura y afinar el contenido del documento, donde seguramente plasmará los avances sustantivos para lograr un Tamaulipas competitivo, sustentable, humano y seguro.
Una entidad fuerte para todos.
Así muestra la firmeza de su mandato; plena confianza de lo ejecutado en las distintas áreas de la administración pública y seguridad en sí mismo.
Tanta que sin él quererlo, significa un revés para los nostálgicos del poder que en los cuatro años de su régimen han soltado harto veneno, por verse desprendidos de la ubre gubernamental.
Y Usted bien sabe a quienes me refiero.
Tercer tercio
A cuatro años de iniciado este régimen, creo pertinente recordar que en un principio hubo cualquier cantidad de políticos que cayeron en la trampa de las voces discordantes que se alzaron en contra de Egidio Torre Cantú. Pero hoy que lo ven con rumbo definido, con proyecto político propio, no dudan en reconocer cuán equivocados estaban; y que fueron engañados por falsos profetas, amén de algunos aceptar haber sido “víctimas” de la desinformación (sic).
A ese trabajo de Torre Cantú obedece que los capitales extranjeros como los nacionales y por supuesto los domésticos, de nueva cuenta muestren gran interés en invertir en Tamaulipas; y que ya se hable en términos reales, de una recuperación económica para el año próximo; de más empleo y de una política humanista tendiente a rescatar a los más necesitados; asistirlos con proyectos productivos, de justicia social y la oferta de fuentes laborales.
La congruencia del mandatario entre su oferta y lo concretado, hasta hoy, asoma con más claridad, tras haber sorteado los dos primeros tercios de su gobierno.
Y es cuando la entidad recobra el paso y se vislumbran más perspectivas firmes de recuperación.
Lamentablemente (hasta hoy también) los enemigos de Tamaulipas –que se cubren tras las curules y escaños del membrete albiceleste--, siguen tercos echando a caminar conjuras desestabilizadoras, con la intención de doblegar a Torre Cantú.
Pero se equivocan.
Yerran en sus pretensiones pues Egidio no se arredra ni se debilita, sino que atiende su propio rumbo. El rumbo de Tamaulipas. Y si ha recibido golpes éstos no le hacen mella, pues tiene voluntad y fuerza para asimilarlos.
De ahí que siga ganando credibilidad de manera paulatina.
Esto bien se confirma con la confianza que le muestran los inversionistas extranjeros, nacionales y, obviamente, los tamaulipecos.
Bueno, aunque sí haya excepciones, como aquellos que no se han subido al carro gubernamental y siguen tercos en convulsionar al estado.
Lo sabe Egidio.
Igual entiende que para lograr un crecimiento más rápido y sostenido (en materia económica), es necesario replantear acuerdos y alentar la inversión o impulsar el turismo; garantizar la educación laica y gratuita; insistir en el tema de seguridad pública; generar empleos; y apoyar con recursos al campo, para que Tamaulipas recupera la alta productividad que antaño lo hizo ser ejemplo nacional.
Pero esto se lograría con tiento, paso a paso como lo ha venido haciendo en su gestión, pues las heridas que sus antecesores le hicieron al estado, aún no están del todo curadas y hasta la fecha tampoco han cicatrizado del todo.
Recuento puntual
En su cuarto informe de Gobierno, Egidio Torre Cantú seguramente hará un recuento puntual de todas las acciones emprendidas (a lo largo de los últimos doce meses) por su administración; y como el punto sustantivo de toda su actividad, aparecerían los cuatro ejes en que se divide su Plan Estatal de Desarrollo.
Y que por cierto adecuó a los tiempos actuales.
Recordemos que durante los primeros cuatro años al frente del Poder Ejecutivo de Tamaulipas, el mandatario tuvo que sortear numerosas dificultades.
Pero la mayoría fueron por un descontento generalizado ante las medidas draconianas que el Gobierno Federal impulsó (en los dos primeros años), pues así --dijo Felipe Calderón Hinojosa al justificarse--, se pretendía restablecer los equilibrios y sanear los vicios que padecía la administración pública.
Sin embargo los resultados alcanzados (bajo el régimen presidencial del mentado “Hijo desobediente”) en el avance de la vida democrática del estado, los avances programáticos en torno a la construcción de un nuevo Tamaulipas y los alivios sustantivos a favor de los sectores sociales más vulnerables --que la administración de Egidio logró en esos 24 meses en comento--, claro que le permitieron paliar en gran parte los efectos de esa crisis, aunque hay sectores aún que no han sido debidamente atendidos, por la burocracia estéril que poca veces atina a cumplir cabalmente con su trabajo.
Sin embargo, considero que el cuarto informe de Gobierno consignaría las medidas correctivas que tuvieron que tomarse para caminar por el sendero correcto en los asuntos políticos, económicos y sociales de la entidad.
Tanto cuando ostentaba el poder la ultraderecha, como ahora, en que los “cachorros de la Revolución” están nuevamente instalados en Los Pinos.
De ahí que el panorama general del estado (hoy) ofrezca la impresión de que se ha modificado en forma importante, pues una cantidad de asignaturas que permanecían estancadas o metidas en círculos viciosos se ha destrabado, fluyendo con sorprendente rapidez e indicando el inicio de un nuevo y alentador ciclo.
El balance de estos 48 meses de gobierno, por tanto, perfila un pasado inmediato pleno de retos y dificultades que se han ido traduciendo en signos alentadores de recuperación económica; en un avance sin precedente de la vida democrática y del orden legal e institucional.
Usted lo ha visto, también.
Es más, creo que esos avances inciden mucho en los tamaulipecos, pues si en los dos primeros tercios del camino hubo qué apretarse (hasta de más) el cinto y padecer serios reveses, hay la esperanza de un futuro promisorio.
Por eso y más la expectativa en torno al informe crece día tras día.
Y a partir de hoy, seguramente, usted verá que los hoteles de Reynosa estarían al 100 por ciento de su capacidad; igual que los restaurantes y otros negocios.
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