Despejado en centro de Dallas… ¡quiten la capota!

“Hoy nos dirigimos al territorio de los ‘chiflados’ (extremistas-segregacionistas) pero no te preocupes, Jackie. Si alguien quiere dispararme con un rifle desde una ventana, nadie puede pararlo. Así que ¿Por qué preocuparse?” Mañana del viernes 22 de noviembre de 1963. Charla durante el desayuno entre John F. Kennedy y la primera dama.

LO CLARO: Primero, enunciemos temas sanos; aquellos que nos estimulan al positivismo.

El ejercicio de la rendición de cuentas, es una práctica que se arraiga culturalmente entre la población. Su derecho implícito en la participación democrática de su entidad –mediante la emisión del voto- le da ese ‘poder’ de sentirse en la necesidad que aquél a quien eligió libremente, le informe a detalle las cuentas públicas de su encargo.

En el caso de Tamaulipas, llegamos al cuarto año del periodo-estatal gubernamental.

El mandatario Egidio Torre Cantú, dará en breve la reseña de la actuación y el gasto encomendado en su quehacer.

La inversión en seguridad pública; la atracción de capitales; el sector salud y sus programas de combate a flagelos como el cáncer en la mujer. En fin. Habremos de conocer los resultados de la aplicación de recursos en general, por el orden de los casi 40 mil millones de pesos en el presente año.

La transparencia se ha convertido en el beneficio de quienes somos gobernados.

LO OSCURO. En la parte sombría, hoy hacemos mención a los cincuenta años cumplidos del magnicidio del presidente de una nación, más recordado de todos los tiempos. Ningún mandatario en la historia de cualquier país conocido, se asemeja a la popularidad –hoy- de JFK.

Las incógnitas prevalecen. Las dudas y los sospechosos –muchos ya en el mismo destino que Kennedy, por el paso del tiempo- siguen enunciando los mismos nombres.

El más ‘risible’, se adjudica precisamente al hermano menor de John, que aseguraba el crimen habría sido encomendado por el presidente cubano Fidel Castro; tras asegurar el barbón, que de ello dependía su propia supervivencia.

Por cierto, es el único ‘sospechoso’ vivo.

A cincuenta años de perder la luz, el presidente que sólo estuvo mil días frente a las riendas de la nación más poderosa del mundo, hoy se recuerda intacta y acrecentada su popularidad.

Sus detractores y querientes, aseguran que más que forma, Kennedy significaba fondo.

Un legado que mantiene viva la flama de esperanza de los norteamericanos, por una vida mejor.

Aseguran, su vida reflejaba la leyenda de Camelot y el rey Arturo (los maliciosos, ponen en boca de Jackie la cita) en referencia al majestuoso invento de ficción de un poderío y glamour que hasta la fecha… extrañan.

El “presidente de los medios” y la popularidad femenina, le llamaban.

Este amigo suyo, tuve la ocasión de acudir en calidad de turista al lugar del fatídico día para los Kennedy y para la nación entera. Sin pericia en el tema, la idea de un asesino solitario desde un sexto piso, causa hilaridad.

Dos horas y 17 minutos permaneció Estados Unidos sin presidente; hasta la juramentación de Lyndon B. Johnson sobre la improvisada biblia, a bordo del Air Force One (Kennedy habría comentado lapidariamente con su secretaria privada, que Johnson no contendería a un segundo periodo en la vicepresidencia. No estaba convocado).

En vida, Kennedy enfrentaba enemigos externos e internos. Quizá los más peligrosos, serían los de su país. Segregacionismo y contrarios a sus políticas de impulso a un gobierno pacifista. Los dueños del dinero, desairaban esas opiniones.

Hemos aprendido en México, en carne propia. No solo el segregacionismo y la extrema izquierda que desea el control, arrebatando, pateando, mordiendo, cuando el voto le desfavorece.

También se ha manchado de sangre la vida política del país, con elementos similares al de Kennedy. Colosio persigue con su historia, los mismos pasos de aquel asesino solitario.

COLOFÓN: “Kennedy weather” le llamaban al efecto por el cual, el lugar que visitaba el presidente, transformaba para bien las condiciones climáticas del sitio.

A la llegada al aeropuerto, los agentes del servicio secreto fueron cuestionados por radio policial, precisamente por las autoridades locales: ¿cómo desfilaría el presidente? El cielo con gran tino, se acababa de disipar de nubarrones. Era sentencia, o coincidencia: “Despejado el centro de Dallas… ¡Quiten la capota!”

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