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Sección: Editoriales / Claroscuro

La verdadera educación de calidad

Por: Alejandro de Anda 20/11/2014 | Actualizada a las 10:22h
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Y dice la maestra “-Pepito. ¿En qué tiempo está ‘esto no debería haber pasado?” a lo que el imberbe contesta “¡Preservativo imperfecto, maestra!”

LO CLARO: Que se legisle sobre el tema. Es imperativo. (Estamos en otro asunto, por cierto).

La planeación y construcción –en su caso adecuación- de los espacios públicos para el tránsito de bicicletas. No es tema ordinario.

Las llamadas ‘ciclovías’ han demostrado su efectividad en Europa. No sólo como medio de transporte. El impulso a la práctica sana de ejercitar el cuerpo, amén de la sobreentendida rentabilidad de contribuir a la disminución de gases que provocan el sobrecalentamiento de la Tierra.

Los diputados del Congreso local de Tamaulipas, han elevado la iniciativa a manera de ser considerada como tema prioritario en la planeación urbana de las principales entidades de la geografía de éste estado.

Que así sea en todo el país. Lo exige el sedentarismo, la diabetes, el costo de gasolina y otros miles de adjetivos implícitos en los beneficios.

LO OSCURO. Retomamos el primer párrafo.

La educación de nuestros hijos, tal como exigimos: debe ser de calidad.

Es un derecho indelegable que tienen implícita en su nacencia los educandos. ¿De quién es la obligación? No. No es del gobierno. Es obligación de los padres. De nosotros, el brindarles las garantías de acceso a una formación que les permita contar con las herramientas para enfrentar al mundo.

Sea la que hasta hoy –al alcance de cada quien- les hemos otorgado; o como muchos sacrificados padres hacen, en el sentido de aún quedarse sin recursos para bien vivir, pero dando a sus párvulos, acceso a educación privada.

El caso, es que hemos liberado esa responsabilidad en un ente político; que ha usado la bandera de la educación –las más de las veces- como trampolín político y causa de votos.

El resultado, es un deplorable sistema obsoleto; que no tiene posibilidades de resurgir a ofrecer una verdadera calidad educativa. Nunca tendremos los estándares competitivos para pensar en la educación de líderes. Seguiremos creando profesionistas de ‘google’ (copy & paste), por decir lo menos.

Países como Corea del Sur e incuso nuestros vecinos del norte (USA) han apostado a la educación privada como el mejor mecanismo de exigir por la contraprestación de un servicio que merecemos.

Claro, opinaremos que es un logro revolucionario y que la mayoría del pueblo mexicano no tiene acceso a un sustento digno; mucho menos al pago de servicios educativos.

Pero no seríamos el primer país en especular al respecto.

Quitando el monopolio de la educación al sistema, estamos en la posición de exigir le devolución de los renglones que se utilizan para tal fin. Es decir, administrar por nuestra causa los dineros (subsidios) que se emplean para la subsistencia del sistema más corrupto –pregúntenle a Elba Esther-. Y que seamos los mismos padres de familia, quienes estemos en condiciones de escoger la mejor escuela y los mejores maestros que preparen a nuestros pequeños.

En estados Unidos, el gobierno otorga una tarjeta al padre de familia –especie de monedero electrónico- mediante el cual, el tutor está en la libre elección de determinar qué es lo que más conviene a su hijo.

El gobierno nos ha demostrado en las más de las veces, que mucha administración provoca caos.

Ahora, con la puesta en marcha de la reforma energética, no serán empleados del gobierno quienes extraigan los combustibles del subsuelo. Solo serán entes supervisores. Recordemos que PEMEX y CFE serán sólo rectores del servicio.

La banca pública es otro claro ejemplo, al que el banco de México establece parámetros de comportamiento.

¿Para cuándo le toca a la educación?

Sería sin duda, una sana competencia de los maestros, por ofrecer –de sí mismos- la mejor preparación a los futuros líderes del país.

COLOFÓN: Los que persisten en la educación gratuita, sostienen que sin ésta, no existe futuro. La hemos palpado por muchos años… si nos dan la ‘educación que merecemos’, la mediocridad –como hoy- prevalecerá por los siglos de los siglos. Nunca hemos tenido ‘futuro’.

alejandrodeanda@hotmail.com

@deandaalejandro

HECTOR ALEJANDRO DE ANDA CORTEZ

Tampiqueño de nacimiento.

Licenciado en Administración de Empresas con maestría en Administración Pública por la UAT.

Diplomado en mercadología política por el Tec de Monterrey y en Análisis y gestión de gobierno por el Colegio de Tamaulipas.

Diplomado en derecho municipal por la ULSA.

Consejero titular de COPARMEX. Titular de relaciones públicas del Club Rotario Victoria de Escandón

Ex sub secretario de Participación Ciudadana en el CDE PRI Tamaulipas

Ex servidor público municipal en la capital tamaulipeca.

Actual presidente del Instituto Político Empresarial en Cd. Victoria.

Empresario de medios escritos. Publica la revista Viva Tamaulipas! desde mayo de 2009

Colabora en varios medios impresos del Estado y en portales informativos electrónicos de renombre en el sur y en el norte del Estado.

La columna Claroscuro se publica desde el 2007 en los mismos medios, trisemanal.

Especialmente tocamos temas económicos y de política en general.
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