¿Qué es la “gobernabilidad”, esa palabreja que tanto usan para clamar su ausencia en este país? ¿Qué quiere decir eso?
“La gobernabilidad encarna las tradiciones e instituciones por medio de las cuales se ejerce la autoridad de un país”, nos dice Daniel Kauffman. Ahora bien, la eficiencia y eficacia de las mismas es entonces lo que determina su grado de falibilidad. Y como el embarazo, no se tiene “un poco” de preñez: estás grávida o no lo estás.
En 2012, el IPADE, Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, la escuela de negocios de la Universidad Panamericana, elaboró un estudio acerca del índice de gobernabilidad en México, justo después del sexenio de Calderón. En él ofrecen cinco dimensiones que fungen como indicadores de la percepción de los encuestados, entre los que se encontraban estudiantes, empresarios, amas de casa, etc.
Aspectos como representatividad, legitimidad, responsabilidad, eficacia, fueron medidos; la estabilidad política fue endeble según los encuestados: 4 de cada 5 consideraron que la violencia del crimen organizado era demasiado alta, mientras que un 90% no creía que se respetaran los derechos humanos ni que las leyes fueran adecuadas para la aplicación de la justicia. Casi el total de los encuestados piensa que a sociedad civil no se involucra en la política, y el 85% dice que la corrupción aumentó.
De igual modo, porcentajes altísimos creen que las universidades públicas no están respondiendo con la formación del capital humano requerido, ni que los egresados vayan a conseguir un empleo bien remunerado, o que vayan a atestiguar que la marginación, desigualdad y pobreza se reduzcan. Asimismo, el 90% de los sondeados desconfiaban de los medios de comunicación: 81 % los califican de utilitaristas y 62% los acusan de radicalizar ideológicamente a la población.
El IPADE termina ese estudio dado a conocer apenas hará dos años, con ominosas proyecciones que parecen haberse cumplido hoy. Prevé pocos o nulas mejorías dado el cambio de sexenio que apenas el 1º. de diciembre de ese mismo año nos agarró, y se me hace que no muy confesados.
Me preguntó qué dirían los indicadores, porcentajes y demás instrumentos fríos y puntuales de la investigación, si hoy día se midieran las percepciones de este gobierno actual, que en medio de reformazos y crímenes de estado, mantiene al país sumido en una crisis de gobernabilidad que asquea, indigna y horroriza. El quid del asunto es, ¿qué vamos a hacer al respecto, apreciable lector?
Pero ya sabe: eso digo yo…
LA CAJONERA…
1.- LA FRASE: “La gobernabilidad del país no puede depender de grupos a los que el país no les importa”. Fernando Savater.
2.- UN TROZO DE POESÍA: “No va a perecer jamás nuestra ciudad por designio/ de Zeus ni a instancias de los dioses felices./ […] Pero sus propios ciudadanos, con actos de locura,/ quieren destruir esta gran ciudad por buscar sus provechos,/ y la injusta codicia de los jefes del pueblo, a los que aguardan/ numerosos dolores que sufrir por sus grandes abusos./ Porque no saben dominar el hartazgo ni orden poner/ a sus actuales triunfos en una fiesta en paz./ Se hacen ricos cediendo a manejos injustos./ Ni de los tesoros sagrados ni de los bienes públicos/ se abstienen en sus hurtos, cada uno por un lado al pillaje”. Eunomía (Buen Gobierno) Solón de Atenas, 600 a.n.e.
3.- MISCELÁNEOS: DE CHILE: Como en la película “La Dictadura perfecta”, dirigida por Luis Estrada, “La caja china” de la distracción está a todo lo que da con la visita del Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornwall, que se descolgaron desde Inglaterra para, entre otras cosas, comer pastes de Hidalgo, herencia gastronómica de sus antepasados mineros. ¿Y el país, ‘apá…? DE DULCE: 45 años del inicio de transmisiones del fabuloso programa educativo de la televisión “PLAZA SÉSAMO”; fue un 10 de noviembre de 1969 que comenzó esta serie, que ha pasado de ser uno de los dos programas infantiles de aquel entonces, hoy día compite con 85 programas, obteniendo un honroso vigésimo lugar entre los espectadores de 2 a 5 años. DE MANTECA: Y hablando de in/gobernabilidad, ahí la lleva Miguel Mancera, quien se recupera satisfactoriamente de la operación a corazón abierto a la que fue sometido hace días. Sus voceros insisten en que el santo hombre puede desempeñar sus funciones y que antes de que digamos “Popocatépetl”, ya regresó a jalar.
Veremos, dijo el ciego…
