Carlos Cuauhtémoc Sánchez, el autor entre otros libros de “Juventud en éxtasis” estuvo en Victoria y pontifico sobre el liderazgo, los valores y la familia. Y sus palabras fueron contundentes, afirma que hay una descomposición social, que hay problemas de valores, que se piensa en lo urgente y no en lo importante y afirma: “somos los padres los que estamos perdiendo la brújula”.
El autor de libros que exaltan los valores, el ánimo de superación, de encontrar el punto de partida para el éxito, vaya pues, tiene éxito porque sus libros son buscados y leídos. Por eso, el Tecnológico de Victoria al organizar el III Congreso Internacional sobre Energías Renovables, lo trajo para que hablara a los jóvenes y a las familias. Y hasta donde sabemos fue un éxito.
Al ser entrevistado, después de su conferencia magistral, hizo notar que hay una descomposición social, que es consecuencia del impacto de la seguridad pública y otro tipo de factores. Y concluye que los culpables son los padres: “Están confundidos en una vorágine de compromisos siempre pensando en lo urgente, tanto que se les olvida lo más importante”.
Explica que los padres han perdido de vista las prioridades e importancia de entender que sus hijos requieren tiempo de calidad, trabajo, inversión, pero en cambio le dan eso a cualquier proyecto, empresa o empleo, pero no a los hijos. La cuestión: ¿Quién está de acuerdo con esta afirmación? Los hechos que describe, en la realidad, son ciertos, sin embargo, yo creo que en última instancia los culpables no son los padres y si una injusta estructura económica.
Los padres son culpables de que sus hijos no reciban, en casa, la educación y los valores pertinentes. Pero no es que no quieran, hay que considerar que, hoy en día, los salarios son más pequeños, el sueldo no alcanza y desde finales de los ochentas a la fecha, ha cambiado una práctica social y familiar: la mujer, la madre de familia, ya no está en casa; y no esta, porque tiene que trabajar; lo hace para que en la familia haya más recursos y puedan darse una vida más digna.
Quizá no sea el caso, pero hay una realidad familiar y social que no podemos ocultar: cada vez hay más mujeres jóvenes que ya son madres de familia. Una exalumna me conto: “me levanto a las 5 am, porque tengo que arreglarme para ir al trabajo; despertar a mi bebe, alistarlo y llevarlo con la señora que me lo cuida, porque yo entro a las 7 de la mañana a trabajar. Salgo a las 2 pm y me voy a la facultad y hasta las 8, o pasadas, es cuando recojo a mi hijo”.
Digo, puede ser un caso aislado, pero es una realidad. Hace tiempo la directora de una escuela primaria envió a un niño por su mama, porque era necesario explicarle algunos detalles. El niño no regreso, pero al día siguiente lo acompaña la mama y se queja: ¿Por qué regreso a mi hijo? En casa no hay nadie, todos estamos trabajando y si no está aquí, estará en la calle, ¿sabe lo que eso significa? Creo que no es necesario dar más explicaciones; es entendible las influencias, quizá negativas, que pueda recibir.
La situación, creo, para muchos de los niños de hoy es la siguiente: si son parte de un familia de escasos recursos, lo más probable es que ambos padres (madre y padre) salgan a buscar recursos para pasar la vida; si es, vamos pues, de una familia con un ingreso digno, pero que ambos padres trabajan, el niño lo más probable es que vaya a un cendi o a una guardería; y si de de una familia de buena posición social, como dice Cuauhtémoc Sánchez, lo más probable es que ambos padres se la pasen en negocios y mas negocios, reuniones sociales, etc… ¿Quién, pues educa, a los niños del presente?
Correo: meliton@prodigy.net.mx
Web: http://meligue.blogspot.mx/
