Este jueves 23 de octubre la comunidad universitaria de la Unidad Académica de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Tamaulipas tendrá su proceso electoral, en aras de elegir a quien será director por cuatro años a partir del mes de noviembre próximo; dos candidatos buscan el cargo: Enrique Alfaro Dávila y Rafael Torres Hinojosa, ambos, doctores de derecho, y que han presentado su plataforma de trabajo a la comunidad de la Unidad en los tiempos que marcan los estatutos.
Personal docente y alumnos serán los encargados de otorgar su confianza a alguno de los dos candidatos, poseedores de una trayectoria académica y personal de muy alta consideración.
Atrás han quedado rumores sobre aspectos que pretendieron oscurecer el proceso pre electoral y electoral: esta misma semana se hará oficial el nombramiento del nuevo director, y quien resulte triunfador deberá ponerse a trabajar muy intensamente para conformar un buen equipo de trabajo que cumpla con los ofrecimientos que se han hecho principalmente a los jóvenes integrantes de las distintas licenciaturas, maestrías e inclusive, doctorados.
No se trata de afirmar que uno u otro es mejor, o que la opción era la que se marcó desde un principio: todo lo que se ha dicho, o mucho de ello ha sido producto de devaneos y rumores, esos que tanto daño hacen a la población, y en el caso de la comunidad universitaria, que ofenden la inteligencia de los jóvenes de educción superior inscritos en el presente ciclo escolar, y que tienen el derecho y obligación de emitir el sufragio, su confianza y su opinión sobre quien deberá dirigirnos durante cuatro calendarios.
Todavía el miércoles se llevaron sendos actos de proselitismo de ambos candidatos en las instalaciones de la Unidad, vigilados por una comunidad universitaria que ya no se deja engañar tan fácilmente y no ha seguido esos rumores que, insistimos, tanto daño hacen a la vida democrática de nuestro estado.
Como miembros de la comunidad universitaria en cuestión, tenemos preferencias como es natural y lógico –nada insano- por quien suponemos deberá obtener la victoria y llevarnos a un rumbo de dignificación de la exfacultad de Derecho, porque su trabajo seguramente le ha permitido tener la confianza de proponerlo y a sus seguidores la de creer que es posible hacer todo lo que se ha presentado en el plan de lo que a partir de estos momentos puede ser la nueva dirección.
Suponemos que, como comunidad social civilizada y con un nivel de preparación importante, quienes formamos parte de la UADCS sabremos defender nuestro derecho a elegir libremente, porque así ha sucedido en años anteriores pese a que agoreros del amarillismo y escándalo, chisme de barriada y más se han encargado de diseminar y gritar a los cuatro vientos que hay elecciones dirigidas, que no hay democracia y muchos conceptos ofensivos para todos nosotros.
Lo que nos queda por hacer es exigir a esos habladores que cierren la boca, que emitan su opinión en forma de sufragio y respeten el resultado que se debe presentar en un ambiente cordial en todos sentidos.
Nada valdrán los pataleos que se quisieron hacer presentes días antes ni los reclamos injustificados; hoy, Derecho es una escuela que tiene vida propia y seguramente, con el cambio que se avecina tendrá nuevos derroteros, nuevas metas y nuevos proyectos que alcanzar.
Es tiempo de cambio y hay que aceptarlo. A los –y las- que se resisten a soltar sus privilegios, hacer el llamado a la unidad y el trabajo, porque queremos que no se permitan más esas arbitrarias acciones que llevan a un retroceso académico y social.
La Unidad Académica de Derecho tiene este jueves su fiesta electoral, y hay que respetarla, apoyarla y aceptarla, sin augurar negativos aspectos que nada tienen que ver con la realidad.
Así pues, a partir de este jueves: bienvenido, amigo, señor director, y deseamos que usted y su grupo nos ayuden a seguir creciendo.
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