Los últimos 30 días, la situación social, económica y política de México ha cambiado en forma extraordinaria, la luna de miel que inició por la ratificación de las once reformas estructurales que negoció el presidente Enrique Peña Nieto con las principales fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión, pasó de pronto para vivir una realidad distinta.
Todo se mide desde dos eventos que fueron la gota de agua que derramó el vaso de la paciencia y candidez del pueblo mexicano, principalmente representado por dos grandes grupos sociales, los estudiantes del IPN y la UNAM, y los profesores normalistas identificados por la CNTE.
La muerte de seis personas, los 19 heridos pero sobre todo los 43 desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa, Guerrero, en la población de Iguala, despertaron lo que Don Jesús reyes Heroles bautizó en la década de los 60´s, como el México Bronco.
Claro que los escenarios y las circunstancias sociopolíticas de la época del movimiento del 68, es muy diferente a la etapa actual del México del siglo XXI. Ahora la juventud se encuentra más distraída por el uso y manejo de las redes sociales; así como más controlada por los medios de información y comunicación masiva.
No debemos dejar pasar la contaminación de las expresiones actuales de manifestación de estudiantes del IPN ante la presión que lograron con el secretario de Gobernación, con la salida de la directora de la institución, y la exigencia de 10 puntos a modo de las inquietudes de estudiantes y maestros del Politécnico, que buscan una apertura moderna y reingeniería de la histórica institución tecnológica con más de 170 mil estudiantes matriculados.
También se inician a notar rasgos amplios de politización del problema de Guerrero y de Tlatlaya del Estado de México, ante la inminente apertura de los tiempos políticos electorales, donde se renovarán los 500 diputados el próximo mes de julio de 2015, así como más de 700 municipios y otras tantas entidades de gobierno.
Primero la presión sobre la huida del alcalde perredista de Iguala Guerrero, después la presión de posible salida por omisión del gobernador de Guerrero, luego la propia petición de panistas para exigir la renuncia del gobernador citado y del procurador General de la república, el hidalguense Jesús Murillo Karam.
El mismo ausente hasta tiempos recientes, Andrés Manuel López Obrador que estrena partido político, ya levantó la mano pidiendo la propia renuncia del presidente de la República. Sin olvidar el maltrato recibido por el líder moral del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, al pretender encabezar la semana pasada un acto de repudio de los hechos de Iguala, siendo repudiado por un grupo de manifestantes forzando su huida del evento.
Nadie con su sano juicio podría justificar los hechos aberrantes de asesinato y desaparición forzada de estudiantes normalistas en Guerrero; todos los ciudadanos coherentes hemos de alguna manera repudiado esta manifestación de violencia y barbarie, que amenaza por descarrilar el tren de la democracia y civilidad del Estado Mexicano.
Por eso afirmamos aquí, que no sabemos a qué hora nos arrolló este tren insólito. La mezcla de las cuestiones públicas con el crimen, conocido como Narco política, ha llegado a límites en México que no debemos seguir tolerando ni gobiernos, partidos políticos y ciudadanos en general.
Por ello, desde aquí votamos por que estos hechos lamentables lleguen pronto a sus esclarecimiento, que imploramos por que aparezcan con vida los 43 estudiantes normalistas, que el cauce de las instituciones retomen su rumbo.
Sobre todo exigimos que se termine de una vez por todas, con el manejo politizado de la justicia mexicana, que se termine con la flagrante impunidad, que se castigue a los verdaderos culpables, tanto materiales e intelectuales de estas acciones incalificables.
Hoy más de 20 instituciones educativas se han sumado a las manifestaciones de repudio, incluso están en paro académico el IPN y varias facultades y vocacionales de la UNAM. Organizaciones políticas nacionales se han sumado también a esta indignación.
Más de 30 países del mundo se han pronunciado en contra de la violencia de México, la ONU, la Comunidad Europea, las organizaciones de Derechos Humando entre muchas más exigen que se esclarezca este crimen mexicano.
No estamos en tiempos de seguir recibiendo reconocimientos internacionales que no demuestran cordura y coherencia de la problemática interior de México. Una cosa es la macroeconomía solvente del país y otra la flagrante pobreza (microeconomía) de la mayoría de mexicanos que se encuentra lastimada y violentada por todo lo aquí citado…
