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Sección: Editoriales / Golpe a golpe

‘68: culpables del genocidio

Por: Juan Sánchez 02/10/2014 | Actualizada a las 10:02h
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Este día se cumplen 46 años de la masacre estudiantil acontecida en la Plaza de las Tres Culturas del complejo habitacional Nonoalco-Tlatelolco (Distrito Federal), y aunque legalmente Luis Echeverría Álvarez ya fue exonerado del genocidio, la opinión pública lo sigue considerando culpable.

En consecuencia, la historia oficial de ningún modo fincará cargos al exmandatario --cuyo período constitucional fue entre 1970 y ‘76)--, quien se desempeñaba como secretario de Gobernación cuando empezó, hizo crisis y se aniquiló la asonada juvenil en 1968; ni a Gustavo Díaz Ordaz (en ese entonces Presidente de México); pero tampoco a los políticos y funcionarios federales (de la época) involucrados en ese movimiento de masas tanto como en cruento suceso, por lo que su responsabilidad sólo habrá de permanecer en los textos que, sin tomar en cuenta el veredicto oficial, han sido publicados a los largo de más de cuatro décadas.

Y de eso existe una amplia bibliografía.

Algunas precisiones

La masacre ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas no fue, de ningún modo, todo el movimiento estudiantil.

Sí su fase más deplorable, cierto, pero nunca el alma del conflicto que como características principales tuvo la anarquía, la deslealtad y la traición de quienes no respetaron los acuerdos entre el Gobierno Federal y el llamado Consejo Nacional de Huelga (CNH).

Esa insurrección juvenil la aprovecharon varios precandidatos a la Presidencia de la República, buscando así presionar a Gustavo Díaz Ordaz para que adelantara el rejuego sucesorio.

Éstos eran Luis Echeverría Álvarez, Alfonso Corona del Rosal, Emilio Martínez Manautou y Marcelino García Barragán, quienes despachaban como secretario de Gobernación, jefe del Departamento del Distrito Federal, secretario de la Presidencia de la República y secretario de la Defensa Nacional, respectivamente.

Como fundamento de esta hipótesis, hay testimonios que refieren que luego de muchos coqueteos, desaires, agresiones, vituperios, retos y una que otra mentada de madre, el Consejo Nacional de Huelga y el Gobierno Federal establecieron un puente de negociación.

Por el lado oficial: Jorge de la Vega Domínguez y Andrés Caso Lombardo; y por el CNH: Marcelino Perelló, Gilberto Guevara Niebla, Luis González de Alba, Raúl Álvarez Garín, Anselmo Muñoz Juárez, Félix Lucio Hernández Gamundi y Florencio López Osuna.

El mediador: Fernando Solana Morales, entonces secretario general de la Rectoría; y los escenarios fueron:

1) la casa del rector Javier Barros Sierra, y

2) la residencia de Caso Lombardo.

Sin embargo los historiadores oficialistas soslayan hablar de esas reuniones, a no ser que lo comenten en espacios cerrados o petit comité, porque entonces la manipulación que pretenden hacer de la historia ya no obedecería a las instrucciones recibidas por sus mecenas, de los que, por cierto, ya pocos quedan con vida.

La cercanía de la Olimpiada (otoño de 1968), por otra parte, sirvió de pretexto (también) a los funcionarios más interesados en la sucesión presidencial, cuando sugirieron a Díaz Ordaz acelerar el proceso de aniquilamiento del conflicto juvenil, porque, según dijeron, éste podría servir a intereses desestabilizadores.

Y los enumeraron: a) conjura internacional, b) instigación, c) complot comunista, y d) agitación profesional.

Para sustentar su recomendación represiva, los desleales burócratas arguyeron, además, que el movimiento constituía una seria amenaza para el desarrollo de los Juegos Olímpicos, pues los ojos de todo el mundo estarían sobre México y no era conveniente, de ninguna forma, que se hablara de agitación social.

Menos cuando los organizadores del evento distribuyeron pegotes en todo el país con el símbolo de éste: una paloma, significado de la paz.

Frente a la duda, el señor de Los Pinos ordenó I) se expulsara de México a diplomáticos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); II) que se estrechara la vigilancia sobre Carlos A. Madrazo y Humberto Romero Pérez alias “El Chino” –autor del mote “El Tribilín”, impuesto a Díaz Ordaz--, porque supuestamente eran los financieros del conflicto; III) que se echara del país a los líderes comunistas –aun cuando los rojos de motu proprio se largaron de México mucho antes de iniciado el movimiento--, y IV) que los dirigentes del CNH, presentados ante él como agitadores profesionales, fueran capturados.

Lucha estudiantil

Hasta la víspera de la asonada juvenil de 1968, diversos grupos independientes (y en algunos casos extremistas) le disputaban el control político-estudiantil a las organizaciones académicas sometidas por (algunas) autoridades del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Escuela Normal Superior (ENS) y la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).

Pero ese dominio ínter escolar no se ejecutaba de motu proprio, sino en connivencia con determinados funcionarios del Gobierno Federal, bajo el principio de Julio César Cayo: “Vine, vi, vencí”, ya que sólo de esta forma podría “evitarse” el desbordamiento de cualquier manifestación previa a los Juegos Olímpicos o sabotear los intentos de reforma educativa planteados por sus comunidades.

Pese a todo propósito de contención, los estudiantes ya habían demostrado (entre 1956 y 1967) que ninguna estructura académica (oficial) podía frenar sus legítimas demandas.

O disuadirlos de ganar la dirigencia.

Lo hicieron en 1956, cuando se dio la huelga nacional de escuelas; en el ‘58, inspirados en el movimiento ferrocarrilero; un año después (en el ’59), al solidarizarse con el magisterio; en el ‘62 y ‘63, alentando en las universidades de Puebla y Morelia la reforma educativa; en 1966 durante las huelgas en la UNAM, las Normales Rurales y la Escuela de Agronomía de Ciudad Juárez; y en el ‘67, por la represión contra las universidades de Sonora y Tabasco.

Además en muchas otras batallas estudiantiles, que los libros de texto oficiales no reconocen ni aceptan, pero que sí están plasmadas claramente en la historia de nuestro México independiente.

Ahí está la hemeroteca que no deja lugar a dudas.

Mar de confusiones

Sobre el tema se han editado muchos libros –regularmente bajo la autoría de los ex dirigentes estudiantiles--, pero ninguno de manera oficial, por lo que cada texto ofrece puntos de vista parciales y quienes los financiaron seguramente lo hicieron para abono de sus propios intereses.

Ya ve Usted que en México los llamados intelectuales siempre han sido oportunistas.

Siempre han hecho sus propias interpretaciones del movimiento juvenil a lo largo de más de cuatro décadas, y, al menos durante el conflicto, nunca orientaron a los muchachos ni los alertaron sobre qué podría ocurrir por enfrentarse al Gobierno Federal.

Por tanto, se insiste en que en 1968 los intelectuales no se mostraron como líderes de opinión, pero en cambio, años más tarde Carlos Salinas de Gortari cooptó a un grupo de ellos a través de la revista “Nexos” y coincidentemente son los mismos que siguen medrando con el pasado, aunque para hacerlo más productivo han retorcido los acontecimientos.

Anarquía en el CNH

El claro desorden del movimiento juvenil de 1968, aprovechado por algunos funcionarios gubernamentales en su disputa por el poder, fue sencillo alentarlo por la inercia misma de los jóvenes que, al sentirse marxistas y/o maoístas, cuando menos, confundieron sus desplantes revolucionarios cayendo en la anarquía.

En esa doctrina que no tiene un sustento ideológico firme, sino que preconiza la supresión del Estado.

Fue su principal error.

De ahí que los más propensos a la asunción presidencial resulten los autores intelectuales de la masacre, aun y cuando Luis Echeverría Álvarez siga espetando que Díaz Ordaz fue el único responsable del genocidio.

Esto y más lo revela el libro intitulado “68, Tiempo de hablar”.

De mi autoría, por supuesto.

En el contexto afirmo que es necesario analizar fríamente la rebelión estudiantil del ‘68, sin apasionamientos, para poder ofrecer la claridad buscada por la opinión pública durante 46 años.

Y para que los jóvenes conozcan cómo se desarrolló el movimiento estudiantil y cuál podría haber sido su verdadero significado, pues si se entiende el proceso de la alzada pudiera comprenderse todo lo demás.

De eso estoy convencido, porque sé que los significados deben encontrarse en los procesos y no, erróneamente, en las interpretaciones desatinadas de unos cuantos ex dirigentes de la masa estudiantil que en el martirologio han encontrado su modus vivendi a lo largo de más de cuatro décadas.

Obras de bacheo

Atendiendo la urgente necesidad de rehabilitar las calles, avenidas y los cruces peatonales que se vieron afectados por las intensas lluvias, la alcaldesa de Matamoros, Lety Salazar, dio instrucciones para intensificar el programa de bacheo en la ciudad, conformando diez frentes de trabajo que permitirán atender, en menor tiempo, las vialidades principales y los accesos a las colonias, así como los arroyos secundarios por donde hay nutrido tránsito peatonal.

Para agilizar las tareas la Secretaría de desarrollo urbano, ecología y servicios públicos, contrató temporalmente personal y maquinaria, que se encargan del bacheo con asfalto caliente y compactado.

Hasta la víspera se habían atendido las principales calles del centro de la ciudad y las avenidas Tamaulipas, Lauro Villar, Leyes de Reforma, 12 de marzo, Sendero Nacional, Solidaridad, Bustamante y “La primera”, entre otras.

En cada una de las rúas se trabajó en diferentes tramos, que fueron priorizados de acuerdo a la carga vehicular o tráfico, y atendiendo igual las solicitudes de la población.

Y es que la instrucción de Lety Salazar es agilizar este programa de tal forma que, pueda rehabilitarse la mayor cantidad de calles, antes de que se cumpla el pronóstico de lluvias para este fin de semana.

Semáforos inteligentes

Con el apoyo del gobernador Egidio Torre Cantú, la administración municipal que preside Pepe Elías Leal trabaja en la modernización de las calles, semáforos inteligentes y para buses, en beneficio de la seguridad de las familias que pueblan Reynosa.

Pero también exhorta a los conductores a respetar al peatón.

Esto habla bien del alcalde, quien intensifica sus acciones para que haya mejor infraestructura en materia de vialidad y respeto al peatón.

Los semáforos inteligentes fueron colocados en puntos estratégicos de la ciudad, donde además se montaron estructuras galvanizadas que no requieren de mantenimiento ni luces Led para tener mayor visibilidad.

Aparte ahorran energía y brindando mayor seguridad.

Desde su inicio, el municipio de Reynosa se dio a la tarea de brindar soluciones de fondo a las inquietudes de los ciudadanos, en relación a la seguridad vial de las personas en intersecciones estratégicas como son el libramiento Matamoros-Monterrey, el libramiento Oriente, el boulevard Morelos a la altura del puente “Álvaro Obregón”, el boulevard Morelos-Centro de Salud y la carretera Reynosa-Río Bravo-Puente Miguel Ángel.

Estas acciones impulsadas por el alcalde Pepe Elías Leal en la infraestructura y señales viales, así como el de respeto al transeúnte, responden de manera efectiva a los ciudadanos y ubica a esta frontera como una ciudad donde la modernidad se conjuga con la seguridad vial para los peatones y automovilistas.

Medalla al mérito

El presidente municipal de Victoria, Alejandro Etienne Llano, estará mañana en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), para recibir la medalla al mérito de servicio público “Jacinto Faya Viesca” (en su edición 2014), que año tras año otorgan la Fundación Universitaria de Derecho, Administración y Política S.C. (FUNDAp), y la vicepresidencia de la Asociación Mexicana de Egresados del INAP de España A.C., en colaboración con la Universidad Autónoma de Querétaro y la Comisión Estatal de Información Gubernamental de esa misma entidad.

La FUNDAp (Fundación Universitaria de Derecho y Administración Púbica, A.C.) es una sociedad civil que nace 1997, en la ciudad de Santiago de Querétaro, con la finalidad de ofrecer a servidores públicos, directivos del sector público y empresarial, a líderes de organismos no gubernamentales y sociales, así como a investigadores y docentes, actividades de capacitación-formación, a través de cursos, talleres, seminarios y diplomados en las áreas del derecho, administración, política, calidad en educación y en áreas afines, además de fomentar y desarrollar la investigación y asesoría–consultoría.

Em@il:

jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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