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Sección: Editoriales / Entre Nos

Redes sociales: Cobarde anonimato

Por: Carlos Santamaría 01/10/2014 | Actualizada a las 09:00h
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No cabe duda que el uso de las llamadas redes sociales por Internet es algo que se ha generalizado a grado tal que se visualiza gente de cualquier edad conectada a una de ellas: Facebook, Twiter y otras son la forma en que hoy en día nos comunicamos con enormes ventajas… y gigantescos riesgos.

Ocasionalmente nos llega una solicitud de amistad de “Todo Victoria” y queremos saber con quién estableceremos la comunicación: vemos el perfil y únicamente encontramos imágenes de cuadros con leyendas algunas románticas, otras no tanto, fotos de artistas y demás: no hay una fotografía o nombre real de quien nos está invitando.

Lo que sigue: cuando es amigo, nos reclama el que no lo hayamos aceptado. Tenemos que entender que hoy en día no podemos poner a disposición de cualquier persona la información de la familia o personal, y en ese sentido, no podemos confiar en esos sobrenombres a menos que sepamos que “pecas” es fulano de tal, o que “muñeca bonita” es la persona que conocemos.

Luego sucede lo que hemos visto últimamente: la irresponsable forma en que se maneja la información y que es producto de los riesgos del llamado “periodismo ciudadano”, el que realmente no cumple los propósitos con que los expertos lo han visualizado.

Ven una fotografía de un determinado suceso y la publican tirando lodo y piedras a la autoridad de cualquier nivel; insultan a Peña Nieto a placer o hablan de Egidio también de esa forma, pero, lamentablemente, escudados en un “alias”, en un sobrenombre que oculta la identidad de quienes, envalentonados, hacen uso de este recurso para difamar, publicar diatribas y ofender.

En ese sentido, algunos usuarios, incluyendo periodistas en activo se han dejado llevar por la sangre caliente del momento y publican cosas que no son apegadas ni a los principios básicos de esta profesión ni a la ética de la verdad y la probidad con que se debiera manejar la información, con la idea de que mucha pero mucha gente verá la misma.

Entonces, las redes sociales se convierten en el “arbusto cibernético” perfecto para tirar la piedra y esconder la mano.

No nos dejemos llevar por lo que se publica a diario, y si tenemos una poca de idea de lo que es la honestidad, procuremos, cuando haya acontecimientos que queremos dar a conocer, confirmar su veracidad para, entonces, dar vuelo a la misma información, recibir comentarios y sugerencias.

Dejemos a un lado los insultos que provienen de gente sin capacidad de comprensión ni mucha materia gris que digamos y que, como pensamos diferente, recurren al argumento del tonto: el insulto.

Vemos que alguien con determinada filiación política escribe algo, y si somos de otra idea, le insultamos, le ofendemos y humillamos con un cinismo que espanta, que llama la atención… que daña y mucho.

Hay que entender una cosa y es necesario saberlo: el periodismo es una actividad que se supone es ejercida por periodistas que saben los principios de la misma y tienen una idea de la técnica que hay que desarrollar para convertir un hecho en noticia u otro género importante. Hay quien no tiene una idea de cómo escribir su nombre y se firma como “jUlYan” en lugar de “Julián”, por citar algún ejemplo.

Piensan que alterar las letras y mezclar mayúsculas y minúsculas, letras que no son las adecuadas, es algo muy “chic”, muy de moda, que les da estatus, pero la verdad, el único estatus que consiguen es el los ignorantes que no pueden establecer un debate porque su entendimiento no da para más.

Utilicemos las redes sociales en forma responsable, congruente: hagamos la crítica fuerte si es necesario, pero fundamentada e la verdad. La opinión de cada quien es sagrada y hay que externarla y defenderla pero no con insultos, porque eso no enriquece ningún debate.

Ojalá muchos hiciéramos un uso responsable de las redes sociales, que buena falta nos hace, sinceramente.

Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx

Carlos David Santamaría Ochoa,

(México, D.F., 1957) Licenciado en Relaciones Públicas, Maestro en Trabajo Social y maestro en Comunicación; Doctor en Comunicación y Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia, España). Diplomado en periodismo y en locución ( U.A.T.) Periodista desde el año de 1979.

Jefe de fotografía del periódico El Heraldo de México (1979).

Ha colaborado en los diarios locales El Mercurio de Tamaulipas, El Diario de Ciudad Victoria, La Verdad de Tamaulipas y en revistas como Poste Restante, A quien Corresponda, entre otras. Fue corresponsal del diario El Nacional, de la revista Época de México y de radio grupo ACIR. Fotógrafo profesional desde el año de 1978.

Fue jefe de prensa del Instituto Estatal Electoral en Tamaulipas y del Hospital General de Ciudad Victoria. Actualmente se desempeña como profesor de periodismo y fotografía en la licenciatura en Ciencias de la comunicación, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, donde también colabora como investigador.

Es presidente de Vive con Diabetes, A.C., dirige y conduce el programa de radio Al Día en Radio UAT.

Recientemente publicó su primer libro: Diario del Camino, Unidos por la Diabetes.
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