RELATO 1.-Con las botas desgastadas repletas de lodo, con camisa y con pantalón de mezclilla roídos, pero sonriente, él encaminó sus pasos hacia los bares de Ciudad Victoria para buscar unas monedas, no le hace que venda barato su arte, su voz, su talento en tan solo 10 pesitos la pieza.
Abraza fuerte a su otra media naranja -su guitarra- a la que protege de la lluvia con una funda negra, porque después de todo es la que le permite satisfacer sus necesidades económicas, que son tan complicadas, que le impiden el sueño.
Se acomoda él a unos metros de nosotros y de inmediato rasca las cuerdas de su guitarra, las hace llorar y con una voz fuerte, pero modulada, deja escapar por su boca aquello que se titula “Señora de Experiencia”, una melodía de su autoría que hace poner la piel chinita.
Al instante todos voltean a verlo y notan que su físico se asemeja al de Pedro Infante en sus años mozos y hasta sus ojillos pispiretos los mueve casi igual que esa inolvidable leyenda del cine mexicano, que por natural, por legítimo, por simpaticón rompió corazones como si fueran floreros al estrellarse con en el piso.
Y así, como racimo, una a una fueron desfilando las canciones en esa noche bohemia que Antonio Tovar Hernández “El Victorense”, le regalo a aquellos desconocidos que, complacidos, se despojaron de algunos billetes que contribuyeron a hacer menos pesada la pena de aquel trovador que demostró que no es un improvisado.
Y cómo no, si “Toño”, para sus cuates, carga en su mochila gratos recuerdos que le han dejado el haber participado en seis Festivales Internacionales de Tamaulipas del 2008 al 2013, el haber alternado con figuras como los grupos La Leyenda, Selva Negra y Los Plebeyos y en otros eventos, como en el Metropolitano de Tampico, donde frente al Gobernador, Egidio Torre Cantú, interpretó “Mi estado de Tamaulipas”, también suya, apenas el año pasado.
Ya entrados en la plática, el cantante, muy modesto, por cierto, no presume que es tecladista, que no le teme al acordeón y que además las canciones que compuso –entre baladas y huapangos- suman más de 20, lo que le ha ganado que los principales medios electrónicos he impresos de la capital tamaulipeca lo entrevisten.
Por eso suelta un suspiro y se le pregunta porqué. “Mi sueño es acercarme al señor Armando Manzanero ahora que actúe en el FIT que ya está en puerta para obsequiarle mi material y para que me afilie a la Sociedad de Autores y Compositores de México, donde el compositor yucateco, tiene manga ancha”.
El – Toño-, actuará solo en dos municipios campiranos durante el FIT que ya inicia, pero no pierde la esperanza de que Doña Libertad García Cabriales, titular del ITCA, le presente a Don Armando en su visita a Ciudad Victoria, para buscar consumar su sueño.
Dos discos grabados – que tuvieron un costo de 50 mil pesos cada uno- avalan su experiencia y a sus 42 años, la vida lo obliga a pensar ya más que en serio.
El no pide mucho y busca apoyar a sus tres hijos –Gustavo Adolfo, Iván Eduardo y a Carlos Antonio-, este último licenciado en mecatrónica y con maestría en investigación robótica en el Politécnico Nacional y, todos ellos, bateristas, percusionistas, coreógrafos, bailarines y estudiantes.
Es, Toño, una joyita que le dará más vida al FIT.
Un trovador que lucha para que alguien lo escuche.
Y que concretice así, su sueño.
RELATO 2.- Como pavo real, se le nota hoy a ella luego del exitoso evento multitudinario del fin de semana en el Polyforum en el que se lució, pero en el que además colaboró para que la burocracia estatal se le entregara al gobernador Egidio Torre Cantú y a su esposa María del Pilar.
Horas fueron las que le dedicó el mandatario y su señora a los trabajadores del estado durante el informe de Blanca Valles Rodríguez, como lideresa del SUTSPET, y ella les correspondió con dos regalos: Un elefante y dos flamingos de material sólido.
El elefante para él, porque significa determinación, lealtad, defensa, paciencia y confianza.
Los flamingos para ella, porque le dan vida al equilibrio, a la fidelidad, a la fuerza, al romance, al amor, a la poesía y a la bondad.
Y acertó, porque según Blanca constituyen las virtudes que caracterizan a nuestras dos principales autoridades de Tamaulipas.
Demostró, ella, una vez más que tiene en sus manos el control de sus agremiados y que existe química con las autoridades que tienen que dar la cara frente a la burocracia estatal.
Algo tiene Blanca, por eso sigue firme.
Y no solo es el aroma, de mujer.
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