Quienes hemos abrazado la actividad de promoción a la salud como cosa personal, propia y muy especial tenemos la firme convicción de que, sin el apoyo de los medios de comunicación esta labor será prácticamente imposible de llevar a cabo, dado que si no llegamos a las masas en forma contundente, nada se puede hacer.
Puede haber mucho dinero de por medio en campañas que se llevan a cabo a diario, pero la fuerza que tienen los medios tenemos que reconocerla y apoyarnos en ellos, para lograr tener mucho mejores resultados de los que se dan hoy en día.
Así, se formula la Declaración de las Américas para la diabetes, en la que existe el compromiso de todos los gobiernos –léase: TODOS- del continente
para fomentar la educación en este rubro y combatir la incidencia que crece como la espuma.
El documento habla del compromiso que hicieron en su tiempo los gobiernos a través de sus ministerios de salud.
También, la carta de Ottawa obliga moralmente a los mismos gobiernos a hacer lo propio, aunque no especifica una enfermedad y lo hace en forma general.
El documento tiene más de tres décadas de existir, y hace el compromiso con las autoridades de fomentar a través de los medios masivos una intensa campaña de concientización y capacitación para todos los ciudadanos del mundo en materia de enfermedades que hoy en día matan a cada uno de nosotros lenta e irremisiblemente, con fatales resultados para los que las padecemos y nuestras familias.
En ese sentido, urge poner en práctica los postulados de estos documentos y otros que, seguramente, los veremos reflejados en los portales de organizaciones como la Mundial de la Salud –OMS- y otras –OPS- que tienen como misión fundamental el promover la salud, el que vivamos más sanos cada día.
En ese sentido, las autoridades hacen una labor fundamental y muy importante por la magnitud con que se desenvuelven, aunque hay que reforzar con una titánica labor a través de los medios, a lo que surge la primera interrogante: ¿es-tamos preparados los periodistas para ello?
Por una parte, entendemos que hay que tener conocimientos importante-mente fundamentales en el sentido de saber qué es y cómo cuidar la salud, de las enfermedades de la región y el tiempo, y por otra, saber trascender en ese sentido.
Urge, sinceramente, hacer causa común entre quienes tenemos el poder de hacerlo, por llamarlo de una manera: en primera instancia, la autoridad correspondiente en los niveles federal y estatal, y en segunda, los periodistas que nos interesamos en trascender con la información sencilla y clara que pueda construirse para que la gente cambie sus hábitos de vida y esas cosas que los permitirán cambiar e una sociedad urgida de resultados que vayan más allá de una carrera pedestre o una maratón… necesitamos más, muchas más cosas.
Y en ese sentido, se establecieron hace tiempo algunos cursos para periodistas interesados en la salud, para que pudiéramos entender los temas relaciona-dos con la conservación de la salud y por otra parte, para que la gente pueda en-tender los mensajes que la autoridad quiere compartir con todos nosotros, a manera de tener una sociedad con un nivel de vida mucho mejor.
Vayamos, pues, a fomentar este tipo de eventos que bien pueden darse en el marco de la Universidad pública, y que surgirían en sus aulas como manera de trascender, de corresponder a la confianza de quienes nos leen y como parte del aparato de capacitación comunitaria que debemos ser.
Es pues, un llamado a nuestras autoridades y a nuestros colegas, para que hagamos equipo y podamos constituir ese pilar faltante en la red de construcciones de una vida mejor.
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