Hoy inicia en Jalisco una consulta pública sobre la despenalización de la mariguana con fines terapéuticos y sobre el aumento del gramaje permitido para su portación. Es un ejercicio impulsado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En Estados Unidos, alrededor de 34 entidades promoverán, durante éste año, iniciativas para crear leyes sobre el uso médico de la droga en cuestión, y para imponer solo una multa por poseerla y regularla como se hace con las bebidas alcohólicas.
La tendencia, pues, en el ámbito mundial apunta hacia allá y México no escapa a la misma. Parece inminente la decisión de que, a la vuelta de pocos años, la mariguana esté al alcance de cualquiera que pueda adquirirla.
Pero, me pregunto y le pregunto: ¿tendrá algún beneficio social una acción legislativa de este tipo? Si lo hay no lo veo por ningún lado. No sé usted.
Como en todo hay dos bandos: uno que opina a favor y otro que se manifiesta en contra. Nosotros somos de éste último.
Le doy mis motivos: cuando éste tema comenzó a ser objeto de debate y polémica, el razonamiento más recurrente de los que están por el “si” fue de que, legalizar el uso de la mariguana sería arrebatarle el “negocio” de las manos a la delincuencia organizada.
Al ser legal la comercialización de la droga, se dijo y se dice, se pone fin al tráfico ilegal de la misma, que le genera millones y millones de pesos en ganancias a las organizaciones criminales.
Pero seamos realistas: desde hace mucho tiempo que la mariguana dejó de ser el negocio principal de la delincuencia. Es cierto, si, que sigue representando una fuente de ingresos, pero en nada se compara con lo que genera la producción y comercialización de otras drogas como la cocaína, heroína y muchas más de las llamadas sintéticas.
Eso por un lado. Por el otro, desde hace muchos años que el narcotráfico dejó de ser una actividad exclusiva. Es decir, la delincuencia ha diversificado su campo de acción y combina el tráfico de drogas con la trata de blancas, el secuestro y muchos otros delitos, que en suma le generan más ganancias que andar moviendo solo toneladas de “juanita” (otro nombre popular con el que se conoce a la mariguana).
Vistas así las cosas, si lo que el Gobierno pretende con una acción legislativa de éste tipo es disminuir los índices de violencia generados por el narcotráfico, está errando el camino.
En cambio, lo que sí queda claro es que liberar el consumo de la droga traerá enormes consecuencias de salud pública para los mexicanos, tal y como lo es hoy en día el alcoholismo.
Ojala y que la sensatez de nuestras autoridades y legisladores se impongan, para evitar que una locura de ésta especie se concrete. No me imagino a jóvenes y no tan jóvenes haciendo fila para comprarse unos “gramos” de marihuana para combinarla con cerveza y licor.
¿Usted se imagina ese escenario?.
EL RESTO.
Desde la cobardía del anonimato, un grupo de sujetos amparados en un sitio de internet igual de anónimo, se han dedicado en los últimos días a lanzar lodo contra un grupo de periodistas tamaulipecos, entre los que me incluyo.
Se promueven como tamaulipecos con valor cuando en realidad es eso de lo que carecen: de valor para enseñar el rostro.
ASI ANDAN LAS COSAS.
roger_rogelio@hotmail.com
