Sin temor a equivocarme la Noche del Grito es la fiesta que mas sentido da a nuestra identidad. La historia, la oficial, nos dice que el 15 de septiembre de 1810 Miguel Hidalgo y Costillo dio el Grito de Independencia; nos cuenta, la misma historia, que había conjurados que fueron descubiertos y, avisado, no le quedo otra que adelantar la fecha. Y 204 años después, los mexicanos, celebramos jubilosamente esa fecha, porque marco un antes y un después.
El Grito es quizá la fecha histórica mexicana que más se celebra en el mundo. Se hace en los Estados Unidos, ahí donde hay miles y miles de mexicanos, que cruzaron la frontera en busca del sueño americano; se celebra también en las embajadas que México tiene distribuidas a en el planeta. Y quienes están en el extranjero, como si estuvieran aquí, hacen su festejo y gritan Viva México.
Imposible decir que somos independientes Nos quitamos con El Grito la independencia política; pero ahora, difícil, muy difícil, es quitarnos la dependencia económica, la científica y la tecnológica. En aquella época nos dominaban los españoles; ahora, sin la menor duda, lo hace Estados Unidos, el buen vecino; pero también lo hace Japón, hasta China y no se digan los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Interamericano del Desarrollo.
Hidalgo dio El Grito de Independencia y, en la modernidad, cada gobernante –sean panista, priista o perredista-, lo emula desde el Palacio de Gobierno; vitorean a la bandera y pronuncian los nombres de quienes ofrendaron su vida por darnos patria y libertad. Y el pueblo, el pueblo mexicano, fiel al significado ritualista de la fecha, ahí está: llena el Zócalo en México, en la capital tamaulipeca, la Plaza frente a Gobierno: miles, miles y miles corean el nombre de los héroes.
Herminio Guzmán, el Secretario General, confirmo con anticipación que El Grito se daría en los 43 municipios. En años anteriores, bien lo deben recordar, hubo municipios que se abstuvieron por le clima de intranquilidad social que prevalecía e, incluso, el año pasado la lluvia estuvo a punto de impedirlo en la capital tamaulipeca. Este año es diferente: no lloverá, porque ya llovió y en demasía al grado que hay municipios desbastados y los daños en la capital son incuantificables.
El Grito debiera ser más comprometido con la actualidad. Que se grite, si, por los héroes que nos dieron patria y libertad, pero también por la urgencia de tener mejores gobiernos, servidores públicos que no sean corruptos, servidores públicos que sean eficientes, responsables y que no se caractericen por la improvisación. Es increíble: sexenio tras sexenio nos ofrecen que todo va a cambiar y así, cíclicamente, hay más ricos, más pobres, más problemas.
Lo indiscutible es que El Grito es una fiesta nacional: en todas las familias, en las ricas y en las pobres, es ocasión para festejar. Los colores patrios aparecen en la ropa, principalmente de mujeres; en los negocios, hacen negocios con los símbolos y elementos patrios, nos reunimos para buscamos el pozole, las tostadas, los tamales. Y, claro, en la medida que se puede, no nos perdemos los festejos que trasmiten las televisoras.
¡Viva México!
