¡Qué difícil es para la gente cumplir con la ley!
Y es tremendamente difícil para una persona, aparentemente sin problemas físicos o mentales cumplir con ordenamientos básicos: los sitios para personas con discapacidad siempre están ocupados por automóviles que no respetan a los que tienen necesidades diferentes.
Con el pretexto de “no pasa nada”, o de “tengo un discapacitado en casa”, se estacionan y violan un reglamento que amenazó al salir con ser congruente, enérgico y que se haría valer… la realidad es otra.
Dicen que los gerentes y dueños de centros comerciales no quieren que entre Tránsito a sus estacionamientos porque les espantará a los clientes, por la fama que tienen estos elementos. Ellos no ponen remedio y tienen a un enclenque flaco de guardia que, al pedir a la gente que se estacione bien, recibe el clásico y muy victorense saludo: “no sabes con quien te metes”, o un “no molestes, imbécil”, entre otras cosas. Los pobres tienen miedo y además, no tienen autoridad para hacer valer una ley estatal.
Pero, cuando tienes el tiempo para caminar dentro de la ley, y vas al DIF que dirige Katya Salinas de Etienne, te atienden de maravilla y gestionan tu cartón de discapacitado, piensas que estás haciendo bien las cosas y no tendrás problemas... Falso, porque la ley no existe en estos lugares.
Llega cualquier retrógrada a estacionarse, incapaz de caminar 50 o 100 metros para acceder al comercio, y los guardias, por instrucción de sus gerentes, que igual que ellos, no tienen carácter, autoridad ni voluntad, permiten que se viole la ley.
¿Dónde está el estado de derecho?
Y los derechos de los discapacitados, ¿dónde quedaron? No es posible pensar en equidad de género y otras cosas cuando no somos equitativos con quienes realmente requieren de nuestra solidaridad. Estamos peleando por un voto común de bancada en las tribunas legislativas cuando no hacemos valer la ley que apoya a quien está discapacitado.
No es fácil caminar 100 metros con muletas porque un imbécil se estacionó en la puerta, porque tenía calor, o porque su obesa y mediocre humanidad le dijo que así lo hiciera.
Necesitamos, en serio, hacer respetar la ley.
Si este día fuera el informe de nuestro alcalde, aplaudiría las muchas gestiones y obras que nos ha entregado, pero al mismo tiempo le pediría, le exigiría que los tripones y flojos elementos de tránsito se vayan a “tomar el sol” un poco en tiendas de autoservicio y otros lugares, para hacer respetar la ley de protección y apoyo solidario para discapacitados, que existe, pero no se lleva a la práctica.
Urge realmente hacer algo al respecto: no podemos caminar por las calles violando derechos de los demás o ignorando a quienes lo hacen, so pena de sufrir una agresión. Para eso están las leyes, entendemos.
Dese una vuelta por cualquiera de las tiendas del poniente de la ciudad y verá que no es mentira, que hay que hacer mucho en este sentido, y que la ley es ausente de toda lógica natural y congruente.
Enoja, y mucho, ver a una sarta de irreverentes, irrespetuosos y más que no saben que unos metros para caminar, para un cierto tipo y grupo de gente significan la diferencia entre vivir y no hacerlo; no saben lo que es discapacitarse y vivir de esa forma.
Merecen sanciones severas, penas fuertes para que entiendan, y algo les sacuda el cerebro, sus pocas neuronas buenas, y entonces, sepan que la discapacidad mental se cura leyendo y siendo congruente, para entrar a una sociedad que nos abriga a todos pero que hay que respetar sus ordenamientos, sus leyes, sus cosas, pues.
Se lo pedimos, se lo exigimos al gobierno estatal y municipal, a nombre de cientos de discapacitados que sufrimos día a día los abusos de esos prepotentes y carentes de inteligencia, y de cerebro, por supuesto.
Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx