Realmente somos una raza difícil de entender: los seres humanos somos los únicos –y únicas, dirán las feministas- que nos matamos por placer, que acabamos con todas las especies por gusto y además, que acabamos con un maravilloso mundo que nos fue cedido y que estamos a punto de convertir en insalvable, inhabitable, en una basura, pues.
Sin embargo, somos de lo mejor que hay para exigir y protestar: si hay un accidente, exigimos que el gobierno nos indemnice aunque no haya sido culpa de la autoridad, y lo vemos con los recientes casos de contaminación pluvial.
Cierto, la autoridad tiene que ver en que vivamos bien, pero hay que entender que los accidentes se presentan y hay que sortearlos de la manera en que todos participemos, no ser tan demandantes, tan especiales, porque nos sucede que queremos que “papá gobierno” nos de todo lo que falta.
Surge en victoria un nuevo reglamento de tránsito, en el que no estamos de acuerdo en muchas cosas pero tenemos que acatar, nos guste o no, porque vivimos teóricamente, en un estado de derecho. Ejemplos:
No podemos traer vidrios polarizados porque la ley lo impide, pero vehículos oficiales y de seguridad sí los tienen, a lo que surge la pregunta si el sol, el inclemente y fatídico sol ¿solo envía sus peligrosos y mortales rayos ultravioleta a los servidores públicos para que ellos sí se puedan proteger?
El columnista no ha entendido por qué algunos respetamos la ley y no tenemos la mica polarizada y los vehículos oficiales sí: las razones son las mismas: tenemos los mismos riesgos de inseguridad y salud que ellos, y nos parece un abuso el hecho de que éstos puedan pasearse a oscuras en sus vehículos oficiales y particulares.
También, nos parece irracional el conducir sin seguro: la ley lo exige y es garantía para los que afectamos cuando tenemos accidentes. ¿Qué cuesta? Claro que sí, sin embargo, la ley estipula que hay que llevarlo obligadamente. En otros países quien lo no lleva está sujeto a multas inalcanzables, y aquí peleamos porque nos obligan a tener seguro.
Cambie los papeles: que le peguen y el otro conductor tenga la culpa y no tenga dinero ni seguro ¿le parece justo quedarse sin vehículo usted? Es cuando tenemos que pensar bien estas cosas, sin lugar a dudas.
No nos parece que estén los agentes como buitres en los bulevares cazando vehículos que van a más de 50 kilómetros por hora cuando los vehículos oficiales van a más de 90 y no les dicen nada.
No nos parece que se paren vehículos oficiales en segunda, tercera hasta cuarta fila y a los “simples mortales” se les sancione y a ellos no.
Entonces, no hay eso que se llama Justicia Social y que tanto se pregona.
No nos parece justo que vehículos de seguridad no respeten las luces de los semáforos.
Sin embargo, los otros artículos que se refieren al seguro, a la velocidad límite y más, están ahí para cumplirse, para acatarse sin distingos y sin repelar, así de claro.
Muchos consideran que las leyes son absurdas y ahorcan al ciudadano, que los impuestos son altos e injustos, que la autoridad tiene reglamentos que no van acordes a nuestras necesidades.
Estamos de acuerdo, pero vivimos en un estado de derecho –presuntamente- y tenemos que aprender a respetar las leyes correspondientes.
Quien no guste de respetar y todavía presumir que trabaja para el “secretario tal” o para una dependencia determinada, quien no esté acostumbrado a respetar la ley y a los demás, es muy sencillo: que empaque sus cosas y se vaya de Victoria, que compre casa en la Luna, donde seguramente no hay estos reglamentos y asunto arreglado.
Si no puede ir a vivir a la luna, que se adapte y cumpla con TODAS las leyes: así de claro.
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