Miguel González Salum, el tesorero estatal, está buscando los reflectores. Lo hace publicitando que Tamaulipas recibe un incremento en las participaciones federales; que es en promedio del 5% y eso, hay que hacerlo notar, aun con todo y que no concluye el año.
En pocas palabras, que se puede incrementar de aquí a diciembre… a menos, obvio, que la recaudación disminuya.
La noticia es importante para Tamaulipas. Se viven momentos de crisis, el dinero no alcanza y la mejor evidencia es como, el gobierno mismo, recorta uno que otro de sus programas sociales; el mejor ejemplo es el de las becas a los estudiantes de educación elemental, que ya no serán de renovación automática, sino que serán concursadas entre los mejores promedios. La única explicación, entiéndase, que encuentro es que Miguel tenga menos dinero para ese programa.
El federalismo mexicano establece que uno de los mecanismos de coordinación es el fiscal.
A partir de ahí, el Estado hace una recaudación y –de acuerdo a las bases contraídas-, un porcentaje le corresponde a la entidad, por el trabajo de recaudación. Se les llama “participaciones”, porque se participa de los cobros de impuestos federales que hace el gobierno de Egidio Torre Cantú.
Y es resultado, dice Miguel González, de la recaudación realizada. Aquí, entonces, hay que considerar dos situaciones: la conciencia de la población, de los usuarios, que pagan religiosamente sus impuestos; y claro, la actitud de los servidores públicos a cargo de la misma. Conozco al de Victoria, Manuel Martínez Arteaga: un ejemplo de vocación de servicio, atento, cortes y, siempre, con la sonrisa que evidencia un placer por su trabajo.
Esa respuesta que tiene la población a cumplir con el pago de sus impuestos debe responder el gobierno con un buen servicio y mejores obras. En otras palabras, lo que cacarea Miguel González Salum tiene que tener un complemento: de Manuel Rodríguez, anunciando más y mejores obras; de Mónica García González, advirtiendo de que, con mejor infraestructura, las inversiones extranjeras y del país se incrementa, que hay más empleos.
Cuando Miguel hace el anuncio, que sale en la televisión y se reproduce en los periódicos y en la radio, de inmediato un piensa: hay reflectores mediáticos para Miguel. ¿Por qué? La primer respuesta es simple: la necesidad que tiene el gobierno de que el pueblo se entere de lo que sucede con la administración pública… nada mejor que publicitarlo. Hay, sin embargo, otra cuestión que no podemos soslayar: los reflectores políticos.
Miguel fue alcalde de la capital, según las cuentas no lo hizo mal. Antes había sido diputado federal, en pocas palabras: cuenta con una imagen positiva ante el electorado y en más de una ocasión se ha señalado que aparece en las encuestas –un poco debajo de Felipe Garza Narváez-, lo que genera expectativas de que pueda volver a ser candidato, a ser diputado federal en la elección del próximo año.
Lo que hace Miguel Gonzalez Salum, de salir a cacarear que la federación mandara más dinero, es algo que todos los servidores públicos deben hacer: informar a la sociedad cada decisión y acción que realizan, para que haya información disponible, para que la sociedad este, siempre, en posición de opinar y comentar sobre el buen o mal gobierno… en este caso, es bueno, siempre es bueno saber que el gobernante tiene más dinero: puede hacer mas obras.
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