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Sección: Editoriales / Opinión Económica

Memorias petroleras del Ing. Mejía (2 parte)

Por: Jorge Lera Mejía 26/08/2014 | Actualizada a las 09:25h
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La semana pasada me permití presentar las Memorias biográficas de mis abuelos paterno y materno, hoy continuando con las memorias del abuelo materno, me permito publicar la etapa en que mi abuelo inventó, patentó y exploto cinco patentes para producir gasolina al pie de dos pozos concesionados en Tampico Alto (Topila, Veracruz).

Las presentes memorias, son un resumen focalizado de la época en que mi abuelo, Ing. José Guadalupe Mejía López, dedico su ingenio y energía, para desarrollar diversos proyectos, inventos y empresas relacionadas con la industria petrolera nacional, en la región Huasteca cercana a Tampico, Tamaulipas, nuestro lugar de origen.

Durante la Expropiación Petrolera en marzo de 1938 y la partida de los científicos extranjeros y de algunos mexicanos, el país se vio en la necesidad de crear sus propios geotécnicos y científicos. En la Escuela Nacional de Ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México, se habían titulado once ingenieros petroleros de los cuales, cuatro laboraban en las compañías expropiadas y uno en el extranjero; en las empresas trabajaban otros cinco, graduados en Estados Unidos.

La carrera de geólogo estaba recién fundada en la UNAM y apenas iba a egresar la primera generación; la de geofísico no existía en México y en el Instituto Politécnico Nacional ya podía cursarse la de ingeniero petrolero, pero aún no egresaba la primera generación. Se contaba con ingenieros topógrafos, civiles, mecánicos, electricistas y químicos, mas unos cuantos tenían experiencia en la Industria Petrolera.

Dos de los casos más conocidos en la época, eran los de los Ingenieros Ezequiel Ordóñez y J. Guadalupe Mejía, por esas razones, en esta biografía del Ing. Mejía, se resaltarán sus inventos, patentes, actividades de explotación de asfaltos y, de pozos petroleros concesionados en Topila, Ver., con grandes carencias y pese a las dificultades de la época, se señalarán los logros obtenidos, todo ello documentado en archivos históricos, reseñas familiares y publicaciones.

Al formar la compañía petrolera “Eons, S.A.” (con 200 mil pesos de capital social) junto con el Lic. Ramón Díaz, se dedica al desarrollo de asfaltos petroleros en el norte de Veracruz (Panuco). La compañía (1930-1934) recibió contrato con el ayuntamiento de Tampico, para pavimentar las principales calles con el asfalto producido. Al sufrir en Tampico el Ciclón de 1933, se afectó a la empresa al destruirse y derramarse los contenedores del material, cerrando operaciones al año siguiente. En ese tiempo logra la investigación y el desarrollo del proyecto de “asfaltos oxidados” (inventó la fórmula del asfalto oxidado, así como el diseño de los hornos para producirlo). Hoy día continúa aplicándose en el mundo, pero no pudo patentarlo ante la contingencia sufrida. Además en ese tiempo inicia los trabajos de investigación para sus patentes de refinación a base de condensado, filtrado y separación de gas y aceite.

El Ing. Mejía terminó las patentes petroleras en 1937, las presento en la “Oficina de Marcas y Patentes de México” el 14 de mayo 1938 y ante un jurado en Washington, DC el 10 de noviembre 1938, recibiendo un reconocimiento unánime por los integrantes del jurado, siendo registradas por el abogado K. Crowell en la “Oficina de Patentes de los Estados Unidos” el 16 de julio de 1940.

En esa época (18 de marzo de 1938), se daba el hecho histórico de la Expropiación Petrolera, decretada por el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, motivando la salida de nuestro país de las grandes compañías petroleras extranjeras (El Águila y la Standard Oil). Ante esto, un grupo de refinadores de Houston, Texas, le ofrecieron al Ing. Mejía la compra por 5 millones de pesos (un millón de dólares de la época) de sus patentes de refinación de petróleo, al comprobar la alta calidad de gasolina y aceites que producía con sus inventos (alto octanaje, libre de plomo y refinadoras de fácil montaje y traslado).

Sin embargo, el Ing. Mejía por su alto espíritu nacionalista, prefirió ofrecer las patentes al gobierno de Cárdenas en el año de 1939. Siendo hasta el arranque del gobierno del Gral. Manuel Ávila Camacho, el 31 de agosto de 1940, cuando se decide por la Secretaría de Economía Nacional, representada por el Ing. Modesto C. Rolland y por el Jefe del Departamento del Petróleo, Ing. José D. Báez, otorgar en concesión la explotación de 5 pozos petroleros (Nos. T-12, T-17, T-18, T-19 y T-26), ubicados en el Lote “A” de Topila, Municipio de Tampico Alto, Veracruz, para que el Ing. Mejía junto con sus socios Octavio Barocio y Antonio Romero Caballero, probaran las patentes en una planta refinadora piloto que se montó en los terrenos del pozo No. 26.

El fin de la planta refinadora piloto era hacer las pruebas y a la vez demostrar que su invento funcionaba, pues muchos dudaban que fuera posible, para entonces se estaba desperdiciando mucho producto de los pozos abandonados por la Expropiación. Se montó la planta en escala pequeña y con tubos adquiridos al Sr. Apeddole en Tampico. Cuando se consideró lista la instalación se notificó a los representantes del gobierno, a los técnicos y al químico, para que fueran testigos del funcionamiento de la planta. Se veía a todos los presentes muy inquietos y atentos por ver los resultados. La salida del gas provocaba un fuerte e impresionante ruido, se arrancaron los motores y se empezó a formar hielo en las tuberías.

Después de tres o cuatro horas de iniciado el proceso, el Ing. Mejía se acercó a una válvula con un recipiente, la abrió y lo llenó con aquel líquido tan preciado, gasolina. Fueron momentos de asombro, de alegría e innumerables aplausos, abrazos y felicitaciones. Los químicos analizaron el producto y determinaron que tenía un octanaje muy alto, propio para la aeronáutica. Solo faltaba separar las impurezas y partículas propias del proceso.

La planta inició las operaciones regulares funcionando de maravilla llenándose los tanques de almacenamiento que se construyeron para tal fin. Se solicitó a la compañía ferrocarrilera carros tanque para el almacenamiento y transporte del aceite a los puntos de venta en Aguascalientes, San Luis Potosí y Monterrey. Cada día era mayor y mayor la cantidad de carros tanque que se requerían para manejar el producto. Los tanques se llenaban con un sistema de tuberías con codos que se conocen como “garzas”.

Los cinco pozos operaron desde el 13 de septiembre de 1940 hasta diciembre de 1943, extrayendo cerca de 1480 m3 de aceite crudo, mismo que se convirtió en alrededor de 500 mil litros de gasolina (2500 barriles); intereses obscuros ordenaron el sorpresivo desmantelamiento de las vías del ferrocarril, comenzando justamente desde el Paso del Humo.

Ese fue el primer intento de perjudicar al Ing. Mejía al impedirle sacar el aceite y la gasolina por ferrocarril. Se vio en la necesidad de adquirir remolcadores para transportarlo a través del río Panuco en barriles de 200 litros, pero resultaba insuficiente pues no lograban la cantidad que se transportaba por el ferrocarril. Al no haber capacidad suficiente para almacenar y transportar el aceite y la gasolina, se determinó tomar acciones no deseadas derramando los excedentes en presas construidas para ese fin, y quemando el aceite que no era posible lo absorbiera la tierra.

De ahí empezaron a enviar inspectores que aplicaron multa tras multa por el concepto de quemar “bienes de la nación”. Finalmente obtuvieron lo que querían y expropiaron la planta refinadora. La Sra. Soledad Orozco, esposa del Gral. Manuel Ávila Camacho, era prima hermana de la esposa del Ing. Mejía, la cual trató de intervenir a favor de la planta, pero el Ing. Mejía no lo autorizó por su orgullo.

Al retirarse la concesión en junio de 1944, con los ingresos de la liquidación de la planta Topila, el Ing. Mejía adquirió y opero aserraderos en Cd. Ocampo, el Encino y en el Limón, Tamaulipas e instalo una planta de hielo y de paletas. A principios del año 1946 le dio un primer derrame cerebral y falleció en Tampico el 11 de octubre de 1949, un día después del aniversario de matrimonio.

En el libro editado en el año 1940: “México busca un Hombre” de la escritora Concha Villarreal, se habla de la vida del Ing. Mejía, de sus inventos y patentes, y la necesidad de apoyar a hombres como él, para el desarrollo de la industria petrolera (ver copia del libro).

También en el año 1980 mencionaron sobre su vida, el avión que construyó y sus inventos en la “Hora Nacional” (Programa de radio RTC nocturno que transmite el Gobierno Federal). En un museo de Gómez Palacios, se exhiben partes del avión citado. Salió en una Revista llamada “Sucesos de la Época” en 1985. En los archivos históricos de Pemex, se registran las bitácoras de los 5 pozos petroleros de Topila, con datos de producción y operación. En un documento de la Suprema Corte de Justicia de 1945, se cita el caso de retiro de concesión de los pozos y las instalaciones de la planta, argumentando a favor de los socios concesionados para recibir una liquidación por los bienes.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT). Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas. Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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