Los priistas, al igual que los panistas o perredista, saben muy bien que tendrán dos próximas batallas por el poder: el 2015, que será una elección federal (diputados) y la del 2016 en Tamaulipas, en donde se disputaran las alcaldías, las diputaciones y la gubernatura.
Luego entonces, saben de plazos pero también de contextos y circunstancias. Así es como José Parcero López, en su condición de delegado partidista, ya dio la voz de arranque.
Sueños que se acarician en la noche, en la almohada, decía Manuel Cavazos Lerma, cuando se le cuestionaba sobre sus ambiciones de ser gobernador. Incluso, mucho antes de eso, nadie se podía mover, porque si lo hacía, no salía en la foto… y es que, en aquel entonces, al decisión, digamos que final, en algunas circunstancias era del gobernador o del propio Presidente de la Republica: eran los tiempos del centralismo político.
Hoy, con la llegada de Enrique Peña Nieto a la Presidencia, vuelven los tiempos del centralismo, al menos es lo que se observa por cómo se están manejando los asuntos de la política. Sin embargo, es otro contexto: por eso, Parcero López hace notar que van a venir los sondeos, las encuestas, las consultas, porque esos son los factores que les ayudan a elegir a los mejores. Antes, se decía, el medio era una “auscultación”.
Si hacemos caso a los hechos, resulta que hay priistas que no esperaron la voz de arranque. Para nadie es un secreto que Alejandro Guevara Cobos esta, desde hace varios meses, haciendo talacha en El Mante… quiere ser el diputado federal por su tierra y, de ahí, en el próximo año brincar a la gubernatura. Con un perfil más bajo, Felipe Garza Narváez hace lo mismo en la capital: sabe que tiene capital político y lo está engordando, hace algo de ruido…simplemente quiere ser diputado federal.
La llegada de Susana Hernández Flores al liderazgo de la organización de mujeres priista la convierte, automáticamente, en una candidata…No necesariamente en una triunfadora, para serlo tendría contar con el apoyo de su hermano, no solo material, si no en recursos, en logística, en asesoría política-electoral. Y es que, esos que se fijan ya en todo, hacen notar que Humberto Valdez cuando asumió el liderazgo del Movimiento Territorial tuvo mayor capacidad de convocatoria.
Dice Parcero López que los sondeos, las encuestas y las consultas son medio para medir la fuerza, la presencia de un potencial candidato ganador. Aquí la cuestión es que sean validas, reales, que no sean falsificadas o maquilladas… que el triunfador lo sea, precisamente, porque tiene mayores simpatías. Porque la historia dice que unos ganan la candidatura con trampa, pero luego no son capaces de ganar la elección constitucional.
El delegado priista hace una observación: que cada priistas que tiene ganas de ser candidato deber ser conscientes de su peso político, es decir, tienen que saber a ciencia cierta si efectivamente tienen oportunidad de ser un candidato ganador: el engaño o autoengaño se da, a veces, hasta con las mismas encuestas: en tiempos de Manuel Cavazos días antes de la decisión publicaron encuestas… designaron al mejor posicionado y la derrota fue estrepitosa. En Madero sucedió hace tiempo: el perdedor en la encuesta, la impugna, con presiones y chantajes se convierte en el candidato… fue derrotado en toda la línea.
Y un priista probado en las urnas, en cierta medida, no da la certeza del triunfo. Ahí tienen el caso de Álvaro Garza Cantú en Tampico: como había sido un candidato triunfador, un buen alcalde, se pensó que la tenía ganada y lo hicieron nuevamente candidato: perdió, explico: la gente olvido lo que hice por ellos en mi gestión de hace varios años… No es fácil, luego entonces, sacar a un candidato… y más ahora que la mitad tienen que ser mujeres.
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