¡Suben!
Van de entrada algunas preguntas que, salvo mejor respuesta de las autoridades correspondientes, esta vez parecen contestarse solas.
1).- ¿Tiene que haber una explosión que arrase una porción de la zona conurbada al sur de Tamaulipas?
2).- ¿Cuántos muertos más deben haber en la refinería “Francisco I. Madero, después de los 4 fallecimientos que este año se llevan tras el último de los 5 percances vividos ahí?
3).-¿Por qué si había habido varios accidentes ocurridos entre 2012 y 2013 no se ha hecho nada por indagar a fondo y solucionar fallas para evitar los que vendrían después?
4).- ¿O es que acaso todo ese complejo petroquímico es hoy por hoy un campo minado, inviable en cuanto a seguridad industrial toca y peligroso donde quiera que se le vea?
5).- ¿Qué están esperando que la brecha temporal entre accidentes se haga más frecuente de lo que ya es, para entonces empezar a ocuparse?
6).- ¿De verdad son “errores involuntarios” o se les dice así porque alguien sospecha que pueden ser provocados?
7).- ¿Qué significa en realidad Petróleos Mexicanos, aparte de ser una mina de oro para las ambiciones de quienes durante más de dos generaciones se han hecho ricos ahí?
8) ¿No creen que sería bueno irle fincando responsabilidades a las rémoras que subsisten en el sindicato, por su sospechoso silencio?
Iba a cuestionar al empresariado, pero ya hay personas que empiezan a pedir un remedio urgente, so pena de que las condiciones de riesgo afecten venideras inversiones.
Ante esto era inevitable que los políticos oportunistas se asomaran.
Tal es el caso del perredista CUITLÁHUAC ORTEGA, quien pide una investigación a fondo.
Este personaje revela, entre otras cosas, que los desperfectos y sus consecuencias traducidas a percances se deberían a trabajos mal hechos.
Se le puede conceder la razón, o al menos lógica, cuando pide ejercer presión a la Sección 1 del Sindicato de PEMEX para llevar a cabo tres cosas:
1) PREVENIR
2) CAPACITAR
3) REMODELAR
Incluso los atribuye a obras que en su momento se le dieron a empresas extranjeras, como aquella de Corea, que a juzgar por lo visto y sufrido, habría hecho una porquería de trabajo.
Claro está que esas PIFIAS importadas que se debieron enfocar con calidad a configurar y reparar las instalaciones no son del todo culpa de los asiáticos, sino de quien casi lo hace compadres.
Así que entonces la llegada de compañías de ese país a la zona sur del estado agarró parejo y también le pegó su “zape coreano” a la paraestatal.
El golpe descrito entre comillas se hizo famoso por las denuncias laborales contra jefes y supervisores ajenos a México que le pegaban a los mexicanos en la nuca con la palma abierta.
LAS VÍCTIMAS
Lo que más duele en esta ocasión es el fallecimiento de cuatro trabajadores que el pasado viernes 8 de Agosto laboraban en un área inactiva de la planta de “Cóquer” en la refinería.
El flamazo que sobrevino en una de las maniobras causó que uno de ellos aparentemente saliera disparado y muriera por la caída.
Luego, un segundo que presentaba serias heridas a consecuencia de la explosión falleció ese mismo día.
Los dos restantes perecieron al no ser estabilizados clínicamente por sus lesiones.
Estas personas se han identificado como: RENATO CASTILLO, JUAN ANTONIO RUIZ, PABLO CÉLIS LÓPEZ y JOSÉ DE JESÚS FLORES SALAS.
Además de ellos permanecían bajo cuidados médicos en un hospital de la Ciudad de México y del puerto de Tampico los siguientes empleados:
-JUAN CARLOS ALANÍS NÚÑEZ
-MARCO ANTONIO BARRÓN PÉREZ
-CARLOS ALBERTO RUÍZ VÁZQUEZ
-NICOLAS LEURA GARCÍA
-LUIS GERARDO AHUMADA MONREAL
-GABRIEL MARTÍNEZ VILLAGRÁN
COLOFÓN
¡Qué México tan accidentado! ¡Cuando no son turbulencias, son flamazos!
Por su atención, gracias. Por hoy, ¡Bajan! Confesiones, avisos especiales y hasta aplausos a norberto@libertas.com.mx No tengo intermediarios ni acepto asesores.
