Nadie puede negar que ya comenzaron las pre-campañas electorales en forma que no se contabilizan las acciones –y recursos empleados- en forma legal, dado que, oficialmente, los tiempos aún no llegan. El órgano regulador será el Instituto Estatal electoral, amenazado de muerte por las autoridades federales que pretenden centralizar de nueva cuenta el poder en todo, y en el ámbito electoral no ha sido la excepción.
Ya se ha gastado un dinero inútilmente para formar el Instituto Nacional Electoral en un afán de dejar huella donde no se requería: hacía falta ajustar acciones y no nombres, membretes, logotipos y papelería que cuesta mucho dinero. Pero bueno, el caso es que ya inicia el proceso y comienzan a moverse muchos actores que obviamente, quieren alcanzar un premio en forma de curul o alcaldía.
En ese sentido, hemos visto la manera en que se vuelve e amostrar eso que se ha dado en llamar “chapulineo” y que no es más que un grotesco movimiento de los de siempre en pos de cargos que ya tuvieron o quieren tener en su currícula.
Algunos, inocentes, recurren a las redes sociales para tratar de decirnos que son buena opción o que pueden influir en el desarrollo de México; hemos leído comentarios bastante adversos en el sentido de que la gente les reclama el por qué hasta ahora sacan la cabeza, llamándolos “políticos avestruz” y más, por solo reproducir los publicables.
El asunto es que los que sienten que tienen reales posibilidades están ya en la palestra, dispuestos a buscar la nominación para posteriormente ir en pos del voto popular, ese que usted y yo tenemos en nuestra credencial de elector y que, seguramente, dará un reconocimiento a los que lo merecen y un castigo a los que de plano se burlaron de nosotros.
El voto popular… ese gran aliado de los mexicanos.
Y en ese sentido, vemos como en el PAN, por ejemplo, comienzan a tratar de sacar provecho de todo acontecimiento para ubicar a sus piezas clave; deberán, desde nuestra óptica, quitar a esos nombres de siempre, bañados en halos de corrupción y deshonestidad para aspirar a ser competencia, y lograr repetir la hazaña que mucha gente no se explica cómo sucedió, pero que les ha dado muchas posiciones en la entidad, más de las que realmente suponían ellos mismos que merecían siquiera.
El PRD no tiene fuerza ni presencia estatal, por lo que, seguramente, buscarán conservar su registro y nada más.
Otras fuerzas de menor envergadura tendrán la misma ideología sobrevivir para seguir viviendo del presupuesto.
Hemos dejado el PRI al último porque es el partido que localmente ha dominado históricamente, aunque en las últimas “federales” no le haya ido muy bien que digamos, lo que motivó a una serie de cambios en su estructura, que al parecer le están dando resultados.
Al menos, saben que en Rafael González Benavides tienen a una muy buena persona y que se ubica dentro de la sociedad en un sitio preferente, ganado por una trayectoria impecable.
Sus colaboradores deberán entender, todos sin excepción, que están ante la oportunidad de recuperar una plaza tricolor por naturaleza, y que no se permitirán los errores del pasado.
Hoy, el PRI, tiene en sus manos una muy buena oportunidad con la incorporación de gente joven, talentosa, pero que debe sacudirse las viejas costumbres que tanto daño han hecho en el pasado.
Deben ser críticos consigo mismos y adaptar los cambios en sus estrategias que nos ofrecerán dentro de pocos meses, con la idea única de entregar buenas cuentas. Es, sin pensarlo dos veces, la opción que en base a lo que hemos visto en los últimos meses, tiene la oportunidad de levantarse con los resultados ara ellos, pero tendrán que hacer un importante y muy intenso trabajo electoral, que ya han iniciado y tendrán que redoblar al regresar de vacaciones, es decir, a la brevedad posible.
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