Los huertos escolares están surgiendo en todo el mundo
En uno de los textos de la FAO referentes a la situación de pobreza alimentaria, me encontré las siguientes líneas: “los primeros 1.000 días son una ventana crítica en el desarrollo de un niño, pero no nos olvidemos de este niño en el día de 1001'' los programas de nutrición escolares ayudan a hacer frente a la brecha de 1.001 días”
Hoy en día, las percepciones de los huertos escolares están cambiando en respuesta a las necesidades cada vez más urgentes para otorgar una mayor seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente, los medios de vida más seguros y una mejor nutrición. Los huertos escolares tienen nuevos funciones múltiples que pueden y deben desempeñar.
Algunos papeles que están ganando importancia en la estructura de implementación de huertos escolares son la promoción de la buena alimentación, el desarrollo de habilidades para la vida y la conciencia ambiental. La creencia es que esta actividad puede convertirse en un campo de semillas para la salud y la seguridad de una nación; esta idea cuenta con el respaldo, en otras latitudes, de la experiencia y la investigación. Las preguntas son: ¿cuánto se puede lograr, y cuál es la mejor manera de ir sobre esta actividad?
El cultivo de alimentos es una herramienta para comer mejor. Es importante que al implementar la práctica de un huerto escolar/familiar de traspatio se tengan en cuenta ciertas recomendaciones, como las que emite la FAO: Al diseñar un huerto, planificar lo que se sembrara de acuerdo a los hábitos de consumo familiares.
Hacer del huerto y su producción una fuente de verduras/hortalizas que ayuden a mejorar sus comidas ya existentes; Si se trata de introducir verduras u hortalizas que no están acostumbradas a consumir podría fracasar el huerto
Comience con lo básico: Lechuga, Acelga, Nopales, Chile, Tomate, Cebolla, productos de consumo normal en cualquier mesa y utilizados en múltiples opciones alimenticias
Involucren a los niños en las labores del huerto familiar; Si en su escuela les enseñan a sembrar ayúdenlos a hacer un huerto en casa; Su autoestima se elevara por los cielos al saberse parte de los proveedores de alimentos de la familia.
Acudan a las pláticas nutricionales o soliciten que se les instruya en nuevas y variadas formas de incluir los productos del huerto en la dieta.
Una práctica constante de siembra y cosecha en un huerto escolar/familiar hará de la siguiente generación una población acostumbrada a trabajar para generar su propia comida, satisfacer sus necesidades básicas y deberá generar una mayor riqueza y una menor dependencia de los programas económicos y alimentarios de apoyo a las sociedades marginadas.
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