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Sección: Editoriales / Hablemos del Campo

Un proyecto que deje huella

Por: Alejandro Margaín 28/07/2014 | Actualizada a las 19:44h
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Constantemente leo en periódicos de circulación nacional, regional y local, así como escucho en algunas emisiones radiales los esfuerzos que emprenden los tres niveles de gobiernos en distintas partes del País para tratar de acabar con el problema grave de la carencia alimenticia que sufre buena parte de la población mexicana. Circulando por carreteras nacionales leo en espectaculares lo mismo las aportaciones que hace La Cruzada contra el Hambre, El PESA o el esfuerzo individual que realiza un gobierno estatal o municipal por tratar de subsanar esa miseria alimenticia que se padece.

Inclusive la iniciativa privada aporta su grano de arena; ONGs cuentan con despensas a bajos precios, comedores comunitarios soportados por tiendas de autoservicios o empresarios que aportan recursos económicos para ofrecer al menos una comida diaria a pobladores de este México nuestro, tan desprotegidos.

Muy loables estos esfuerzos porque definitivamente en algo ayudan a paliar el hambre de quienes lo necesitan, esas personas que por falta de educación, recursos económicos, técnicos y humanos, no son capaces de generar un mejor ingreso que les ayude a solventar sus necesidades básicas de alimentación, educación y vivienda, condenándolos a vivir dentro de un circulo vicioso, donde se vuelven dependientes continuos y constantes de las dadivas económicas, insuficientes por cierto; de las despensas mensuales, raquíticas e incompletas nutricionalmente hablando y no hay ni habrá recurso económico suficiente para llevarles las condiciones alimenticias necesarias para sacarlos de esa atonía mental y física que el hambre produce y que deja una huella indeleble en quien la sufre.

Es ahí donde surge la pregunta y retomo el dicho escrito en mi columna anterior: ¿Por qué no enseñarles a producir, capacitarlos y darles las herramientas básicas necesarias para tratar de que generen parte de sus alimento diario en base a trabajo propio?; ¿Por qué no enseñarles a pescar, para que el día de mañana dejes de llevarles el pescado diario? En una sociedad mal educada, acostumbrada a estirar la mano para recibir la despensa, el apoyo económico, la comida insuficiente, es necesario romper ese paradigma, ese bloqueo mental y hacerles ver y darles las herramientas para que forjen una mejora en sus condiciones de vida.

En la medida en que esa sociedad se vuelva menos dependiente tendrá mejores oportunidades físicas, educativas, laborales, porque tendrá la capacidad mental de saber que es capaz de obtener parte de su alimento en base a su esfuerzo personal. Eso conllevara también una mejora en su autoestima, en su entorno social y familiar, porque un estomago lleno y bien nutrido es un estomago más feliz, mas dispuesto a trabajar, a educarse y  porque no, mas dispuesto a seguir y reconocer a quien le ha enseñado y le ha dado las herramientas, pero sobre todo, le ha dado la confianza para creer en él y en su capacidad de producir parte de sus satisfactores alimenticios. La Autoridad que genere un proyecto que deje de tratar a los beneficiarios como niños, incapaces de valerse por sí mismos; Una Autoridad que los capacite y les muestre que son capaces de generar parte de su alimento por ellos mismos, será una autoridad que trascienda, que deje huella y que se le reconozca por su labor.

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Alejandro Margaín:

Egresado como Ingeniero Agrónomo Zootecnista en Diciembre de 1983, Facultad de Agronomía, Universidad Autónoma de Tamaulipas

Egresado de la Maestría en Producción Animal Tropical en Agosto de 1987, División de Estudios de Postgrado, Universidad Autónoma de Tamaulipas
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