En Tula están mis raíces maternas. Así que, cada vez que se puede, imposible evitar el viaje. Así, poco a poco, he ido conociendo su geografía, sus cosas mágicas, y la nobleza de su gente. Una oportunidad, magnifica, fue la feria: estuve sábado y domingo, oportunidad magnífica para ser testigo, de como Alejandro Etienne –el alcalde capitalino-, se placea, se gana el saludo y afecto de la población.
Debió darle envidia a Juan Andrés Díaz Cruz, el alcalde tulteco. Y es que Alejandro llego el sábado temprano, acompañado de Katia Salinas, disfruto y compartió momentos con los tultecos. Fue a la pirámide cuitzillo y estuvo en el evento de la Flor del Campo, esa que organiza Juan Báez para emocionar a chicos y grandes, y para que se olviden de las penurias que sufren los campesinos.
Victoria fue el municipio anfitrión. Por eso fue posible disfrutar la música romántica de la Rondalla de Hospital General como la deliciosa voz de Hada Verónica, entre otros. Alejandro y Katia, bien encuerados, acompañaron a Juan Andrés a un recorrido por los stands. Observaron artesanías, saludaron a la gente y, claro, hasta se tomaron fotografías con más de uno. Se noto, si, la emoción de saludar a la pareja Etienne- Salinas.
Y el domingo, bien puesta, la camisa vaquera. Alejandro participo en parte de la emotiva cabalgata por los 397 años de fundación de Tula. Fue impresionante ver a decenas de caballos que, con su jinete, recorrieron desde el Ejido El Boludo hasta los terrenos de la feria, con una parada en Celso Huerta, para descansar y consumir los alimentos del día.
Juan Andrés Díaz Cruz, el alcalde tulteco, mostro en todo momento que la presencia de Alejandro Etienne era un síntoma de estar viviendo la coyuntura de compartir espacios, escenarios. Y es que, nunca lo ha dicho, pero se percibe que Alejandro está desarrollando una estrategia para placearse por todo Tamaulipas, con tal de acrecentar su poder político, su presencia en el ánimo de la gente.
Se cree que Alejandro es uno de los favoritos, una especie de delfín, rumbo a las elecciones del 2016: que en su mira esta puesta la gubernatura. Y para eso trabaja, va a uno y otro municipio, el pretexto es lo de menos, lo que importa es estar presente. Se logra el cometido, al menos, así sucedió en Tula, el pueblo mágico que con su magia se está preparando para cumplir dentro de poco los 400 años de fundada: y puede ser, Alejandro, el que inaugure dichos eventos en otra condición.
Tula le abrió las puertas, los brazos, al alcalde victorense y este –con esa visión de político ya con experiencia-, transforma la oportunidad en coyuntura para darse a conocer. Y fue, además, una oportunidad para observar como Katia Salinas, su esposa, tiene ese don de gente que caracteriza a la mujer que conoce de emociones, que tiene sentimientos, que entiende a su gente, a la gente del pueblo.
Juan Andrés no se puede quejar: las fiestas del 397 aniversario del pueblo que gobierna fueron exitosas. El pueblo vivió una experiencia de alegría, de convivencia, de saber que son parte de una magia de un pueblo que ahí está, esperando a unos y otros para mostrarle cuan alegre, tranquilos y soñadores, de que ahí no es que el tiempo se haya detenido, es que contiene y perdura la fe, la esperanza, de un vida mejor.
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