Esta semana se dio a conocer el nuevo reglamento de Tránsito para victoria, con el que, a decir verdad, no estamos de acuerdo en muchas cosas.
En primera instancia, somos de la idea de que las presiones han permitido al Cabildo ser suave, laxo, benevolente con quien maneja en estado de ebriedad, y en lugar de incrementar la multa por manejar arriesgando la vida de terceros, han decidido minimizar las multas y permitir que haya más borrachos al volante.
En lo personal, si existe un medio para hacerlo, quisiéramos impugnar esa decisión ante las autoridades municipales y exigir que un tipo que maneja abrió, previo chequeo legal y sin abusos, al menos pague 500 días de salario mínimo y sea objeto de arresto, por lo menos, de 72 horas. Es un peligro social del que ninguna autoridad quiere encargarse.
Sobre los cambios, suponemos que son mínimos, pero hace ya mucho tiempo que no vemos agentes de tránsito, y siguen proliferando las personas que manejan celular en mano, niño en brazos o ambos, y a ellos, por ser pertenecientes a una clase socio-económica aceptable, ni se les molesta.
El problema es que este asunto se visualiza en todos los ámbitos: cada vez hay más gente manejando y hablando por celular. ¿Dónde está la energía y la autoridad?
Y también somos de la idea de que se debe prohibir TERMINANTEMENTE el que se circule con placas vencidas, sin placas, con placas americanas y lo que sea parecido, es decir, que todo mundo circule conforme marca la ley.
De otra forma, los cambios que se hagan resultaran infructuosos, vanos, inútiles, por decirlo con todas sus letras.
El Cabildo de Victoria ha tenido un lapso de tiempo en el que han trabajado muy intensamente y a favor de todos nosotros, pero en materia de transito, todos sabemos que no ha habido la mano dura que se requiere.
Abundamos los ilegales y los que hablamos y manejamos, los que nos paramos en doble, tercera y hasta cuarta fila, tanto fuera de las escuelas como en las calles de mayor confluencia vial. No hay orden y nadie parece tener la fórmula para que exista y podamos circular sin los peligros que hay.
Dice la ley que debemos contar con un seguro de daños a terceros y es lo que menos se presenta: cuando tenemos un accidente vienen los problemas porque no hay liquidez para enfrentar los daños ocasionados por nuestra imprudencia, por ir mensajeando, hablando o cargando al niño o niña –para que no se enojen l@s de la equidad de género- sin importar si pasamos por luz ámbar, verde o roja: es igual, porque de cualquier forma nadie nos mete en cintura.
Somos enemigos de los abusos policiales, de los abusos de agentes de tránsito, sin embargo, hemos de entender que para que haya una adecuada convivencia tiene que haber, necesariamente, leyes y respeto a éstas.
De lo contrario, no sirve de nada la autoridad.
Contamos con un buen cuerpo edilicio, tenemos un alcalde que tiene un amplio conocimiento de nuestras necesidades, pero necesitamos, en materia de vialidad, poner orden, exigir a la autoridad que nos meta en cintura, cumplir y ante todo: cumplir. Así de claro.
Y si se puede exhortar a los convoys de elementos de seguridad que transitan por nuestras calles, pedirles que respeten los señalamientos viales y a la ciudadanía, sería todavía mucho mejor.
Tamaulipas merece un buen cuerpo de seguridad, Victoria también tiene derecho a saberse protegida y a tener confianza en cada uno de los que manejan una patrulla o motocicleta, lo requerimos. Nos urge, a decir verdad.
Suponemos que aún es tiempo de enmendar estas fallas –desde nuestro punto de vista- y no aflojar: mano dura para quien maneja alcoholizado, que es fundamental: eso seguramente repercutiría en la baja de accidentes y actos en los que muchos conciudadanos pierden la vida.
Esperamos sea aún tiempo. Hacemos la petición oficial al Cabildo de nuestra amada capital cueruda.
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